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Tp Cenizas


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2014  •  2.347 Palabras (10 Páginas)  •  310 Visitas

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Introducción

En el presente trabajo se realizara un análisis de la película “Cenizas del Paraíso” de Marcelo Piñeyro. Los temas abordados corresponden a los trabajados en las clases de la materia Psicopatología Psicoanalítica. Dicho análisis se centrará en el personaje de Ana Muro, sobre quien inferiremos un supuesto cuadro psicológico basándonos especialmente en las fijaciones de las fases de predominio pulsional, en la tramitación de los Complejos y en las defensas relacionadas.

Sinopsis de la película

La película se desarrolla en torno a una familia argentina de origen griego compuesta por cuatro hombres, el juez Costa Makantasis (Héctor Alterio), y sus hijos: Nicolás (Daniel Kuzniecka), Pablo (Leonardo Sbaraglia) y Alejandro (Nicolás Abeles). Recientemente, se encontraba viviendo con ellos la novia de Alejandro, Ana Muro quien también era la hija de un poderoso empresario que estaba siendo investigado por el juez Makantasis.

El día 17 del diciembre mueren tanto el juez Makantasis, en un sospechoso suicidio tras lanzarse desde la terraza del Palacio de Justicia, y Ana Muro, quien muere apuñalada. El cuerpo de Ana atravesado por exactamente 15 puñaladas, se encuentra en el baúl del auto de Pablo, en la casa de los Makantasis. Desde este punto, la labor de la jueza Teller, encargada del caso, comienza. Cada uno de los hijos del juez se culpa intensamente a sí mismo del crimen de Ana Muro mencionando que actuaron en soledad, por lo que la jueza deberá encargarse de desarmar la trama de los Makantasis y de descubrir la conexión entre ambas muertes.

La película se muestra en un formato no lineal, es decir, va y viene entre la perspectiva de la historia de cada uno de los personajes implicados en el crimen (inclusive Ana), y la realidad acompañada de la labor constante de la Jueza Beatriz Teller.

Desarrollo

Consideramos que se trata de una joven de estructura neurótica pero que a su vez está combinada con histeria. A continuación daremos a conocer nuestra justificación mencionando los conceptos que hemos podido ir articulando al respecto. No obstante, en un principio hemos decidido hacer una breve mención de la sexualidad en relación a la infancia específica de las niñas, ya que esto es de crucial importancia para el posterior desarrollo de dicha patología.

“Si bien se pueden encontrar rasgos de carácter que también son transaccionales: en el caso de la histeria, elorescencia afectiva, estilo lirico, histrionismo, tomar solo este nivel como nivel diagnostico es equivoco sino se corrobora con la escucha de la problemática edipica y el sufrimiento identificatorio como angustia de castración o miedo a no ser amado eróticamente.” (Lucioni, 2001, p. 5.)

Siguiendo la teoría de la autora antes citada tomamos el siguiente concepto: “La madre es nuestra primera piel, sus brazos y su pecho son la herramienta con la que contamos para inscribir nuestro cuerpo mentalmente, como Yo, como sentimiento de sí.” (Lucioni, 2001, p. 6.) Sin embargo, al tratarse de una niña, dicha figura será reemplazada por la del padre como resultado de una herida narcisista durante la etapa fálica al descubrir la superioridad del pene en relación al clítoris.

La niña debe rendirse a competir con el género opuesto, por lo que se debilita el vínculo hacia la figura materna. Esto le genera envidia por la cual experimenta un sentimiento de inferioridad que durante su vida prevalecerá en forma de celos. De esta forma, una vez descubierta la diferencia anatómica de los sexos, la niña se dirigirá hacia la femineidad, apartándose de la masculinidad.

“La histeria lleva hacia la castración y el Edipo deseos pasivo-receptivos orales, la idealización como un rasgo de las aspiraciones amorosas fusionales persistentes y probablemente una herida arcaica en el Yo, que no ha impedido su síntesis, pero que torna intolerable a la Castración y dificulta su sobreinvestidura como identidad femenina definida positivamente.”(Lucioni, 2001, p. 1.)

La neurosis se origina por un desorden de la vida sexual presente o un hecho relevante del pasado. Es decir, surge de una conflictiva yo-ello que involucra una represión deficiente que perturba la realidad, de la que el yo –al depender de ella-, se aparta ignorándola mediante un intento de fuga.

Así, frente a un impulso que el yo percibe como amenazador -es decir, que puede llegar a generar una situación de peligro-, emite angustia señal y opta por reprimir. Como resultado se generarán síntomas o una formación reactiva. Ahora, la lucha del yo será contra dichas representaciones sustitutivas.

“En el caso de los neuróticos hay una intensidad excesiva de fijaciones a los complejos articulados de Edipo y Castración, a pesar de haber naufragado en gran parte éste último, estableciendo a la represión primaria como guardiana de una divisoria entre instancias”. (Lucioni, 2001, p. 2.)

Partiendo desde la teoria de Freud (1915) consideramos fijaciones a los sistemas lectores que decodifican vivencias post-edipicas, actuales de la persona. Al tratarse de una joven neurótico-histérica, sus fijaciones han ocurrido tanto en la fase de predominio pulsional denominada oral primaria, como así también en la etapa fálico genital. Siendo en este último período donde se dan con mayor intensidad.

“Es pues el Yo el que se ve conmovido en todo su sistema por el posicionamiento identificatorio que terminará siendo la identidad de género, pero también por otra crisis tanto objetal como narcisista: deberá abandonar el amor pulsional infantil dirigido prevalentemente al progenitor del sexo opuesto y la agresividad competitiva destinada hacia el progenitor del mismo sexo, tendencias que definen al Complejo de Edipo directo o heterosexual.” (Lucioni, 2001, p. 3.)

Al respecto, cabe mencionar que en el caso de Ana, dicho momento se dio cuando al separarse sus padres, la madre la abandona. Esto claramente se observa en el relato que le da al respecto a Alejandro cuando le pregunta por sus temores:

“Ana: A las cucarachas, a las ratas, a los reptiles…

Alejandro: Ana, miedos de verdad.

Ana: Mi papá estaba al lado de mi cama, esperando que me despertara y me dijo que mi mamá se iba y que tenía que elegir con quien quería vivir. Ella estaba parada en la puerta con esos anteojos de espejo que yo odiaba. Parecía apurada, yo abracé a papá, creo que para despedirme y la vi retroceder y darse vuelta. La oí hasta que cerró la puerta de la casa. Y papá me dijo: Por fin estamos

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