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Resumen el arte de mandar


Enviado por   •  7 de Abril de 2018  •  Resúmenes  •  2.222 Palabras (9 Páginas)  •  4.922 Visitas

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EL MANDO ORGANICO

  • Derecho a la función
  • Derecho a la iniciativa
  • Necesidad de la actividad funcional

Como oficiales tenemos que realzar la dignidad nuestros subalternos y mejorar su valor, es necesario canalizar todas sus fuerzas para sacar adelante la unidad, luchando para que sus derechos sean respetados permanentemente.

Las funciones no son solo para la persona que más trabaja, van consecutivamente a la jerarquía. Se debe comprender perfectamente en no limitarse a llevar insignias como adornos. Ser Oficial es para cumplir con mis obligaciones, mientras se mantenga esto, tengo el derecho de creer, por mi grado, por mi oficial que poseo la capacidad requerida.

Invadir las atribuciones de un subalterno es un abuso. Un oficial no puede opacar a un subalterno, quitándole parte de su función. Dentro de la jerarquía tiene la facilidad, para disponer del subalterno, dado esto se debe evitar los abusos de autoridad que puedan ser posible, sin que esto conlleve a aplicar una correcta disciplina.

La pereza influye en el desempeño de las responsabilidades, continuar en la complacencia es más fácil que enseñar nuevas funciones. Las unidades tácticas son agrupaciones orgánicas. La acción de mando no se ejerce sobre el hombre, deben existir escalones jerárquicos, después de haber recibido disposiciones en los escalones intermediarios es trabajo de los oficiales las adaptaciones necesarias para desarrollar los trabajos necesarios.

En la conducción interna de las unidades, el pasar por alto las omisiones es más tentador y hasta más grave. Los resultados se obtienen bajo un trabajo de mando metódico, todo sistema nuevo molesta. El Oficial se debe mostrar como educador.

En materia de educación no se debe interrumpir ni corregir delante de los alumnos por ningún instructor, con la intención demostrar lo que es necesario  hacer. Cuando intervenimos en el momento que está dictando su clase, se creara un resentimiento de parte del subalterno, quedando interrumpida la instrucción, dejando sentado que si el actúa de la misma manera con sus propios subalternos, significaría la destrucción absoluta del mando en todos los grados.

Si se necesitara reemplazar en sus funciones a un oficial, se debería mejor emplear ese tiempo y facultades cumpliendo el deber primordial de un oficial, guiar y estimular esas falencias, instruyéndolo en todas las circunstancias. Tener subordinados mal preparados sería malo, pero sería lamentable tener Oficiales incapaces de liderar a su tropa, de darse este caso se debe priorizar en recuperar a estos oficiales.

Cuando existan equivocaciones, si ha sido un hecho aislado, muy posiblemente un accidente, no hay que hacer demasiada polémica. Pero si se encuentra un defecto de funcionamiento, permanente, negligencia, falta de conocimiento, entonces corregir al subordinado incapaz, verificar que este al nivel de su labor y no lo dejarlo sino cuando funcione normalmente. En una palabra, si se llega a encontrar algún defecto de fabricación, es mandatorio revisar la máquina y buscar la pieza defectuosa, sería infructuoso estar arreglando los malos productos.

Para aumentar el valor de nuestra unidad, tenemos que reforzar sus diversas dependencias, desarrollar las cualidades militares de los subalternos, mantener cada uno de estos elementos en su lugar de trabajo y hacerlos funcionar debidamente. De esta manera, transmitiremos nuestro impulso, dándole las adaptaciones, pertinentes o determinar la ejecución.

La tropa no es una unidad mecánica, sino orgánica. Sino tiene la preparación para recibir disposiciones, es todavía una cosa pasiva, es preciso que toda ella este asignada con responsabilidades y actividades propias. Querer emplearse en el combate con una unidad pasiva, pendientes al impulso de oficial, no sería razonable como en la misma proporción tratar de reemplazar, para el cuidado de una casa a los perros por medio de aparatos tecnológicos.

Es innato en las personas reaccionar contra todo malestar y dedicarse a las funciones que le hayan encomendado. El Ejército es una institución cuya función principal es la guerra. Desde que esta función afecte con cualquiera de sus ideologías, es preciso que en el punto afectado se produzcan los cambios necesarios, que de no ser cubiertas estas afectaciones dejarían al enemigo el tiempo para destrozar y dejarlo que actué a su gusto.

Cuando se vaya a intervenir para juzgar la iniciativa de un subalterno, tenemos que hacer un alto y reflexionar antes de intervenir. Cuestionarnos si no estamos  experimentando efectos de alguna debilidad personal, porque en tal estado la formación del oficial no comprende que no se haga lo que él disponga, desembocando en un malestar que infiere en las manifestaciones de su liderazgo. No podemos desconocer que la iniciativa es uno de los elementos esenciales de la victoria dentro del campo de batalla.

 LOS PROCEDIMIENTOS DEL MANDO

La arrogancia, el afán de popularidad, la falta de amor a la responsabilidad.

  • Despertar y acrecentar los valores individuales.
  • Colocar estos elementos en su función
  • Exigir trabajar con todo el vigor e inteligencia.

Utilizar métodos represivos y coercitivos como medio de mando, es un método que demuestra la incapacidad del oficial. Lo óptimo sería enseñar a nuestros subalternos a no temer a nada, quedando en nosotros ejercer un buen mando y juzgando de manera objetiva dentro de la vida militar.

Enseñar a temer vendría a ser un tema rutinario. El procedimiento de acción por el temor es ilógico que se vea a veces a algunos oficiales, ser indulgente con los subordinados generaría que el cumplimiento de las órdenes sea opcional, desembocando en posibles castigos y represiones.

Seria de cuestionarse que el personal subordinado entre en consciencia a través del temor y el castigo. Así sea con castigos ligeros, buscaran la manera de evitarlos, pero el temor a las represiones aflictivas no deja cierto parecido con la cobardía propiamente dicha. No acostumbrando a los militares a mantener una posición temerosa.

Los Oficiales tienen la obligación de destruir estas ideas, comprender que la obediencia debe ser espontánea, que el mando es siempre parte de su labor común, bajo la inspiración de un mismo deber con los subordinados,

Dado que la profesión militar es una profesión de disciplina, el oficial no tiene para que recurrir a las amenazas y al temor con el personal reacio a cumplir órdenes. Durante su trabajar diario debe mostrarse tal cual es en realidad, amenazante, la autoridad del oficial es necesaria ante sus los subalternos sobre quienes da órdenes y delega responsabilidades. En la guerra es donde se ve la acción del oficial, deseada los subordinados, donde debe contar con todas sus fuerzas y conocimientos.

La colaboración del oficial y del subalterno siempre será evidente, ambos representan una sola fuerza aplicada a un mismo cumplimiento del deber patrio.

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