Rebelion En La Granja
shion331 de Agosto de 2014
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George Orwell (autor de la archiconocida 1984) tenía esta novela lista para su publicación en 1944, pero no encontró editor para ella hasta el año siguiente. La razón que esgrimían para rechazar el manuscrito era que no veían recomendable una crítica a la URSS en un momento tan delicado como la Segunda Guerra Mundial, en que Gran Bretaña, y otras potencias, estaban aliadas con el gigante comunista en su lucha contra el monstruo del fascismo.
Pero Orwell, izquierdista convencido (luchó en la guerra civil española al lado de la República), creyó siempre que lo que está bien está bien y lo que está mal está mal, y que un campo de concentración socialista era algo tan inhumano como un campo de concentración nazi. Vio, tal vez antes que nadie, que la Unión Soviética no era el paraíso proletario que habían vendido tan bien los revolucionarios, sino lo mismo de siempre: un sistema de opresores y oprimidos, sólo que cambiando unos opresores por otros. Me resulta imposible no sentir un entrañable afecto por este escritor y periodista, en este momento y en este lugar, en un país tan embrutecido como el nuestro, donde uno sólo puede estar en dos lados: en el de los progres colaboradores de los terroristas, destructores de España y de la familia, o en el de los fachas peperos que mintieron después del 11 de marzo. Cualquier intento de crítica hacia uno u otro de los partidos mayoritarios resultará en una clasificación automática por parte de la mayoría en alguno de los dos grupos, según corresponda. ¿No me creéis? Pasaos por cualquier blog político y leed los comentarios (en algunos basta con leer las entradas). Pululan a sus anchas los seres unineuronales con su respuesta aprendida como los perros de Pavlov. En un estado así, con una población tan pobre intelectual y culturalmente, es perfectamente comprensible nuestra situación política actual: estamos gobernados (y también opositados) por un hatajo de inútiles con sueldos hiperdesarrollados. ¿Tenemos lo que nos merecemos? No pienso responder, paso a comentar el libro.
En una pequeña granja inglesa, el anciano cerdo Mayor, antes de morir, insta a los animales a que se rebelen contra el granjero y establezcan un sistema justo en el que todos los animales sean iguales y sean tratados de forma digna. Los cerdos Napoleón y Snowball se ponen al frente de la revolución, logran expulsar al granjero Jones y escriben en un muro los mandamientos de la nueva Granja Animal (anteriormente Granja Manor). Estos mandamientos garantizan la igualdad de todos los animales y el trabajo solidario que compartirán entre todos.
A partir de ahí la historia del libro se puede cotejar con la de las primeras fases de la historia de la Unión Soviética, y comprobar que coinciden casi milimétricamente. De hecho, hay quien incluso se ha aventurado, creo que con bastante acierto, a poner nombre histórico a los animales protagonistas (leer la entrada en Wikipedia).
Pero lo mejor de este libro, como dice Bernard Crick en la nota “Cómo fue escrito el prólogo”, es que Rebelión en la granja puede leerse en varios niveles: como un cuento infantil, como una fábula sobre las condiciones humanas, como una novela histórica alegórica. Y de cualquier forma se puede disfrutar, aunque uno no sepa que ha existido una URSS. Creo que tiene un estilo más ágil que 1984, y además el hecho de que los protagonistas sean animales le resta algo de crudeza al relato, a pesar de que a veces se describen actos atroces de animales contra animales.
Por otra parte, se retrata de forma excelente la manipulación de la historia que practicaron movimientos políticos nuevos durante los primeros años del siglo XX, entre ellos, comunistas y nazis. La transformación es tal, que de los siete mandamientos que se escribieron al principio sobre el muro, uno de los cuales rezaba “Todos los animales son
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