SENTENCIA DE MUERTE A LOS COLOMBIANOS

“El hombre el nuevo milenio se esfuerza, quizás como nunca, por vivir cada vez más, cada vez mejor, cada vez más intensamente, pero con frecuencia no sabe exactamente qué vivir ni para qué”

José Antonio Pagola

El mal que encarna a los colombianos esta en el vivir por vivir. Ceñidos por la sociedad de consumo, aquella que promete un bienestar si se continua en aquel ciclo de consumismo sin conciencia proporcionado por la industria y las tecnologías, las cuales aseguran ser lo conveniente, lo necesario, para alcanzar ese “buen vivir”, el cual toda persona merece.

Poco a poco se le otorga un valor de utilidad a cualquier cosa, que una vez finalizado su uso, se desecha, se hace un lado, y una vez se vuelva a tener la necesidad, buscar de nuevo en la industria como satisfacer su necesidad de una manera más practica y que no requiera mucho trabajo; todo significado que vaya mas allá de una cualidad de un objeto, bien o servicio se está perdiendo, bien diría Ospina , la naturaleza se ha convertido en un banco de recursos.

Pero, el juicio de utilidad y la pérdida de significación que ejecutan diariamente los colombianos no es el problema central a exponer, sino lo que engendra estos, y las consecuencias de ver a una sociedad cuyo objetivo sea que sus habitantes opten buscar siempre un bienestar superfluo idealizado por la publicidad y materializado por la industria, y que por tanto, hasta no haber logrado aquella meta no sentir lo que denominan felicidad o la satisfacción completa de necesidades, es que denominen el buen vivir.

Colombia es un país subdesarrollado, lo que lo hace poseedor de muchas desventajas socioeconómicas, y debido a que aun no posee la capacidad de consumo de un país de primer nivel, ha tomado los modelos socioculturales y permitido la intromisión de la industria y publicidad transnacional, para promover la idea de progreso, de avance a través de entes externos, llenando de ilusiones a los colombianos de alcanzar aquel bienestar proyectado por el exterior, es por ello que, si bien ya se justifico la existencia de la sociedad de consumo en nuestro país, se le suma la problemática específica, que es la pérdida del sentido de vivir para nosotros y en vez de ello, tratar de omitir el proceso a la que se somete en general los colombianos diariamente para estar cada vez más cerca de lo que todos los días de sueña cumplir, el día en que se alcance esa meta y con ello considerar que hasta ese momento se vive.

William Ospina , ejemplifica muy bien lo que significa la perdida de significado de vivir para nosotros, vivir por vivir, el cual dice que, alguna vez fue importante aprender: hoy graduarse. Alguna vez fue importante viajar: hoy se trata solo de llegar, y cuanto menos se sienta y se viva el viaje,

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