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Analisis De La Segunda Primera Y Segunda Parte Del Libro El Leviatan De Tomas Hobbes


Enviado por   •  10 de Enero de 2012  •  1.996 Palabras (8 Páginas)  •  2.418 Visitas

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“Estado se llama el más frío de todos los monstruos fríos.Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: Yo, el Estado, soy el pueblo.”

Zaratustra, Así habló Zaratustra(Friedrich Nietzsche)

Thomas Hobbes (1588-1679) es uno de los más célebres pensadores políticosde todos los tiempos (…)Ha sido considerado a lo largo de la historia delpensamiento como una persona muy controvertida. De hecho, en 1666 enInglaterra se quemaron sus libros por considerarle ateo. Posteriormente, tras su muerte, sus obras volvieron a ser quemadas públicamente. Pero aún así -y quizás precisamente por eso - su pensamiento ha perdurado, inspirandodirecta o indirectamente a muchos otros grandes pensadores políticos deOccidente (…).Sin duda alguna, su obra más importante es el "Leviatán o lamateria, forma y poder de una república eclesiástica y civil"(1651) es unmonumental tratado sobre la naturaleza humana y sobre cómo se organiza lasociedad. Partiendo de la definición de hombre y de sus características,explica la aparición del derecho y de los distintos tipos de gobierno que sonnecesarios para la convivencia en la sociedad. Considera al Estado como unacuerdo natural entre los poderosos o gobernantes y los súbditos quebeneficia a ambos.

En la introducción de su libro, Hobbes crea una alegoría con respecto al ser humano (arte creado por dios) en relación a una maquina (arte creado por el hombre). Afirma que el hombre funciona con el movimiento de varios miembros y que la vida artificial que crease también podría y puede hacer lo mismo, entonces observa la analogía funcional entre: corazón-resorte, nervios-fibras y articulaciones-ruedas, sin embargo el arte del hombre va mas allá superando limites, superándose así mismo, da vida a un elemento clave para su organización social, El Estado, ese Leviatán que funciona artificialmente y que lo han dotado de imponente presencia material e inmaterial al que nos debemos y tenemos de deber.

La visión del filosofo ingles con respecto a las sensaciones, mente, lenguaje, voluntad, pasiones, virtudes, conocimiento, etc. quedan manifiestas en la primera parte del libro. Nuestro filosofo nos adentra en la mar oscura y hermética de sus criterios con respecto al ser humano y su punto álgido llegará al hacernos navegar por lo que el afirma es el caos y desorden del hombre, para Hobbes el ser humano lleva consigo permanentemente la tendencia a la pugna de poderes, al egoísmo, egocentrismo y a la maldad. Producto de las pasiones naturales de los hombres y ya que el hombre se encuentra subordinado a esas pasiones, es incapaz de regularse así mismo mucho menos a su entorno o comunidad (por llamarlo de alguna manera) así que en vista de ello necesita de algo o alguienmás que lo haga. En este momento se produce la necesaria -para Hobbes- creación del estado al que se referirá con el nombre de Leviatán, dios mortal creado por el hombre, creado para “nuestra paz y nuestra defensa”. Boron sostiene que “las más bajas pasiones no son estrictamente reprimidas sino canalizadas, organizadas por la aplicación política de la racionalidad instrumental de la que hablarán mucho mas tarde Max Weber o la Escuela de Frankfurt”. Este Leviatán será guiado por un soberano al que le debemos total obediencia y sumisión, su accionar será el nuestro, sus fallas las nuestras por lo tanto si reaccionáramos en contra suyo estaríamos reaccionando en contra de nosotros mismos ya que con el voto le damos poder absoluto por sobre nuestras voluntades.

Hobbes afirma también que sin un poder común que nos “mantenga en raya” y sin el “terror que pueda inspirar” no funcionaria en su cometido de someter voluntades.

Para Hobbes nuestra postura con respecto a estos fundamentos, centralistas debe ser de subordinación total. Desaprueba el acto del pensar individual, de poder contestatario, del cuestionamiento contra a los métodos de autoridad a nosotros impuestos.

El nombre que da a los individuos que no pertenecen al Estado como tal es el de súbditos. Dichos súbditos no pueden tener poder individual, ni agruparse para crear una postura o ley mucho menos nombrar a un representante alterno. En caso que llegasen a hacerlo o que inquiriesen en desobediencia, se encuentran negados de defensa o de catalogar a este acto como “injusto” ya que si el soberano decide su castigo será su propio castigo consecuencia de sus propios actos.

En el caso de la búsqueda de un pacto con Dios, Hobbes describe esto como injusto y hasta incoherente ya que jamás existiría dicho pacto a menos que sea “por mediación de alguien que represente a la persona divina” y que hay que venerarlo (a Dios) en publico mas no íntimamente.

Nuestro empirista pretende una organización jerárquica incluso en cuestiones de fe, desaprueba la conexión directa del ser humano con Dios, la anula e invisibiliza apoyado de esta manera totalmente la religión organizada.

No obstante cualquier soberano se debe a sus súbditos. Thomas Hobbes apunta al pensamiento de que los acuerdos a los que lleguen no pueden mantenerse solo en palabras ya que estas no tienen fuerza y pueden ser fácilmente ignorados, entonces todo tipo de acuerdo deberá poder probarse por medios físicos caso contrario se resolverá la controversia por medio de la espada.

Con respecto a las libertades de los súbditos se plantea que en efecto gozan de libertad, la libertad de sus actos, de sus palabras o de elegir su modus vivendi. Esta llamada libertad reposa en el temor o en la necesidad, temor una represalia (cualquiera que esta sea) en tal caso los súbditos por miedo puede realizar o dejar de realizar dicha acción y en la necesidad de realizar determinada acción porque su fin no es postergable.

A este patrón de comportamiento no podríamos de ninguna manera llamarlo “libertad” ya que existe un condicionamiento sobre cual nuestro criterio tiene que manifestar acción.

El pensamiento totalitarista de Hobbes pretende que nuestra soberanía, libertad natural, y pensamiento se subordine y doblegue a un solo soberano que es quien rige el Leviatán, ese humano artificial en el cual reposa un poder absoluto. Si bien es cierto que existe un contrato social los sentimientos y sensaciones intrínsecas del hombre no desaparecen al momento de tomar la soberanía absoluta, eso sí es algo incoherente. Precisamente por llevar a cabo un gobierno absolutista,

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