Las Cenizas De Loda.

Las Cenizas de Loda por Andrew Garve.

Encontrar misterios tan profundos después de un largo tiempo desde que fue la Segunda Guerra Mundial es una cosa bastante extraña, aunque seguramente hay mucho que desenterrar. Así le tocó a Lord Quaninton inglés que residía en Rusia debido al periodismo que se había vuelto su vida entera, tenía poquísimas vacaciones y en una de ellas, tuvo la extraña fortuna de conocer a Marya la mujer de la que pronto se enamoraría, trascurrió muy poco tiempo para que Tim, ese era el nombre de Lord Quaninton, le propusiera matrimonio a Marya que por supuesto dijo que sí, pero el misterio no se haya precisamente en ese arreglo amoroso si no en el padre de la prometida, que guardaba secretos que ni siquiera su hija podría imaginar.

Resulta que al principio todo parecía normal para Lord Quaninton cuando conoció a Raczinski, el padre de Marya, que le había contado que había estado en los campos de concentración de Polonia, de donde había logrado escapar con una herida de bala en la pierna, cosa que ahora le surgía efecto ya que cojeaba del lado izquierdo. A Tim le pareció otro caso más de los sobrevivientes del holocausto, aunque le impresionó hallarse tan cerca de uno de manera tan aleatoria.

Un día se hallaba en la biblioteca de Londres cuando le entró la curiosidad de ver los archivos de los periódicos viejísimos que se guardaban ahí, decidió dar una ojeada y luego quiso nunca haberlo hecho. Descubrió que el padre de Marya, Raczinski había estado no precisamente en un campo de concentración en Praga como hombre a quien le habían quitado su libertad, si no más bien se hallaba como jefe de uno, ¡¿Quéeee?! ¿Cómo que cuidando uno?, me sorprendí muchísimo cuando leí eso, la verdad, el tipo se veía bastante agradable en la lectura, pero continuemos…

Tim odio sentirse en tan grande encrucijada, pues su instinto periodístico le decía que debía desenterrar los secretos de la mentira de Raczinski, más temía que descubriera algo que le hiciera perder a su adorada Marya.

El instinto periodístico venció finalmente y justo cuando era tiempo de regresar a Rusia habló con su jefe para pedirle que le diera algún caso en la que Raczinski había dicho que era su pueblo natal Lvov un pequeño pueblo de la antigua y desaparecida Prusia, su jefe no se negó y le cedió el permiso para proseguir en su camino hacia la verdad.

Conforme las cosas fueron avanzando cada vez todo lo que había dicho Raczinski se contradecía y Tim perdía la fe en que su futuro suegro fuera un sobreviviente del Holocausto, siguió avanzando hasta que llego a un pueblo del norte de Rusia, un amigo le había prestado un pesado abrigo de piel ya que las temperatura en aquel lugar descendían bastante, y así se fue Tim a investigar, no sin antes a ver entrevistado a algunos cuantos que también aparecían en aquella publicación en el periódico llamada “Crímenes de guerra” así pasó a usar desde el alcohol hasta el dinero para sacar la información que requería, aunque había filtraciones que el ni siquiera se imaginaba.

En fin, Tim fue a aquel pueblo en donde se vio inmerso en un frío polar, y decidió ir por todo. Así conoció a un señor fornido que lo iba a llevar hasta un lugar en donde continuaría su camino, Tim también tenía que hacer una investigación sobre los graneros rusos y como se conservaban en el invierno.

En uno de esos días iban en una camioneta sobre el frío de la noche, cuando de pronto ésta falló y todos (eran tres) sintieron la desesperanza de que esa era su última noche, más no fue así, encontraron una cabaña del ejército a pocos metros de ahí y maravillosamente estaba provista de todo lo necesario para pasar la fría noche, sólo había un inconveniente, el baño estaba lejísimos.

Tim tenía que ir al baño, temía perderse, pero confío en que se guiaría por la luz que despedía la cabaña a través de las ventanas.

Y así Tim emprendió su camino al baño en la helada noche del ártico, contando con que tendría una guía de regreso.

No fue así, Tim fue al baño más de regreso la luz de la cabaña se había extinguido, Tim sabía que no podía quedarse en la tundra fría y obscura. Se congelaría y también podría quedar al alcance de los osos polares que realmente eran mortales. Actuó rápido y busco algo que hacer, se puso a caminar en círculos para no perder el calor, más sabía que eso no tendría efecto en toda la noche, trato de buscar la cabaña, más pronto se dio cuenta de que era en vano, no había esperanza.

Tropezó con algo, un tubo enorme de PSV y encontró su gran alivio, por suerte traía el abrigo que su amigo le había prestado y en una de las

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