Saber Ver La Aqrquitectura

Saber Ver la Arquitectura

Bruno Zevi

Hoy en día, uno de los mayores problemas de la arquitectura es que es “la gran olvidada” dentro de las artes, el público no se interesa por ella. Esto es debido en parte a que las obras de arquitectura no pueden ser expuestas como las de pintura o música sino que hay que tener interés y buena voluntad para ver la arquitectura con cierto orden e inteligencia. Sin embargo, el público no tiene toda la culpa, prefieren dirigirse a la pintura o escultura ya que la arquitectura se ilustra como un eco o un reflejo de ellas. Para enseñar a ver la arquitectura se ha de proponer una claridad de método.

El espacio interno de los edificios es el protagonista de la arquitectura, saberlo ver constituye la comprensión de los edificios. Nuestra ineducación espacial y su complejo método de representación también dificultan el interés público por este arte. Hasta el período cubista se pensaba que la arquitectura poseía tres dimensiones. El desplazamiento sucesivo del ángulo visual, que requiere el tiempo de nuestro recorrido, es lo que los cubistas llamaron “la cuarta dimensión”. Pero aún no somos capaces de representar el espacio de una forma satisfactoria, las plantas, fachadas y fotografías no son suficiente.

La historia de la arquitectura equivaldría a exponer la historia misma de la civilización ya que responde a exigencias de muy diversa naturaleza. En la época griega el mayor defecto fue

la ignorancia del espacio interno, las obras han de ser contempladas como grandes esculturas. Los romanos no tenían el refinamiento sensible de los escultores-arquitectos griegos pero poseían el genio de los constructores-arquitectos. Los cristianos casaron la escala humana de los griegos con la conciencia del espacio interior romano. Los bizantinos introdujeron la aceleración direccional y la dilatación al esquema cristiano. Tras una época bárbara de preparación llegamos a la métrica románica. Es una edad espacial determinada por una sensibilidad original del “vacío” arquitectónico y del tiempo empleado en el recorrido de ese vacío. Desde el punto de vista constructivo, el gótico continúa y profundiza la investigación románica. Por primera vez en la historia los góticos conciben espacios que están en antítesis polémica con la escala humana y engendran al mirarlos un estado de ánimo de desequilibrio. En el siglo XV, un elemento nuevo que aparece a primera vista en la arquitectura es esencialmente una reflexión matemática desarrollada sobre la métrica románica y gótica. Los temas espaciales del siglo XV se prolongan en los siglos sucesivos, y a través de muchos grandes genios se enriquecen con motivos volumétricos y decorativos de mucha diversidad e individualidad. El Barroco es liberación espacial, es liberación mental de las normas de los tratadistas, de la geometría elemental y de todo lo estático, de la simetría y de la antítesis entre espacio interno y espacio externo.

Se alcanza una actitud creadora liberada de prejuicios intelectuales y formales. Tras el Barroco encontramos el período neoclásico y el eclecticismo del siglo XIX. Es una época de mediocridad de invención y de esterilidad poética, la verdadera redención del siglo XIX se realiza en los espacios externos, es decir, en el urbanismo. Por último, el espacio moderno se funda en la “planta libre”. La exigencia social plantea a la arquitectura el problema concreto de la casa para familia media, así como la nueva técnica constructiva del acero y del hormigón armado que nos brinda la posibilidad

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