Lo Existencial En El Hombre De Carne Y Hueso
manyspens22 de Junio de 2014
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El existencialismo de Unamuno, es resultado de la necesidad de conformar una concepción de unidad total del mundo y de la vida, fecundada por un sentimiento íntimo y hasta una acción. Esto es, que a partir de la perspectiva de los sentimientos, se logra comprender la vida.
Miguel de Unamuno, acepta la contradicción entre la razón y la existencia, pero recela a la razón, por considerarla incapaz de incluir los sentimientos y los misterios que atañen a la inmortalidad, la muerte y la vida.
Unamuno refuta al intelectualismo, por no poder nunca llegar a llenar la vida humana concreta, por carecer de la esencia de lo humano. Y la oposición de la razón con la existencia del hombre concreto, surge el sentimiento trágico de la vida. Donde el que existe debe mantener una constante pugna contra la despersonalización
El sentimiento trágico de la vida, se observa en la profunda contradicción de que para la razón es absurda la aspiración a la inmortalidad, pero es la voluntad, y la esperanza de que la muerte no consuma el cuerpo y el alma, lo que disputa por mantenerse en el interior.
Además, en un mundo donde prepondera la impersonalidad, la masividad, lo técnico y lo económico, producto del desarrollo tecnológico, es en donde “el hombre debe ser” en conjunto con “lo que quiere ser”.
La existencia, el de cada uno, el de “mi existencia”, se dilucida a lo largo del tiempo de la vida. No es algo instantáneo, sino que se concretiza como hombre, en las decisiones que toma a través del tiempo.
Miguel de Unamuno dice: “y lo que determina a un hombre, lo que le hace un hombre, uno y no otro, el que es y no el que no es, es un principio de unidad y un principio de continuidad. Un principio de unidad primero, en el espacio, merced al cuerpo, y luego en la acción y en el propósito. Cuando andamos, no va un pie hacia adelante, el otro hacia atrás: ni cuando miramos mira un ojo al Norte y el otro al Sur, como estemos sanos. En cada momento de nuestra vida tenemos un propósito, y a él conspira la sinergia de nuestras acciones. Aunque al momento siguiente cambiemos de propósito. Y es en cierto sentido un hombre tanto más hombre, cuanto más unitaria sea su acción. Hay quien en su vida toda no persigue sino un solo propósito, sea el que fuere.”
Según Unamuno, no se filosofa, a través de la razón, sino con el hombre de carne y hueso, el hombre concreto, que lo hace mediante su voluntad y sus sentimientos trágicos de la vida.
Los sentimientos del hombre concreto, se basa en la necesidad de supervivencia y la aspiración de la inmortalidad. Este hombre de carne y hueso, nace y sufre, y en sus ansias de inmortalidad, termina en su muerte.
Plantea que es necesario ser consciente de sí, que es la base fundamental para el hombre de carne y hueso, del hombre concreto, porque sólo es capaz de serlo si las personas son conscientes. Este conocimiento de sí, da a lugar a sentirse diferente al resto, por la exposición a los propios límites. Pero la congoja, el sufrimiento también lleva al consolación
Según Juan Vayá: “ […] el dolor nos dice más radicalmente que existimos nosotros y que existen aquellos que amamos, que existe el mundo en que vivimos. Pero, también, en este dolor angustioso, en esta angustia, al alcanzar la consciencia de nuestro límite existencial, se nos presentan las cosas tal como son, en su nuda y auténtica presencia. Por esto, esta angustia no es ya, para Unamuno, nada ‘ofuscador’ –como el miedo- sino algo, como hemos visto, ‘clarificador’ de la verdad de la existencia.
El sufrimiento, el dolor, la congoja, también nos lleva a la consolación y a la esperanza de la vida de inmortalidad.
La dialéctica unamuniana no sólo se observa en sus obras, sino que también es una convicción de vida, donde transmite de forma didáctica a través del diálogo en sus libros,
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