UNIVERSIDAD Y CONOCIMIENTO

UNIVERSIDAD Y CONOCIMIENTO

En nuestro medio las discusiones de mayor impacto cultural y mediático que vienen dándose sobre la universidad están focalizadas en sus aspectos institucionales, políticos y financieros, a saber, las formas de gobierno interno y de representación, los modos de coordinación del sistema universitario en su conjunto la masificación y el ingreso, la crisis del financiamiento estatal etc.

Sin negar la centralidad de estos temas ni su urgencia respectiva deseamos aquí desplazar la mirada para focalizarnos en un aspecto poco discutido en proporción a la importancia que reviste para la universidad, en cuanto lugar de la creación y transmisión del conocimiento: nos referimos a las políticas de conocimiento, entendiendo por estas no solo las formas institucionales que organizan al conocimiento sino las concepciones y valores que subyacen en su planificación institucional.

Frecuentemente se piensa que después de haber cursado los estudios de nivel medio superior, la única opción que tenemos para realizarnos profesionalmente es la universidad, sin percatarnos que ésta no es sino una alternativa más.

Optar por la universidad nos obliga a saber qué es ella, qué nos ofrece, qué nos exige y a qué nos comprometemos con ella. Por tal motivo hemos de tener presente que la elección de la universidad no nos ofrece una formación profesional; para ello existen otras instituciones. Tampoco nos asigna un status superior en la sociedad.

Una elección consciente nos obliga a pensar en nuestra capacidad, en nuestras aptitudes y en nuestros intereses para no errar en nuestra decisión. Si después de pensar en su ser y sus funciones nos damos cuenta que ella satisface nuestras inquietudes y deseos, entonces bienvenidos a esta comunidad generadora de pensamiento libre y plural. Si en el transcurso de nuestra reflexión descubrimos que éste no es nuestro camino, entonces con espíritu sereno decidamos por la opción que corresponda a nuestras expectativas.

Objetivos de la investigación

Cuando nos piden que establezcamos objetivos, parece que las ganas se adelantan a las palabras, a la reflexión, por lo tanto, tendemos a establecer objetivos cuya amplitud seria difícil de lograr. Escuchemos algunos que corresponden a campañas políticas:

Cambiar el país.

Cambiar la cultura.

Eliminar la pobreza.

Lograr una justicia para todos.

Es cierto que son buenos objetivos, son excelentes, pero implican tareas que no dependen de una persona, ni de un equipo de personas, sino de la voluntad de toda la ciudadanía, por lo tanto, lograrlo en tres o seis años, según el nivel del ejecutivo, es una utopía, porque son demasiados y muy complejos los factores que inciden en cada una de las propuestas, por lo que cualquiera que piense, al escuchar el mensaje, sabe que no son más que palabras con buena intención, difíciles, muy difíciles de lograr, si no es imposibles.

Muchos estudiantes cuando por primera vez se internan en la verdadera investigación, una vez que enuncian los objetivos, se olvidan de ellos, los dejan como letra muerta y no los vuelven a mencionar, salvo en el proyecto. No obstante, en el apartado de conclusiones, además de hacer la defensa de tus hipótesis, para establecer si estas se comprobaron o no, se vuelven a citar los objetivos y se explica si estos se lograron en su totalidad, o bien, se da la argumentación que aclara lo que si alcanzo y lo que no, en cuyo caso deberás expresar cuales fueron los motivos que te impidieron lograr lo que habías propuesto. Por otra parte, considera que no siempre el hecho de no cubrir los objetivos es imputable al investigador, ya que en ocasiones el fenómeno elegido presenta obstáculos que impiden lograr las expectativas.

LA CREATIVIDAD

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