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Resumen Escuadron Guillotina


Enviado por   •  16 de Octubre de 2014  •  2.276 Palabras (10 Páginas)  •  977 Visitas

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Resumen del “Escuadrón Guillotina”

El general Francisco Villa descansaba tras una larga batalla en Torreón, que había sido de las maas duras y difíciles para la División del Norte. El general había decidido montar el campamento justo en medio de un macizo de sauces cuyas sombreas resguardarían a los guerrilleros del sol inclemente. Hasta ese lugar llegaban a diario un sinnúmero de comerciantes, tratando de vender algo a los revolucionarios.

El general como de costumbre atendía sus asuntos lejos del bullicio, acompañado solo por sus hombres de confianza, despachaba algunas cuestiones bélicas cuando llegó el sargento Teodorimo Ortiz a decirle que lo buscaba un comerciante. Ante la insistencia de el comerciante Villa le ordenó al sargento que lo dejara pasar. El comerciante era un hombre chaparro, calvo, bien vestido y muy perfumado. El comerciante se hacía llamar Feliciano Velasco y Borbolla de la Fuente, licenciado en Derecho. El comerciante había ido ante el general de la División del Norte a ofrecerle una invención que le ayudaría a ejecutar a los prisioneros. Tras varios intentos por despertar la curiosidad del General, finalmente lo logró.

Salieron de la tienda de campaña en la que estaban y el licenciado Velasco dio la orden a sus dos ayudantes que armaran su invención. Una vez que sus ayudantes terminaron de armar su invento, el licenciado Velasco les indicó al general y sus acompañantes que lo que tenían frente a ellos era una guillotina y que para demostrar lo que hacía necesitaba prisioneros que estuvieran dispuestos para ajusticiar. El General Villa, que no le tenía mucha confianza a ese hombre, mandó a Ortiz por ellos.

Tras una breve espera el sargento Ortiz llegó con todo tipo de prisioneros, el general Villa eligió a uno alto y delgado, inmediatamente los asistentes del licenciado Velasco lo obligaron a arrodillarse y a colocar su cabeza en una cuenca redonda que se encontraba en la base del aparato. Velasco le ofreció tirar del cordón al General, quien camino lentamente hasta donde estaba el cordón que le ofrecía y tiró de el. Villa se quedó absortó, sin embargo se veía en sus ojos ese brillo que tenía solo cuando algo le gustaba en verdad, le gustó tanto que Villa quiso probar una vez mas. Así pasaron cuatro horas antes de que el licenciado Velasco pudiera pasar al tema mas importante para él: el pago. Sin embargo, Villa le “pagó” de una manera que el licenciado Velasco no quería. El licenciado Velasco venía de una buena familia, por lo que para él las causas revolucionarias junto con los que peleaban por ellas no eran mas que puras tonterías que no llevarían a ningún lado al país y que a el no le concernían. Villa decidió pagarle la guillotina, nombrándolo sargento.

Para Velasco esto fue el acabose, culpaba de todo esto a uno de sus asistentes que le había dicho que primero fueran a tratar de venderle la Guillotina a Villa, y no tardó en quejarse con el y echarle toda la culpa a el. Sin embargo el daño ya estaba hecho el licenciado Velasco pasaba a ser ahora el sargento Velasco.

Villa no tardó mucho en demostrar la nueva arma que acababa de adquirir por lo que al día siguiente fueron a Torreón a atormentar y provocar miedo a unos cuantos “riquillos” que conocía el General ahí. La división del Norte salió de su campamento en tres columnas, mismas que no se detuvieron sino hasta una elegatne residencia, donde habitaba el hombre que hacía muchos años le había puesto precio a la cabeza de Doroteo Arango. Villa mandó a uno de sus dorados para que tocara y preguntará por don Luis Jiménez y Sanchez. El dorado regresó con la noticia de que don Luis que el no recibía ladrones. Villa dio la orden de fuego contra la casa.

Muy pronto Luis Jimenez estaba preso, e insultando al General, quien le ofreció a cambio de su vida una pequeña aportación al ejército villista, a lo que el don dijo que no. Villa inmediatamente mandó preparar la guillotina en medio del parque de tal manera que todos pudieran admirar la ejecución.

Mientras tanto Velasco se debatía que debía hacer, ya que conocía al sentenciado, habían sido muy amigos desde hace mucho tiempo y no quería asesinarlo, pero no estaba en posición para poder salvarle. Cuando el prisionero vio a su antiguo amigo trato de que este le reconociera para que le salvara la vida, pero esto fue inútil ya que el sargento Velasco no podía comprometer su vida para salvarle. Jiménez de inmediato se sintió traicionado y comenzó a insultar a su amigo y a decirle que un viejo amorío de Velasco lo había engañado con el. Velasco de inmediato se enfureció y cuando se le dio la orden de jalar el cordón, el sargento lo hiso gustoso.

Todos los ricos que habían presenciado esto, se sintieron atemorizados, por eso en cuanto Villa les pidió la pequeña contribución para con la Revolución, ninguno se negó.

Pasaron los días y poco a poco el “Escuadrón Guillotina” (nombre que se les puso a los recién incorporados al ejército Villista) se iban acostumbrando poco a poco a la vida militar, de cualquier manera esto no les fue difícil ya que el General Villa los tenía muy consentidos ya que creía que la guillotina se había convertido en un símbolo de la Revolución Mexicana. Los miembros del escuadrón guillotina no tenían que ir a pelear en las guerras simplemente se quedaban en el campamento a esperar a sus compañeros. Hasta que un día Villa le dijo al sargento que tendría que ir a pelear en la siguiente batalla.

Velasco sabía que el no tenía ningún conocimiento en la guerra y que sería un blanco fácil y que, por lo tanto, lo asesinarían tan pronto pisara el campo de batalla y de nuevo comenzó sus insultos al ayudante que le había recomendado ir con Villa.

Sin embargo Velasco no tuvo que pelear, ya que la siguiente ciudad por conquistar, todos los federales menos unos pocos habían huido por temor a la guillotina, ya que creían que si morías por decapitación, no tendrías un descanso eterno. Villa, por supuesto, no cabía de la emoción, tanto que examinó de combatir al “Escuadrón Guillotian” y le regalaba al sargento Velasco unos catalejos para que los pudiera ver pelear desde lejos.

La fama del General Villa se iba haciendo mas y mas grande al punto de que algunos lo conocían como el “Napoleon mexicano”, pero mas que el reconocimiento o la fama mundial, se había ganado el miedo y respeto de todos los ricos que habitaban las ciudades que tomaban, quienes por miedo a ser guillotinados accedían gustoso con la contribución monetaria para con el ejército revolucionario, solo algunos que no tenían el dinero en su momento eran ejecutados con la guillotina.

Pero un pequeño error del sargento Velasco le valió la vergüenza al general Villa, a la guillotina no

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