TEORÍA DE LA ACCIÓN COMUNICATIVA

Teoría de la acción comunicativa

Jurgen Habermas

Reporte de lectura

Paulina Carrillo Sierra

Habermas, postula un modelo que hace posible analizar la sociedad como dos formas de racionalidad, las cuales están en juego simultáneamente: la racionalidad sustantiva del mundo de la vida, y la racionalidad formal del sistema. En esta perspectiva, el mundo de la vida representa una perspectiva interna, como el punto de vista de los sujetos actúa sobre la sociedad, mientras que el sistema representa la perspectiva externa, la estructura sistémica.

El autor, estudia a la sociedad como un compuesto de sistemas complejos, estructurados, en los cuales el actor desaparece transformado en procesos; de igual manera, incluye el análisis sociológico que le da prioridad al actor, como creador inteligente, pero que a su vez se encuentra inmerso en la subjetividad de los significados del mundo vital.

En su propuesta, Habermas define el trabajo como una acción medio-fin, refiriéndose al hecho de que para conseguir determinado fin, se han de utilizar de igual manera unos y otros medios.

A lo anterior, se contrapone el ámbito de la acción comunicativa, la cual la define como una interacción mediada por símbolos, dicha acción tiene como núcleo fundamental las normas o reglas obligatorias de acción que definen formas recíprocas de conducta, y éstas han de ser entendidas y reconocidas de manera intersubjetiva.

Este tipo de acción dará lugar al marco institucional de la sociedad en contraposición a los sistemas de acción instrumental y estratégica.

Según el autor, dicho marco institucional de la sociedad, posee diferentes funciones: la organización colectiva para la conservación de la especie, la cual no se encuentra asegurada exclusivamente por el instinto; la institucionalización de los procesos de aprendizaje y acomodación y finalmente, la represión y canalización de tendencias libidinosas o agresivas que resultan disfuncionales para la propia conservación colectiva de la sociedad, la cual, a su vez implica una organización del poder con la finalidad de reprimir dichas tendencias agresivas y la articulación y satisfacción de nuestras necesidades, dicha articulación y satisfacción se cumplen mediante la tradición cultural.

Habermas señala, que en toda persona que actúa lingüísticamente, con vistas a entenderse con otros, se encuentran las siguientes pretensiones de validez: inteligibilidad, verdad, veracidad y rectitud.

La acción comunicativa, tiene como objetivo lograr un acuerdo: comprenderse. Lo cual implica en primera instancia un conocimiento compartido, confianza mutua y finalmente acuerdos basados en requisitos de validez, los cuales son: comprensibilidad de lo que se dice, verdad para lo que se dice, veracidad para expresar lo que se piensa y rectitud para atenerse a un conjunto de normas aceptadas por todos. Además de lo anterior, el autor señala que dentro de la acción comunicativa, la única fuerza que debe prevalecer es la fuerza del mejor argumento.

Habermas toma como base la comunicación, refiriéndose a ella como la acción social del lenguaje, plantea que se debe conocer y comprender el contexto social como un conglomerado de sistemas complejos y estructurados.

Para lo cual se deben tener en cuenta por lo menos las normas o reglas obligatorias de acción que definen formas recíprocas de conducta, éstas han de ser entendidas y reconocidas intersubjetivamente, es decir, que las cosas son acuerdo a como lo llamamos, el resultado de esto es que la verdad se produce por el consenso, y esta verdad no es objetivo, ya que esta verdad atiende a la rectitud y por último a la veracidad, la cual se refiere a la formulación como expresión del pensamiento, es decir, que lo que se dice debe ser lo que se cree o piensa, pues si se miente, la comunicación se rompe.

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