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Resumen de El leviatán de Tomas Hobbes

ans.rcEnsayo10 de Marzo de 2022

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Universidad Autónoma de Fresnillo[pic 1]

Unidad académica de Derecho.

Extensión Fresnillo

Resumen de El leviatán de Tomas Hobbes

Alumno: Ángel Isaí Pantaleón Rico

Docente: Saúl Monreal Ávila

5 y

Introducción

En estas de sus obras más de las más influyentes el libro, el Leviatán, Hobbes nos analiza en su totalidad analiza la naturaleza del ser humano, que como ser un ente social, que necesite de un Estado que este lo dirija. Donde toma y parte como punto de la idea de que los individuos, son unos poseedores de pensamiento y emociones, de los cuales son capaces de crear modificar la naturaleza, de distinción entre el bien y el mal, y, además, han desarrollado un lenguaje articulado.

El individuo, dice Hobbes, en estado de naturaleza primitiva, es malo, el hombre es un lobo para el hombre, y, por lo tanto, se necesita de un poder que sea superior que lo dirija, que lo gobierne, que coarte parte de su libertad, a cambio de propia seguridad. Y este, en la obra, es Leviatán, el monstruo de la biblia Leviatán, de inmenso poder, del que se dice:

"Nadie hay tan osado que lo despierte... De su grandeza tienen temor los fuertes... No hay sobre la Tierra quien se le parezca, animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los soberbios".

Resumen

Parte I: Del hombre Aquí en el comienzo, se nos empieza por enseñar el por el estudio del hombre para sí mismo lograr, partiendo de este punto, mantener un estudio en plena sociedad. Iniciando con el análisis del conocimiento humano, cuya manifestación se da por el empirismo. Ya que este se logra por la continua repetición de sucesos que se van recopilando en la memoria, por lo que son fuente de recuerdos que traen consigo la reproducción de imágenes memorizadas. Los recuerdos y pensamientos son usados en este mecanismo subjetivo mental y permiten que al hombre simular los acontecimientos futuros y lograr, la prudencia segura. El hombre siempre tendrá que actuar según su experiencia adquirida en los hechos pasados, en la cual tendrá que siempre de evadir los resultados no deseados que ha cometido en momentos anteriores. Lo que sí es el elemento primordial que permitirá que este proceso sea mucho demasiado eficaz es la palabra, ya que permite el tránsito de lo mental al lenguaje articulado, y por lo escrito, dicha razón por la cual favorece la fluidez de la verdad. Si decimos siempre la verdad podemos transmitir a otros nuestra experiencia ya adquirida y así mutuamente recibir la experiencia de otros, con lo que lograremos tener un complemento. Sin embargo, al tener datos erróneos, o la desinformación en esta comunicación podría causar un efecto letal sobre nuestra prudencia. Los discursos son, sin lugar a duda una verdadera fuente de errores y de engaños que sin pensar deben ser erradicados para así obtener una clara definición de rigurosidad que, a su vez, sean compartidas en vías de ciencia. Este supuesto tipo de errores no tienen y jamás deben ser inevitablemente malintencionados por el prójimo, sino que pueden ser producto de una mala traducción o de precisión lingüística. La palabra sustenta su base de la clara razón y se obtiene por la realización de la acción, siendo así esta fuente creada de sensaciones y de imágenes que se intelectualizan tras la formación de una metodología. La razón es caracterizada, por el “cálculo de las consecuencias” de nuestros pensamientos de la cual descompondrá la situación que se presenta ante ella y realizará un análisis, que, según su experiencia, los posibles acontecimientos futuros para poder elegir el que más sea el más conveniente. Posteriormente, se examinará la voluntad y la conducta de los humanos, tendentes siempre a la acción motivada por el deseo: el poder del hombre recae en si directamente a su capacidad de actuar, y la adquisición del poder que se convierte en una búsqueda permanente y dominada por la pasión.

 

La persona actúa según los impulsos que recibe del exterior, por lo que intentará a toda costa evitar los impulsos que le resulten desagradables y conseguir todos los agradables posibles. El problema emerge cuando estas fuentes que ocasionan efectos placenteros habrá que compartirlas con otros humanos o interfieren con sus deseos. Esto es lo que permite la determinación que cada ser humano esté en continua guerra con los demás. Esta situación en la que vive el hombre en su estado natural encontró su mejor definición en dos de sus sentencias más universalmente conocidas: Bellum ómnium contra omnes (Guerra de todos contra todos) y Homohomini lupus (El hombre es un lobo para el hombre). En este proceso de análisis del humano y sus sentidos, llega a una serie de definiciones que serán cruciales para su filosofía. Señala la importancia de estas definiciones, insinuando que está intentando axiomatizar la humanidad siguiendo el modelo de la geometría. Esta influencia de las ciencias exactas se percibe en la manera tan objetiva y carente de sentimiento en la que describe las pasiones; por ejemplo, “Pero sea cual sea el objeto de cualquier deseo o apetito del hombre, que por sí mismo lo llama bien, y que es objeto de su odio y aversión, mal; y de su contento, vil e in considerable. Pues estas palabras bien, mal, y satisfactorio nunca se emplean con relación a la persona que las usa: no hay nada absolutamente bueno o malo, ni ninguna ley común del bien y del mal qué se parta de la naturaleza de las cosas” Le siguen una larga secuencia de definiciones similares como la esperanza, o lo honorable por ejemplo de la condición natural del hombre, abarcando el marco de su felicidad su infelicidad. Contiene la frase célebre citada anteriormente, “Bellum ómnium contra omnes”. La vida del hombre es solitaria, pobre, malévola, bruta corta. Hobbes encuentra tres motivos básicos por los cuales hay conflictos en el Estado de Naturaleza: El primero, es la competición, que hace que el hombre invada para obtener algo; el segundo, el respeto, para la seguridad de uno mismo; y el tercero, la gloria, para la reputación. Con los tres conceptos ya mencionados surgen las Leyes de naturaleza hobbesianas: La primera habla que todo o cualquier hombre ha de buscar la paz, tanto como esperanza tiene de obtenerla; y cuando no puede obtenerla, que busque y use todas las ventajas y ayudas de la guerra. En el Estado de Naturaleza, todos los hombres sin duda tienen derecho a todo, tanto como al derecho del cuerpo de otro; pero, la segunda ley es que, para poder asegurar las ventajas de la paz, si un hombre y todos los demás quieren ceder su derecho a las cosas y contentarse con solo la libertad hacia los demás que ellos tengan él. Este es el principio del contrato social, que es la tercera ley de naturaleza. La Injusticia seria entonces consecuentemente el no poder mantener este contrato social y todo lo demás será justo.

Parte II: Commonwealth

A partir del análisis realizado sobre la naturaleza existente del hombre, se desenlaza su idea principal del contrato social, desarrollado por los mismos hombres como de la seguridad indivisible y como formar parte de poner fin a los conflictos, por naturaleza que se generan así a las pasiones naturales del hombre que están en contra las leyes Morales, que a la vez representan las leyes naturales. Solo en el contrato social, los hombres son los que intencional que la razón y la búsqueda de paz se mantengan encima de los intereses individuales, conlleva un cierto emparejamiento de la libertad en favor de una institución política común que acabaría delegar su poderío de decisiones y de ejecución en un soberano. Al ceder una parte del poder común le otorga un aire de autoridad para la toma de decisiones por ellos, teniendo como meta el buscar y mantener la paz, buscando solución de los conflictos de intereses con todas las herramientas que le sean necesarias. El Estado que proyecta no sería una idea moderna de república, sino que es concebida como una res publica lo que sería, un poder organización con forma común, y su función es “regentar” los objetos públicos y que se funda después de la suma de voluntad individual libre que decide la toma de acciones para la adquisición ventajas comunes. Consideraba que es deseable delegar en un único hombre el poder y que este soberano supremo gozara de un poder legislativo absoluto. La libertad del individuo es reducida a los espacios donde la ley no se promulga. Pero, al existir una cesión voluntaria de poder, se mantiene un caso en el que solo los individuos podrían rebelarse contra el poder soberano: cuando éste causara daños a su propia integridad corporal o a su libertad física, o sea, si el soberano no cumplí a su parte del contrato social, el pacto quedaba roto inmediatamente. Este sistema de pensamientos deja un margen muy estrecho al libre albedrío y a la libertad individual. El propósito que se presenta al principio del segundo libro es describir la causa final, el fin o el deseo de los hombres (que aman la libertad y el dominio sobre otros) en la auto imposición de los límites en los que viven en sociedad Commonwealth, que es un instrumento para su propia preservación y, consecuentemente, para obtener una vida más tranquila; o sea, para librarse de la terrible condición de constante guerra, que como fue demostrada en la primera parte, es natural a las pasiones del hombre cuando no hay poder visible que las limite y controles por el miedo al castigo a aquellos que las lleven a cabo. Se llega al Commonwealth cuando todos acuerdan ceder su derecho a gobernarse así mismo a favor de una persona, o de una asamblea, con la condición de que lo que ceden, le de cómo resultado un bien, y autorice sus acciones buscando el bien. El soberano tiene doce derechos fundamentales: 1) Como el pacto no puede ser eliminado a priori, los sujetos no pueden legalmente cambiar la forma de gobierno. 2) Como el pacto que constituye el Commonwealth consiste en la cesión de libertades de los sujetos al soberano, dándole derecho a actuar por ellos, este no tiene derecho a cambiar el pacto. 3) Los sujetos no pueden discutir el ser liberados del pacto debido a las acciones del soberano. 4) El soberano es elegido (en teoría) por el voto de la mayoría; y la minoría ha decidido regirse por esta decisión. 5) Cada sujeto es autor de los actos del soberano: por tanto, el soberano no puede dañar a ninguno de sus súbditos, y no puede ser acusado de injusticia. 6) El soberano no puede ser ejecutado (legalmente) por sus súbditos, ya que el Commonwealth busca, ante todo, la paz y el soberano tiene el derecho de hacer todo lo que considere necesario para preservar la paz, la seguridad y prevenir la discordia, pudiendo juzgar que opiniones o doctrinas son adversas, quien tiene derecho o no a hablar a las multitudes, y quien examinará las doctrinas de los libros antes de ser publicados. 7) A dictar las leyes civiles y de la propiedad. 8) A ser juez en todos los casos. 9) A hacer la guerra o la paz como y cuando vea oportuno; siendo comandante de sus ejércitos. 10) De elegir a sus consejeros, ministros, magistrados y oficiales. 11) De premiar con riquezas y honores, o castigar corporal o pecuniariamente a aquellos que considere merecedores de tales acciones. 12) Reestablecer leyes del honor y las escalas de valores. Hobbes renuncia explícitamente a la separación de poderes, en particular a la que posteriormente se convertirá en la separación de poderes establecida en la Constitución de los Estados Unidos. Cabe destacar que, en el sexto derecho del soberano, se especifica que está a favor de la censura de los medios de comunicación y de las restricciones en de las libertas de expresión, si el soberano considera que son negativas para la preservación del orden público. Se describen tres tipos de Commonwealth: a) La monarquía b) La aristocracia c) La democracia La diferencia entre los tres tipos de Commonwealth es de quien ocupa la soberanía, es decir, quien representa a todos y cada uno de los ciudadanos. La soberanía puede ser o de una sola persona o de una asamblea (de más de uno); y de esa asamblea, o forman parte todos o la forman aquellas personas destacadas. De esta afirmación se deducen los tres tipos de gobierno: Si el soberano es uno solo, nos encontramos ante una monarquía; si es una asamblea formada por todos los miembros que se reúnen es una democracia o un Commonwealth popular; y si la asamblea consiste solo de una parte del grupo, entonces es una aristocracia. Por tanto, no puede haber más formas de gobierno que esas tres, pues ninguna, o todas, pueden tener todo el poder soberano (que se ha demostrado anteriormente que es indivisible). Aunque haya habido otras formas de gobierno en el pasado, como fueron la tiranía y la oligarquía. Pues aquellos que están descontentos con la monarquía la llaman tiranía y aquellos que están descontentos con la aristocracia la llaman oligarquía., al igual que aquellos que no les gusta la democracia la llaman anarquía pues, no es posible pensar que la ausencia de gobierno sea una forma de gobierno en sí misma. Por el mismo razonamiento, deberían pensar que el gobierno es de un tipo cuando es del tipo que les gusta, y cuando no les gusta o están oprimidos por el soberano, es de otro tipo, el más práctico es la monarquía; ya que la diferencia entre estos tipos de gobierno no consiste en la diferencia del poder, sino en la conveniencia o aptitud de asegurar la paz y la seguridad del pueblo; al fin y al cabo, es el motivo por el cual se instituyen. Al comparar la monarquía con las otras dos, observa, en primer lugar, que quien porte el poder del pueblo, o un miembro de la asamblea, porta también su propia persona natural. Y por mucho cuidado que tenga como persona política de procurar el bien común, siempre intentará asegurar sus propios intereses, los de su familia y los de sus amigos. La mayoría de las veces, si el interés común se entrecruza con los intereses privados del soberano, favorecerá sus propios intereses, ya que las pasiones del hombre son mucho más fuertes que la razón. De esto deduce que donde los intereses públicos y lo privados están muy unidos, los públicos se ven más favorecidos. En la monarquía el interés público y el privado son el mismo. Las riquezas, el poder, y el honor del monarca surgen de las riquezas, fuerza y reputación de sus súbditos. Es imposible que el rey sea rico, glorioso o poderoso si su pueblo es pobre, sin aspiraciones, o débil debido a la pobreza, la ignorancia o las guerras. Mientras que, en la democracia o la aristocracia, la propiedad pública no da tanta fortuna individual, dando lugar a la corrupción, el mal uso de la ambición, a la traición o a la guerra civil. Hobbes desarrolla también el tema de la sucesión de la soberanía en esta segunda parte. Afirma que el derecho de sucesión recae siempre sobre el soberano. Las democracias y aristocracias tienen menos problemas a la hora de la sucesión, pero en el caso de la monarquía, es un tema más complejo; la dificultad más destacada en la sucesión monárquica es el derecho de sucesión. La dificultad que surge es, en primer lugar, que no es el manifiesto quien elige al sucesor, ni muchas veces, quien realmente sucede es quien fue nombrado heredero por su antecesor. En ambos casos, se requerirá un uso extraordinario de la razón. Ha de pensarse muy fríamente este problema: la sucesión es un derecho irrefutable del monarca; por tanto, tiene derecho soberano a elegir su sucesor. Si no usa este derecho, se disuelve y vuelve a la multitud. Por tanto, se manifiesta que, por la institución de la monarquía, el elegir al próximo soberano está en manos del presente. Cabe destacar que no es siempre obvio a quien elige el monarca, y hay veces que puede surgir la duda de quien es el heredero. ve que hay una simple solución a este dilema: El soberano ha de expresar por escrito (en su testamento) quien es su heredero; o puede declararlo en vida por palabra expresa, como hicieron los primeros emperadores romanos. Esto suponía un cambio radical en algunos conceptos de la monarquía, pues el heredero no tenía por qué ser pariente del monarca, sino que podía ser cualquier hombre que el monarca designara para el puesto. Por tanto, cualquier persona que fuese nombrado por el soberano como heredero, ya fuese por escrito u oralmente, y en cuanto falleciese el predecesor, tendría pleno derecho de ser el monarca legítimo. Tras esta afirmación, considera la realidad política en la que vive y desarrolla una serie de explicaciones para la sucesión paterno filial; si falta la denotación expresade un heredero por parte del monarca, se seguirá la tradición. Esta, establece que el varón primogénito será el heredero de su padre, teniendo inmediato derecho de sucesión por costumbre; se supone, que el monarca lo habría declarado así en vida, al ser tradición de generaciones. Por tanto, en la práctica, se vuelve al varón primogénito como heredero.

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