Resumen de La Tregua

Reseña sobre la novela La tregua de Mario Benedetti.

La tregua no supone el final de la guerra o del conflicto, sino una suspensión momentánea. Después de leer el libro se entiende porque el autor eligió este nombre para su obra.  El escritor Mario Benedetti nos presenta una novela donde su protagonista Martin Santomé un viudo de 49 años asume el papel de un narrador autodiegético contándonos desde la intimidad de su diario durante seis meses y veintiocho días, describe su deseo de jubilarse, nos dice como es su vida cotidiana en compañía de sus tres hijos: Blanca quien ahora atiende las labores de la casa y que durante la historia se vuelve novia de Daniel un hombre joven en quien nuestro  protagonista se ve identificado cuando era más joven, con Esteban tiene muchos conflictos, casi siempre está molesto y distante pero durante la historia va cambiando su relación; Jaime quien más le agrada; pero con el que menos convive y a quien menos conoce. Isabel su esposa muerta, cuyo cuerpo puede describir muy bien; pero no así el rostro, de ella recuerda que casi todas las noches hacían el amor; pero casi nunca conversaban. Su encuentro con Vignale, quien más que un amigo, es un conocido de la infancia, razón por la cual nuestro protagonista no le recuerda, la comida en su casa devela el misterio acerca su identidad, además están  los enredos de este personaje antes y después de la infidelidad con su cuñada Elvira y la decisión que toma al verse descubierto por la esposa. Aníbal quien realmente parece más un mentor, que su amigo, por quien guarda un profundo afecto por su manera de comportarse en el funeral de su madre y que en su última visita parece hacerle reflexionar acerca de lo rápido que se esfuma la vida pues ya se encuentra viejo. Escayola es la muestra de que todo tiempo pasado fue mejor, nuestro protagonista recuerda a su amigo como un joven alto que podía contar el mejor de los chistes con una cara muy seria como de velorio, ahora le encuentra como un gordo de 95 kilos, panzón, calvo con unas manchas como de café y con unas horribles bolsas en la garganta, que se sacuden cuando se ríe. También nos cuenta acerca de su a veces aburrida rutina diaria en la oficina, los conflictos que en esta se gestan, entre los más relevantes destaca el noviazgo de Suarez y Lidia Valverde, él se pude describir como empleado de perfil bajo, ella es la hija del presidente de la empresa, por  ello Suarez cree  que puede hacer lo que le venga en gana, como faltar ó llegar tarde, descuidando así el trabajo. La situación anterior a quien más molesta es a Martínez, quien es el jefe de nuestro protagonista, sobre todo al enterarse de que hay una posibilidad de ascenso que podría tomar Suarez ó el señor Martin Santomé. La vida de nuestro protagonista que va de lo rutinario a lo aburrido, las cenas con su familia donde no puede decir algo por miedo de ofender a sus hijos o comenzar una discusión. La revisión de ciertos documentos en los cuales al ver su caligrafía en ellos estampada  le recuerda como era su vida hace mucho tiempo. Las mentiras para poder salir a desahogarse por la ciudad.

Su situación cambia el día que entran a laborar siete personas a la empresa, entre quienes se encuentra Laura Avellaneda,  “La chica no parece tener tantas ganas, pero al menos comprende lo que uno le explica;” Sentencia el. Y es a partir de este encuentro que el Señor Santomé comienza a fijarse cada vez más en Avellaneda, aunque no se da cuenta que se está enamorando de ella, y  en algunas ocasiones no sabe cómo reaccionar ante algunos comentarios de nuestro protagonista por lo que a veces se sonroja y otras tantas guarda la distancia, además las horas extra en las que solo están ambos en la oficina, solo se ven como jefe y subordinada; pero es esa misma situación la que después les permite  derribar el muro de la desconfianza y comienzan a tratarse de manera más cordial. Es durante estas horas que  nuestro protagonista va examinando de manera más detenida a Avellaneda y logra ganarse su confianza, entonces ella le confiesa que tiene novio. Al pasar unos días el siente que Avellaneda esta triste, al platicar con ella descubre que es porque discutió con su novio, trata de animarla; pero solo consigue dos cosas, derramar el llanto de Avellaneda y le diga “es usted muy bueno señor Santomé”, esta última frase le recuerda su diferencia de edades, ella tiene 24 años y él 49 años,  El protagonista se da cuenta que le gusta Avellaneda y ve una oportunidad ahora que ella está enojada con su novio. El protagonista piensa como abordarla ya que no quiere asustarla, pero realmente él es quien más miedo tiene pero aun no se da cuenta. Se plantea una y otra vez qué actitud tomar; pero aun no se atreve a actuar. Solo después de repasar su estrategia decide ir a un café donde cada chica parece ser Avellaneda, cansado decide probar suerte; pero se encuentra con ella, nervioso y excitado por la sorpresa le invita un café, Ella lo rechaza; pero deja abierta una invitación para otra ocasión. El siente que va a explotar pero al final se resigna, solo fue una batalla más, aun no se rinde y como suele suceder en el amor, cuando menos se espera sucede el milagro. Se encontraba tomando café, cuando ella lo encuentra y se planta de frente  recordándole que había quedado un café pendiente. Es cuando el aprovecha para decirle creo que estoy enamorado de usted, la respuesta de Avellaneda es: Ya lo sabía. Por eso vine a tomar café. Y le pide un tiempo para darle su respuesta. Este suceso genera en el protagonista nuevas dudas. Al día siguiente durante una comida con Avellaneda, le expone sus intenciones hacia ella, usted me gusta comenta ella al final de la misma. A partir de este suceso va generándose entre los dos una complicidad, deciden guardar las apariencias en la oficina, fuera de ella tratan de convivir como una pareja, van al cine, se besan; pero el temor de ser descubiertos además de el peso del tiempo al recordar su edad, predisponen a nuestro protagonista a rentar un departamento sin consultarlo con ella, dando como resultado que las cosas no salen como él lo esperaba la primera vez. El no desea forzar el encuentro así que no le queda más que respetar su decisión y la deja marcharse, después de un tiempo ella se  entrega a él en el departamento y él le pide a Dios que eso dure. Eso les ayuda porque ahora cada uno se ha quitado su máscara, se comienzan a conocer y pueden discutir sobre cualquier tema. Se va generando entre ellos un gran vínculo y nuestro protagonista se pone a reflexionar sobre su vida, se siente feliz por primera vez en mucho tiempo. Durante una conversación que sostiene con Aníbal, acerca de Avellaneda aparece la pregunta: ¿Y por qué no te  casás? Martin trata de explicarle a su amigo sus razones, la edad, ellos en diez años, sus hijos, pero este lo desarma preguntándole ¿Y te parece que así no la perjudicas? El protagonista se da cuenta que no sabe la opinión que tiene Avellaneda al respecto. Y la sinceridad de su amigo al decirle que su problema se resume al miedo que él tiene que ella le ponga los cuernos en diez años, Lo hacen reflexionar una y otra vez. Nuestro protagonista vuelve a la cotidianidad con Avellaneda, se da tiempo para compararla con su esposa mientras ella duerme, para hablar acerca de su concepto de Dios con ella. Sigue postergando esa conversación a cerca de lo que opina Avellaneda del matrimonio. Comenta a su hija la existencia de Avellaneda, surge el deseo de conocerla y se lo pide a su padre. Por fin se da la conversación acerca del matrimonio entre Avellaneda y el protagonista ella le dice: Quizá, al principio, cuando lo nuestro empezó lo hubiera preferido. Ahora creo que no. Y le da las razones de su argumento, el se sienta a escucharlas; pero sobre todo porque ella le describe de manera perfecta en lo que se basa su amor, no cabe duda que lo conoce perfectamente, pues incluso le recuerda cuáles son sus grandes miedos pero lo reconforta al decirle: Lo que más me gusta de vos, es algo que no habrá tiempo capaz de quitártelo. Su hija y su amante se conocen en un principio Avellaneda se siente avergonzada. Pero entre padre e hija logran calmarle. Avellaneda se hace amiga de su hija,  incluso se ven a escondidas para hablar de él. El protagonista comienza a planear como será su jubilación al lado de su amada. Al revisar un cajón encuentra una carta cuyo remitente es su difunta esposa, en ella le pide que se cuide. Le habla sobre sus pesadillas, le informa que está embarazada y que nombre quiere para el niño. Incluso se da ánimos para bromear sobre su muerte durante el parto. Después de leer la carta comienza a recordar el rostro de su esposa y que todo el tiempo él se encontraba riendo. Cuando ella murió, la risa se me cayó de la boca Otra vez comienza a comparar a su esposa con Avellaneda y se  da cuenta que con su esposa no hablaba,  que solo los mantenía unidos el sexo, incluso se pregunta: ¿Eso era amor?, en cambio con Avellaneda el sexo es lo menos importante, para él son más importantes sus gustos y el tiempo que pasan disfrutando en compañía uno del otro. Incluso llega a la conclusión que si esposa estuviera viva y tuviese que elegir entre ella y Avellaneda, se quedaría con Avellaneda. Pasados algunos días nos encontramos a la pareja de enamorados en su sala disfrutando del tiempo uno  del otro y es cuando Avellaneda le dice por primera vez: Te quiero. El siente una opresión en el pecho pues ahora sabe, que eso significa vivir. Antes de jubilarse nuestro protagonista solicita unos días para descansar durante las cuales se dedica a realizar diversas actividades, el último día decide sorprender a Avellaneda pero el sorprendido es el ya que la encuentra saliendo del trabajo con un empleado joven, esto detona su celos los sigue a distancia, hasta que se despiden, se contiene y se mete a tomar un café mientras trata de calmarse y se pone a pensar que Avellaneda lo es todo para él y tiene miedo que ella algún día lo abandone. El se va al departamento donde ella lo recibe  y le dice no sabes la ultima locura de Robredo ¡Que tipo! Hace años que no me reía tanto. El ve que en sus ojos ella es sincera y solo dice en voz baja: Avellaneda y yo. Conforme va avanzando el tiempo se va haciendo más fuerte su amor, ella le regala un reloj de Oro y un caracol un día antes del cumpleaños de nuestro protagonista. Llega el día de su cumpleaños se mira al espejo y piensa que ya tiene 50 años, decide salir a pasear con Avellaneda y se encuentra con su suegra, pero ni este incidente altera la felicidad de nuestro protagonista quien se olvida de su edad cuando esta con Avellaneda. Avellaneda enferma de gripe, Martin Santomé le acompaña por la medicina, antes de entrar en su casa ella  voltea y hace un alegre saludo con la mano. El martes se reporta enferma. El protagonista sufre y la extraña pues han pasado seis días y aun nada sabe de ella.

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