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Los Problemas De La Filosofia


Enviado por   •  22 de Octubre de 2013  •  2.487 Palabras (10 Páginas)  •  361 Visitas

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Los problemas de la filosofía. Bertrand Russell

Capítulo I. Apariencia y realidad.

Russell comienza preguntando a sus lectores: “¿Existe algún conocimiento en el mundo que pueda ser tan cierto que ningún hombre razonable pueda dudar de él?”

En este capítulo inicial, describe una escena: "Ahora estoy sentado en una silla, enfrente de una mesa que tiene cierta forma, sobre la que veo hojas de papel escritas." Todos estos "hechos" son fácilmente cuestionables. Russell intenta averiguar cómo el conocimiento de esto es posible.

Se centra en un ejemplo: la mesa que está frente a él. Considera que al sentido de la vista, tiene un único color. Para el tacto debe ser lisa, fría y dura y en cuanto al sonido que emite la madera, es siempre el mismo. Sin embargo, el color de esta es variable y tiene diferentes formas (regular, oblonga…) dependiendo del punto de vista desde el cual sea observada. La aparición de muchos colores contradice nuestra suposición. Y si analizamos con un microscopio la estructura de la mesa, nos daremos cuenta que realmente no es tan lisa como pensábamos, y que el sonido que emita la madera dependerá del objeto con el que entre en contacto.

Ya que parece claro que no hay dos personas que puedan compartir un punto de vista idéntico, Russell registra una duda en cuanto a si un color real de la mesa existe. Establece que cuando nos referimos al color de un objeto, en realidad nos referimos a algo que se percibe desde la perspectiva habitual de observador. Sin embargo, afirma que no hay ninguna razón para suponer que la perspectiva habitual, se deba considerar real. Por lo tanto, las sensaciones no se fijan por una realidad, sino por lo que aparentan ser y esto depende del punto de vista desde el que se observen. Estas observaciones hacen que Russell establezca la diferencia entre apariencia y realidad, entre lo que las cosas parecen ser y lo que son.

La realidad de la mesa (si existe o no), depende de las informaciones sensoriales, que no es lo mismo que “sensaciones”. Las informaciones sensoriales es todo aquello que percibimos a través de los sentidos (dureza, textura, sonido..) y la sensación “es aquella experiencia que obtenemos cuando nos damos cuenta de estas cosas.” La sensación no revela directamente la realidad de un objeto como la mesa, porque esta dependerá de la persona (no todos tenemos las mismas sensaciones). Por tanto, la realidad de la mesa no está disponible a través de los sentidos, Russell se pregunta cómo podemos saber que existe una mesa real y qué tipo de certeza que podemos tener.

El siguiente problema que se plantea es comprender cómo la mesa real, si la hay, se refiere a nuestra información sensorial. La primera pregunta que se plantea es "¿existe una mesa real?” y si es así, “¿qué tipo de objeto puede ser?" Teniendo en cuenta que se conoce como mesa un objeto físico, esto conllevaría a que se le denominase “materia”. Y ahora la cuestión de Russell es “¿existe la materia?” y "si es así, “¿cuál es su naturaleza?" Russell considera una posible respuesta la idea que sustentaba el filósofo Berkeley, que los objetos físicos no existen, son solo pensamientos, productos mentales y por tanto, que la materia no existe. Sin embargo, los argumentos de Berkeley ofrecen una visión filosófica más extrema, que va más allá de la realidad del hombre, considera la mesa “real” como una idea en la mente de Dios.

En este punto, Russell aporta una importante distinción entre los significados de la palabra "materia". La materia es algo opuesto a la mente, algo que ocupa un espacio en el mundo. Berkeley niega este sentido de la materia. Berkeley cree que hay algo que persiste cuando cerramos los ojos o salimos de una habitación. Sin embargo, cree que esta “existencia” depende de una mente. Pero esta existencia no depende de nosotros si no de la mente de Dios. Otro filósofo, Leibniz sostuvo que los objetos físicos del mundo sólo dependen de ser observado por alguna entidad, no necesariamente de Dios.

La opinión de Berkeley de que no hay "nada aceptable como real, salvo mentes y sus ideas" y la de Leibniz que creía que “lo que aparenta ser materia es realmente un conjunto de más o menos mentes rudimentarias” son sólo un ejemplo de idealismo, negaban la materia porque se contraponía a la mente.

Russell concluye diciendo que lo único que sabemos sobre la mesa es que no es lo que parece ser, que las posibilidades que establece la ciencia, Berkeley y Leibniz nos infieren a cuestionarnos si la mesa existe o no del todo. Nos plantea dudas.

“La filosofía, si no puede responder a todas las preguntas que nosotros deseáramos, tiene al menos el poder de hacer las preguntas que incrementan nuestro interés por el mundo.”

Capítulo II. La existencia de la materia.

En este siguiente capítulo, Russell aborda una importante cuestión sobre la materia. Él se dispone a decidir si podemos estar seguros de que la materia existe o si hay que admitir que la materia es algo imaginado. El criterio que sigue es asegurándose de la existencia independiente de los objetos físicos. El objetivo ahora es establecer que la mesa existe independientemente de nuestra percepción de ella, que si nos alejamos de ella, la mesa aún está allí.

Inicialmente, Russell nos recuerda que mientras estamos dudando de la existencia física de un objeto, no estamos dudando de la información sensorial que nos hizo pensar que había una mesa. Russell sostiene que no se puede demostrar que no estamos soñando, que es posible que nos encontremos solos en un desierto y que todo lo que nos rodea incluidas las personas y sus mentes, son producto de nuestra imaginación, pero también sostiene que no hay razón para suponer que esto sea cierto.

Llegado a este punto, el autor hace referencia a la Duda Metódica propuesta por Descartes. Este no creía en nada que no fuera claro. Se imaginó la posibilidad de una realidad desordenada, engañosa. Descartes considera la posible existencia de un demonio tramposo ya que no había nada que pudiera demostrar lo contrario, pero también propone que este puede también no existir. Sin embargo, Descartes consideró que no podía darse el caso de que él mismo no existiera, porque si él no existía, entonces no podía ser engañado por un demonio. Dado que dudaba, necesariamente existía. Russell extrae el concepto de que "las cosas subjetivas son las más seguras."

La idea de experiencia pública frente a experiencia privada es otro aspecto al que hace mención el autor. El hecho de que un grupo de personas estén viendo los mismos objetos, no significa

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