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Nutricion


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Endocrinología y Nutrición

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Vol. 54. Núm. 10. Diciembre 2007

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doi: 10.1016/S1575-0922(07)71500-0

La obesidad infantil como resultado de un estilo de vida obesogénico

Childhood obesity as result of an obesogenic lifestyle

ISAAC AMIGO VÁZQUEZ a, RAQUEL BUSTO ZAPICO a, CONCEPCIÓN FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ a

a Departamento de Psicología. Universidad de Oviedo. Oviedo. Asturias. España.

Palabras Clave

Estilo de vida obesogénico. Obesidad infantil. Falta de sueño. Ocio sedentario.

Keywords

Obesogenic lifestyle. Childhood obesity. Lack of sleep. Sedentary leisure.

Resumen

En este artículo se revisan los principales hábitos de conducta que facilitan el sobrepeso y la obesidad infantil. La falta de sueño, comer viendo la televisión, comer solo, evitar el desayuno y calmar los estados emocionales comiendo se presentan como un conjunto de factores interrelacionados que configuran un estilo de vida obesogénico. Se analizan las fuertes relaciones que se dan entre ellos y se concluye que sólo la modificación del conjunto de hábitos y no alguno de ellos por separado puede facilitar el control del peso en la infancia.

Artículo

INTRODUCCIÓN

La obesidad infantil empieza a emerger como uno de los principales problemas de salud pública en la sociedad occidental. El elevado incremento anual de su prevalencia1 a lo largo de las últimas 2 décadas, que ha pasado de un 5 a un 16% y, la alta probabilidad de que la obesidad infantil derive en la obesidad del adulto, así como el incremento de la morbilidad asociada2, justifican la necesidad de enfocar el problema teniendo en cuenta todos los factores implicados.

En la actualidad, empieza a reconocerse que este grave problema de salud está ligado a los hábitos nutricionales (lo que se come) pero, sobre todo, a un estilo de vida obesogénico, conformado por hábitos que fomentan la reducción de la actividad física y el sueño, favorecen el ocio pasivo, incrementan el número de ocasiones asociadas a la comida y condicionan el gusto por los alimentos más calóricos. En este trabajo se revisa cómo esos hábitos contribuyen a la obesidad infantil y cómo se establecen las relaciones entre éstos (fig. 1).

Fig. 1. Relaciones entre los hábitos que conforman el estilo de vida obesogénico. Aunque se muestra una relación en cadena de los factores señalados, las relaciones entre éstos, que están pendientes de ser analizados en toda su complejidad, muestran relaciones diversas. Así, por ejemplo, se ha demostrado que el exceso de horas de televisión también se asocia directamente con una menor probabilidad de desayunar, con una menor actividad física además de con la falta de sueño.

COMER VIENDO LA TELEVISIÓN

Tanto las personas adultas como los niños que pasan más horas delante del televisor tienen, en general, un índice de masa corporal (IMC) más alto y una mayor probabilidad de tener sobrepeso u obesidad3-5. Existen al menos dos razones fundamentales que explican este fenómeno: por una parte, los niños que pasan más tiempo delante de la televisión tienen una alimentación menos saludable; comen menos fruta y verdura, toman más bebidas azucaradas y snacks repletos de calorías, además de saltarse con mayor frecuencia el desayuno6,7.

Por otro lado, la falta de actividad física de los niños, cuyo ocio gira en torno al televisor, también contribuye a explicar su posible exceso de peso. La relación es tan estrecha que cuando se compara a los niños que tiene sobrepeso u obesidad con los niños que están dentro de un rango normal de peso las diferencias más claras aparecen en relación con la actividad física, ya que los niños que ven más horas la televisión son los que menos se comprometen en una actividad física cotidiana8,9. En este sentido, se ha observado que los niños que no se implican al menos en una actividad física moderada durante unos 60 min al día son los que más probabilidades tienen de llegar a tener exceso de peso10. No se debe olvidar, por ejemplo, que un adolescente que pese en torno a 50 kg, si permanece delante del televisor una hora, quemará unas 60 calorías, que son prácticamente las mismas que consumirá durante una hora de sueño. Por el contrario, si ese joven emplea esa misma hora jugando al baloncesto, necesitará 6 veces más energía, en torno a unas 360 calorías.

Por otra parte, no se debe olvidar que comer y sentarse delante de la televisión son conductas que tienden a fortalecerse mutuamente. Si el niño se acostumbra a comer delante de la televisión, el hecho de estar delante de ella llega a ser agradable, incluso en los momentos en que el programa es aburrido o carente de interés, porque en esos momentos disfruta de los alimentos que está consumiendo. Parece que el consumo de televisión y el sobrepeso mantienen una relación dosis-respuesta y que disponer de televisión en la habitación es un potente predictor del sobrepeso infantil2. En esta relación parece que la falta de sueño puede desempeñar un importante papel.

FALTA DE SUEÑO

Cada vez se acumulan más datos que ponen de manifiesto la relación entre la falta de sueño y el sobrepeso y la obesidad. Por un lado se ha observado que los niños de entre 5 y 10 años que duermen menos horas10,11 muestran un IMC más alto que los niños que duermen más, entre 10 y 12 h. Además, los chicos que duermen menos tienen una cintura significativamente mayor11. También se ha observado que hay una relación dosis-respuesta entre las horas de sueño y el IMC infantil y que dicha relación se mantiene

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