Que Es La Ansiedad

La escuela no puede enajenarse del medio en el que está integrada, a través de los jóvenes se manifiestan las características del contexto social, cultural y económico; es trascendental considerar la influencia que ejercen estos factores para comprender y atender las necesidades de los estudiantes, como seres sociales que forman parte de una comunidad que se origina en la familia que les ha educado desde su nacimiento; construyendo así su identidad propia.

El contexto social y cultural del que forman parte los estudiantes, está definido por un conjunto de prácticas en que las costumbres y tradiciones forman parte de su actuar cotidiano, y que se ven reflejadas en la interacción con otros dentro del ambiente escolar, dando lugar a la convivencia de diversas culturas en el ambiente escolar.

El medio en que se han formado los alumnos, puede llegar a repercutir con la adquisición de vicios, como el consumo de alcohol y drogas, la integración a pandillas vandálicas. El riesgo es mayor cuando los jóvenes provienen de familias desintegradas, lo que les hace más susceptibles a caer en este tipo de problemáticas por la carencia de una orientación adulta consolidada en su familia.

Todos estos factores, inminentemente se ven reflejados en la vida escolar; la desmotivación de los estudiantes se puede manifiesta de diversas maneras dentro del aula, caracterizado por comportamientos que hacen ver la indisposición por realizar las actividades escolares. Los alumnos que no encuentran ningún sentido a su formación, ocupan su tiempo platicando con sus compañeros, haciendo dibujos en sus libretas, mandando mensajes con sus celulares, etc. Este es un problema que repercute inminentemente en el proceso educativo imposibilitando el logro de los aprendizajes esperados dado que no se predispone un ambiente que favorezca la construcción de conocimientos, provocando que los educandos destinen su atención y energías en actividades ajenas a lo que el profesor esté planteando.

A raíz del disminuido interés y motivación de los estudiantes hacia las clases se desprenden otras problemáticas que están vinculadas, como la indisciplina y el desorden que generan quienes están platicando y distraen a los demás. Estas situaciones son vistas generalmente como muestras de subversión y un atentado a la práctica docente, estigmatizando a los adolescentes como rebeldes e irresponsables a la falta de buenos valores morales que conduzcan su comportamiento en diversos contextos; según la concepción de algunos maestros, es necesario tomar medidas rígidas para sancionar a quienes incurren en este tipo de conductas y así corregir sus faltas.

Es cierto, aunado a las grandes contribuciones de la cultura, en el salón de clases encontramos conductas que están influenciadas por los estereotipos observados en el ambiente no escolar, promoviendo en el trato con sus compañeros y con el profesor la falta de respeto, la indisciplina y el actuar irresponsable. Sin embargo, esos estudiantes a los que se sancionan, no siempre muestran ese tipo de comportamientos, siendo detonante la pérdida del interés por aprender que los lleva a tal condición.

En la escuela es indispensable definir un reglamento que establezca los patrones de convivencia adecuados para que la práctica educativa cumpla su función; sin embargo, el desorden o la indisciplina, desde mi punto de vista, es un derecho que tienen los estudiantes para cuestionar el desempeño docente; los alumnos que muestran este tipo de actitudes necesitan atención personalizada ante la ineficiencia de las estrategias de enseñanza que no cautivan su interés.

Los maestros no deben de apresurarse a tomar medidas enérgicas para castigar a los jóvenes “rebeldes”, el autoritarismo y la agresividad en las sanciones no son un buen método para solucionar los problemas de indisciplina; más que eso, el docente debe ver en estos

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