Pragmatica
karen_leites7 de Septiembre de 2013
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PRAGMÁTICA
Victoria Escandell 1999. “Introducción a la Pragmática” Ed Ariel Lingüística. Barcelona
I. Introducción
En este breve trabajo, se intentará iniciar una reflexión sobre las ventajas que brinda el manejo de los conceptos básicos de la pragmática lingüística (Escandell, 1996. 25–39) para realizar un proceso de aprendizaje exitoso.
Por último, es necesario advertir que no se pretende dar resultados definitivos sobre un estudio de campo o análisis de corpus de textos. Este resumen es un acercamiento preliminar para investigaciones futuras en el área de la redacción académica y las tipologías textuales en la enseñanza universitaria.
Se tomará como modelo de situación comunicativa: El Examen.
II. Pragmática y redacción académica
No basta el mero conocimiento del idioma para lograr una comunicación con éxito. Incluso, para entender de manera precisa las interacciones verbales, es necesario tomar en cuenta elementos extralingüísticos del evento comunicativo que hasta hace muy poco no eran importantes para los investigadores del lenguaje. Hoy en día, para estudiar dichas características contextuales, se recurre a la pragmática.
“... la pragmática no es un nivel más de la descripción lingüística –comparable a la sintaxis o a la semántica–, ni una disciplina global que abarca todos los niveles y los supera; la pragmática es una perspectiva diferente desde la que contemplar los fenómenos, una perspectiva que parte de los datos ofrecidos por la gramática y toma luego en consideración los elementos extralingüísticos que condicionan el uso efectivo del lenguaje” (Escandell, 1996: 10)
Esos elementos “extralingüísticos” son el contexto de la enunciación, la intención de quienes participan en la interacción, los propios participantes, entre otros. Una sistematización pertinente de dichos elementos la ofrece precisamente Escandell (1996), quien los clasifica en dos clases: los de naturaleza material o física; y los inmateriales o relacionales.
Antes de reflexionar en torno a cada uno de dichos elementos es importante reconocer que éstos determinan todos los tipos de interacción verbal, desde la conversación cotidiana (oral) hasta los discursos altamente estructurados (como el escrito). En nuestro caso, la redacción académica –tanto en su enseñanza como en su producción– debe servirse de la pragmática lingüística para lograr resultados positivos. Basta imaginar si efectivamente un estudiante toma en cuenta las características del contexto al momento de realizar una prueba o examen; o si además de concentrarse en lo que “escribe”, reflexiona sobre todos aquellas peculiaridades que rodean el “texto-examen” y que necesariamente lo determinan y condicionan.
III. Lo material en la interacción académica
Entre los llamados “componentes materiales” se encuentra en primer lugar el emisor. Derivado de la teoría de la información, este término se refiere en la perspectiva pragmática al sujeto que produce de manera intencionada una expresión lingüística. Para Escandell, es importante tomar en cuenta que dicho emisor, por ser un sujeto real, posee conocimientos, creencias y actitudes, y es capaz de establecer toda una red de relaciones con su entorno.
En el caso del evento comunicativo “examen”, como en cualquier clase de interacción verbal, el emisor puede intercambiarse con los otros participantes, es decir, puede ser el profesor, al momento de emitir las instrucciones y diseñar un tipo específico de cuestionario; y puede ser el estudiante, cuando escribe su texto o responde su prueba.
En otras palabras, dicha dualidad discursiva nos explica la importancia de tener en cuenta el emisor de la expresión verbal en este tipo de evento, tanto en la perspectiva del docente como en la del estudiante. El control y la conciencia que se tenga de este rol determinarán la naturaleza de los intercambios y el éxito o no de la comunicación Es conveniente hacer una distinción entre Emisor y Hablante. Hablante es una condición abstracta, el individuo lo es por el sólo hecho de conocer la lengua, Emisor es una situación concreta, sólo cuando hace uso de la palabra..
El segundo elemento a considerar es el destinatario. Según Escandell, éste es “la persona (o personas) a la(s) que emisor dirige su enunciado y con la(s) que normalmente suele intercambiar su papel en la comunicación de tipo dialogante”.
En el “texto-examen” es fundamental tomar en cuenta las características del destinatario de la expresión lingüística, es decir, cuáles son sus intenciones, sus propósitos y en qué medida el conocimiento compartido entre emisor y destinatario puede ser reconocido como común.
Tal como Escandell lo explica, la naturaleza del destinatario determina en gran medida la forma del mensaje. Por ello, es de gran importancia que el emisor no sólo se concentre en la redacción de un texto académico especialmente diseñado para un tipo ideal de profesor, sino que tome en cuenta las características específicas del docente que le está aplicando la prueba Aquí cabe hacer la misma distinción que en el anterior, el término Oyente, al igual que Hablante es una condición abstracta que no se pierde nunca, lo mismo se podría decir del concepto Receptor, que puede ser un objeto mecánico ( un receptor de radio), el Destinatario es la persona a quien está dirigido el mensaje..
El tercer elemento material de la categorización de Escandell es el enunciado.
“Desde el punto de vista físico, un enunciado no es más que un estímulo, una modificación del entorno, sea el entorno auditivo (como en la comunicación oral), sea el entorno visual (como en la escrita). Frente a otros términos más generales como mensaje, que pueden designar cualquier tipo de información trasmitida por cualquier código, el término enunciado se usa específicamente para hacer referencia a un mensaje construido según un código lingüístico” (Escandell, 1996: 27).
En la lingüística contemporánea se emplea el término enunciado para indicar “una secuencia lingüística concreta, realizada por un emisor en una situación determinada”, en contraposición al uso en la investigación de la unidad oración, que era la que antes se tomaba en cuenta como la unidad mínima gramatical.
“Algunos investigadores han querido establecer un paralelismo entre oración y enunciado, y han sugerido que un enunciado es la realización concreta de una oración. Esta visión –aunque es claramente inadecuada- tiene, al menos, la ventaja de diferenciar con claridad entre oración (unidad abstracta, estructural, definida según criterios formales, y perteneciente al sistema de la gramática) y enunciado (actualización de una oración, unidad del discurso, emitida por un hablante concreto en una situación concreta), es decir, entre lo que pertenece al ámbito de la gramática y lo que atañe a la pragmática”. (Obra citada: 28)
Otra distinción es entre Enunciado y Mensaje, el Mensaje puede ser cualquier tipo de intercambio en cualquier tipo de Código, el Enunciado es el mensaje realizado en signos lingüísticos
Definidos los criterios para diferenciar el enunciado de otras formas de expresión verbal, debe precisarse cuáles son sus límites. Según Escandell, estos deben fijarlos la propia dinámica del discurso. De allí que un texto puede ser una sola palabra, como un libro entero, pues es el Emisor el que fija los límites del mismo. Si analizamos el evento examen como un acto dialogal, notaremos que un primer enunciado es emitido por el profesor al ordenar la realización de la prueba. Desde esta perspectiva, el enunciado “texto-examen” del alumno es una “respuesta” que debe satisfacer las necesidades, los propósitos y las intenciones de quien emitió el primer enunciado.
El examen escrito por el estudiante debe ser tomado en cuenta como la materialización de un enunciado que responde a un estímulo primario emitido por el docente. A través de él, el alumno deberá demostrar sus conocimientos y actitudes ante el conocimiento, así como sus capacidades de satisfacer las necesidades del docente.
Volvemos así a algunas de las reflexiones recurrentes en este ejercicio: cuán conscientes son los participantes de la interacción “examen” de que éste es un evento comunicativo, en el cual alumnos y docentes -como interlocutores- intercambian enunciados con una intencionalidad y unos objetivos bien definidos.
El último de los componentes materiales de la pragmática, propuesto por Escandell, y que hay que tener en cuenta en para el análisis o la producción de enunciados exitosos es el entorno o situación espacio-temporal.
De gran influencia en el análisis del discurso, a partir de la etnografía de la comunicación y la antropología lingüística (Hymes, 1972; Gumperz, 1991; Kerbrat-Orecchioni, 1990), el contexto es considerado como uno de los factores más importantes que determinan la naturaleza (y éxito) de la interacción verbal.
“Es el soporte físico, el ‹‹decorado›› en el que se realiza la enunciación. Incluye como factores principales las coordenadas de lugar y tiempo. Pero representa algo más que un mero escenario. En muchos casos, como vimos en el capítulo anterior, la situación espacio-temporal es un factor determinante: las circunstancias que imponen el aquí y ahora influyen decisivamente en toda una serie de elecciones gramaticales y quedan reflejadas habitualmente en la misma forma del enunciado;
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