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Los elementos que se presentan en el sainete, migran al grotesco pero no vicseversa


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2015  •  Informes  •  8.983 Palabras (36 Páginas)  •  982 Visitas

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Los elementos que se presentan en el sainete, migran al grotesco pero no vicseversa.

Sainete criollo:  Forma cómica breve (con uno o dos actos) que relata costumbres populares en forma realista y con absoluto desenfado; en triángulos amorosos.  El sainete Según Tulio Carella, historiador del teatro argentino, el sainete tiene un origen incierto, pero hay antecedentes probables y remotos que vienen de distintas épocas del teatro universal. El antecedente primero, dice Carella, se dio en Roma y fue «la atelana» (farsa originaria de Atella, ciudad toscana del Imperio). La atelana mezcla groseras caricaturas, burdas pavadas, imitaciones grotescas y dichos y bailes equívocos y obscenos. Tiene intriga y desenlace. Son personajes dados, sobre una urdimbre dada, donde el atelano improvisa cediendo a la inspiración del momento. Pero esto dura poco tiempo porque el arte latino prefiere al mimo. Estos son vergonzosos espectáculos donde se alterna el libertinaje con la crueldad para un público insensibilizado en el ocaso del imperio. La farsa (lo burdo, lo sainetesco) reaparece en la edad media como versión degenerada del teatro litúrgico medieval. Las distintas farsas (moral, litúrgica, de la muerte) van de Francia a España y en el tránsito, lo cómico se torna reflexión.

Lo que va a ser el sainete, según Carella, es breve y procaz... y puede denominarse coloquio, auto, paso, entremés... Todos son géneros que preceden al sainete. El sainete y sus parientes cercanos conforman el otro teatro, el teatro popular de todos los tiempos, la cara «grotesca» de las culturas. El sainete será el género chico.

La palabra «saín» quiere decir gordura, grosura y propiamente que resulta del sebo, del engordar artificial. El diminutivo «sainete» conserva el significado alimenticio: «Bocadito delicioso y gustoso, y traslaticiamente lo que aviva y realza el significado de alguna cosa, especial adorno de los vestidos, y también, por fin, pieza dramática breve y jocosa». Según el Diccionario: «Obra cómica de escasa duración» será la definición definitiva de sainete. Y el sainete, como todo género chico, será género bastardo.

El país joven, la Argentina de la ola inmigratoria, necesitada de una rápida cultura propia, de una identidad nacional, se alimenta del género chico para lograr todo esto en velocidad. Saínetes al por mayor será la consecuencia de esa Argentina inmigrante. Y a través del sainete, nacerá el tango tal vez, porque es otra forma contundente de ser argentino. El teatro es espejo de la vida y en esta etapa, más que nunca, el pueblo sube al escenario. El sainete refleja, entonces, la vida diaria y ciudadana. Con el tiempo, esto parece no cambiar, porque el sainete sigue vigente o persiste en géneros más actuales. Dice, entonces, Carella: «El arte pocas veces es popular y lo popular pocas veces es arte: el arte se desdobla. Con la risa el sainete borra las desigualdades sociales y mentales y crea un lazo de unión que sólo el tiempo hubiera hecho efectivo». Según Bosch el teatro erudito argentino de esos tiempos imita o traduce el teatro europeo, en cambio el teatro de los saineteros es eminentemente nacional. El buen teatro breve tendrá los seis elementos que reclamaba Aristóteles: fábula, caracteres, lenguaje, pensamiento, espectáculo, composición y música.

Y a diferencia del clásico sainete europeo, el sainete criollo admite una nota trágica. El sainete tiene una idiosincrasia eruptiva que impone en cierto modo el acto puro. El empuje dramático escueto, como arrancado de la existencia, es un rasgo esencial del sainete.

Buenos aires era un gran conventillo y toda la ciudad el escenario del sainete. Así como la gauchesca fue dueña del campo y de sus ámbitos, el sainete se apropió de los lugares públicos de la ciudad que crecía día a día, y habrá que esperar al grotesco para meternos en la intimidad de las cuatro paredes. Para mí el sainete tiene mi humor desfachatado y juvenil de mis años en el barrio y el grotesco la socarrona ironía trágica que aprendí en los bares del centro. El conventillo, la casa de inquilinato, será el infierno donde se cocinan los sainetes y los grotescos. Y el sainete tendrá sus prototipos: personajes que expresan rasgos étnicos, nacionales y sociales. El trazo grueso de un tipo. Acaso el cocoliche, dice Carella, sea el primer tipo que se concrete con caracteres propios, intransferibles. Y Ezequiel Martínez Estrada agrega: «El cocoliche señaló con su mueca grotesca a la dramaturgia nacional, hasta el punto de constituir en el sainete el argumento y la gracia». En el sainete criollo el extranjero pasa a ser el antagonista ideal. Al respecto sostiene Borges: «En el sainete criollo, los tipos del gallego y el gringo son un mero reverso paródico de los criollos. No son malvados, lo cual importaría una dignidad, son irrisorios, momentáneos y nadie. Se agitan vanamente, la seriedad fundamental de morir les está negada. Esa fantasmidad corresponde a las seguridades erróneas de nuestro pueblo con tosca precisión. "Eso" para el pueblo es el extranjero: un sujeto imperdonable, equivocado y bastante irreal».

Esto que dice Borges tiene absoluta vigencia en la mirada actual sobre los orientales y los latinoamericanos que han venido en los últimos tiempos. Mirada mezquina, defensiva, esquemática. El sainete criollo es nuestra comedia del arte y su idioma un toma y daca con el lenguaje popular. Pero muchos lo vieron excesivo. El tema es discutible como en el tango. Como todo teatro popular, el lenguaje del sainete fue una gran ensalada. Según Tulio Carella los abusos idiomáticos del sainete sirvieron para: 1) La creación de una literatura ciudadana y 2) para que los escritores estudien la lengua. Digamos que en el idioma sainetero la vida y el arte se imitan mutuamente. El actor será parte esencial de ese teatro espejo: Florencio Parravicini fue el actor por excelencia del género chico. «Hace reír sin hablar y cuando habla la gente se enferma de risa» dice una actriz sobre «Parra».

El sainete tiene una gran época de autores como Roberto Lino Cayol, Carlos Mauricio Pacheco, José González Castillo y Alberto Vacarezza. Luis Ordaz criticó la fábrica de sainetes que se genera a pedido de divos y empresarios. Pero este teatro por encargo tuvo sus joyas. El sainete morirá con su tiempo histórico y su última forma acabará siendo el grotesco.

El inmigrane en el grotesco es protagonista con cacter fracasado y ridiculo, actuando como soporte social y como generador de las motivaciones mas profundas. del no tener y solamente de portar carencias el inmigrante inicia. El gortesco somboliza al inmigrante congelado por el conjuro de la elite tradicional. El grotesco es encarnacion literaria de un proyecto deficiente. El grotesco surge como la mayor transgresion literaria a la conyuntura historica signada por la clase media en el poder. Su dignidad ya no se apoya en estamentos sino en expresividad.

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