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Resumen De Capítulo 2,3,4 Y 5 De El Quijote De La Mancha


Enviado por   •  25 de Abril de 2014  •  2.200 Palabras (9 Páginas)  •  1.728 Visitas

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Cap ll: “Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso don Quijote”.

Don Quijote pensó que él estaba en tardanza y el mundo lo necesitaba, pretendía arreglar todo aquello que estuviese mal. Una mañana se armó y subió en Rocinante, tomo todo aquello que fuese necesario y salió por la puerta falsa de un corral, apenas se vio en el campo pensó que no era digno de ser un caballero ya que tenía que llevar armas blancas como un novel caballero que se lo ganara. A lo de las armas blancas propuso hacerse armar de caballero de cualquiera se lo topase según él había leído en los otros libros que así lo hicieron.

Iba caminando y hablando consigo mismo por el antiguo y conocido campo de Montiel despacio con el sol que le entraba y quemaba , se dice que camino todo el día hasta llegar el anochecer cansados y muertos de hambre mirando de lado a lado para visualizar un venta que veía como un castillo, detuvo a Rocinante esperando que un enano con trompeta avisara la llegada de este noble caballero, pero como se tardaban llego a la puerta de la venta viendo a dos mozas que al parecer de él eran dos hermosas doncellas que estaban llenas de miedo, pero Don Quijote dijo que no le temieran, estas dos doncellas no pudieron contener la risa y en él se manifestó el enojo.

Salió el ventero, hombre gordo por lo tanto pacifico hablo comedidamente ofreciéndole el lugar para que él se quedase, así que la ver Don Quijote la humildad de este ventero que cualquier cosa bastaría, aceptando dijo que tuviera cuidado con Rocinante ya que era muy valioso.

Las mozas estaban quitando una parte de su armadura ya que no fueron capaces con otras, el quedándose toda la noche con esto puesto, dijo que no había sido tan bien servido como lo hicieron estas dos señoras en esta noche. Tiempo vendrá en donde ustedes manden de mí y yo os obedezca y tenga el placer de servirles, ellas prefiriendo quedarse calladas solo preguntaron si quería algo de comer con el respondiendo que cualquiera cosa que os diera de comer estaría bien, sirvieron lo único que había en la venta siendo truchuela ya que teniendo hambre no podría seguir cargando sus armas.

Pusieron en la mesa el peor cosido bacalao y un pan negro y mugriento como las armas que este traía puestas, pero causaba risa al verle comer porque tenía puesta la celada y alzada la visera no era capaz de poner nada en su boca y una de estas doncellas ayudaba con esto, viéndose que tampoco podía beber el ventero puso una caña en su boca, introduciendo por uno de sus extremos el vino, todo lo bebía con paciencia con el objetivo de no romper las cuerdas que ataban su armadura.

Llego un castrador de cerdos tocando su silbato unas cuatro o cinco veces y Don Quijote creía haber confirmado que ahora si se trababa de que estaba en un lujoso castillo en el que le atendían con música y con esto se daba por bien empleado, más lo que le fatigaba era no verse armado de caballero, ya que no podría llevar a cabo ninguna aventura sin recibir la orden de caballería.

Cap lll: “Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo Don Quijote en armarse de caballero”.

Don Quijote termina de cenar, llama al ventero llevándolo a la caballeriza y arrodillándose ante él, solicita el favor de que al siguiente día lo armara como caballero y que en esa noche velara sus armas dándole sus razones; el ventero se mostró confundido pidiendo que se levantara, en todo caso el este acepto la propuesta que le estaba efectuando.

Este dijo que en este su castillo no había una capilla en donde velar sus armas porque estaba destrozada para hacerla de nuevo, pero que en este caso se podrían velar en un patio del castillo y a la mañana siguiente se harían las ceremonias para que quedara como un armado caballero; el ventero siguiendo su sentido del humor sabría que ganaría dinero, así que pregunto a Don Quijote si traía blanca y el respondiéndole con que no había escuchado en las historias de caballería que alguno lo hubiese traído, el ventero respondió que se engañaba porque tal vez no se escribía en los libros pero era necesaria de traerse, igualmente otras cosas muy útiles.

Don Quijote prometió hacer lo que se le había aconsejado, dio luego la orden de que se velaran sus armas en un corral que estaba al lado de la venta, con el vigilándolas todo el día para que no se las fueran a robar. Enfrento a un hombre que quería atreverse a tocar sus armas y fue amenazado con su vida; después de esto entablo la mirada al cielo y puso en su pensamiento a su amada Dulcinea del Toboso, soltando la darga lanzo su lanza, le pego al harriero y tan duro fue el impacto que lo desplomo en el suelo. Después llego otro con las mismas intenciones, a quitar las armas y volvió a tirar la adarga hacia este otro harriero.

El ventero y los demás acudieron ante este hecho y lanzaron piedras hacia Don Quijote el cual se cubría con su adarga en lo más que podía, el ventero socorrió diciendo a los demás que lo dejaran ya que él estaba loco como se los había dicho hace rato.

El castellano cogió un libro donde asentaba la paja, cebada y con un cabo de vela fue hacia donde Don Quijote al cual mando a poner de rodillas, leyó un manual y a la mitad de este acto alzo su mano y le dio un buen espaldarazo. De hecho llamo a una de las damas a que le estrechase la espalda realizándolo con una discreción.

Después de esto él se presentó como Don Quijote y pregunto sus nombres a las doncellas, diciendo que desde entonces serian dignas de llamarse Doñas quedando sorprendidas. Al final se marchó al amanecer.

Cap IV: “De lo que sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta”

Don Quijote salió de la venta muy contento por verse armado caballero; le vinieron recuerdos a la mente de aquello que le había dicho el ventero sobre las prevenciones necesarias de llevar y se fue camino a su casa, no había andado mucho cuando escucho como una persona se quejaba y se dirijo

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