El contexto socioeconómico y su incidencia en la dinámica salud-enfermedad

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Universidad de Oriente

Núcleo Nueva Esparta

Unidad de Cursos Básicos

Departamento de Medicina

EL CONTEXTO SOCIOECONÓMICO Y SU INCIDENCIA EN LA  DINÁMICA SALUD-ENFERMEDAD

Presentado por:

Angie Salazar Figuera C.I. 31.257.292

Meriangelys Narváez Marval C.I. 30. 870.943

Prof. Williams Abrazarte.

ENERO, 2023.

Cuando se está en la búsqueda de una definición de lo que es una “estructura”, lo común es pensar en algo físico, en alguna edificación o planos que especifican los componentes de alguna, dónde están y cuál es su función. Ahora bien, pensar en una estructura socioeconómica normalmente hace que nos venga a la mente alguna institución gubernamental, bancos, negocios y demás. Sin embargo, una estructura de ese tipo no es más que la organización y distribución de los recursos, la riqueza, el poder y las relaciones sociales dentro de una sociedad; un concepto que abarca tanto aspectos económicos como sociales, y comprende las formas de producción, distribución y consumo de bienes y servicios, así como las relaciones de poder, clases sociales, movilidad social, educación, salud y demás aspectos. La estructura socioeconómica de una sociedad viene determinada por diversos factores como, el sistema económico predominante, las instituciones políticas y económicas, la tecnología, la cultura, la geografía, la historia y las políticas públicas que se estén implementando.

Estas estructuras tienen un impacto significativo en la de vida de cada persona, siendo determinante en las diversas facetas que la integran como agente social, biológico e individual. Una de ellas es la salud, la cual no es simplemente la ausencia de enfermedad, pues, la salud corresponde a un proceso dinámico que involucra aspectos biológicos, sociales, psicológicos y ambientales; siendo la situación socioeconómica un factor clave todo el proceso salud-enfermedad. Hablar del proceso salud-enfermedad es hablar de la dinámica continua donde el individuo experimenta cambios en su estado de salud que pueden ir desde un estado de bienestar optimo hasta la presencia de enfermedades o condiciones médicas. Este proceso implica una interacción compleja entre los factores antes mencionados que puede influir en la salud de la persona y es gracias a ese dinamismo que el proceso puede variar a lo largo del tiempo, de acuerdo a los estilos de vida, hábitos, exposición a enfermedades, etcétera.

La distribución desigual de recursos económicos y de oportunidades educativas y laborales, condiciona el acceso a servicios de salud, vivienda digna y alimentación adecuada; las personas que se encuentran en situaciones socioeconómicas desfavorables enfrentan mayores barreras para tener acceso a ello y mantener estilos de vida saludables. Generalmente, para tener ingresos, las personas en estas condiciones se exponen a condiciones laborales precarias, insalubres o peligrosas, algo que está estrechamente vinculado a la salud. Los trabajadores con bajos ingresos suelen enfrentarse a riesgos ocupacionales más altos que pueden derivar en lesiones, enfermedades o estrés laboral. En cambio, mejores oportunidades y un empleo digno y seguro pueden contribuir positivamente a la salud al proporcionar ingresos estables, acceso a seguridad social, servicios de salud privados, estilos de vida mas seguros y un sentido de pertenencia y realización personal.

Colocarle un nombre a esta desventaja socioeconómica no es complicado, ya que, estamos hablando de un fenómeno que afecta a millones de personas en todo el mundo y tiene un impacto significativo en la salud pública, la pobreza. Las personas que viven en pobreza tienen más probabilidades de sufrir enfermedades crónicas e infecciosas debido a la falta de recursos para prevenirlas, diagnosticarlas y tratarlas. De igual forma, el fenómeno repercute en su salud mental, pudiendo causar estrés crónico, ansiedad y depresión ocasionados a las dificultades económicas y sociales; aunado a eso, la misma situación los hace blanco de estigma y discriminación, agravando más su situación. De igual modo, cabe destacar, que la pobreza no solo afecta a la salud individual, también tiene consecuencias a nivel colectivo porque esta situación donde el acceso a los servicios de salud es limitado puede llevar a brotes de enfermedades infecciosas y epidemias, afectando a la comunidad.

Siguiendo el mismo orden de ideas, un punto muy importante a tratar es la pobreza como factor determinante en las oportunidades de acceso a una educación de calidad. El pobre tiene menos probabilidades de acceder a una educación de calidad debido a las barreras económicas, sociales y culturales, limitando las oportunidades de desarrollo personal y empleo, lo que perpetua el ciclo de la pobreza. La adopción de comportamientos saludables, comprensión de información médica y la toma de decisiones informadas sobre el ámbito de la salud, va de la mano con la educación; personas con niveles educativos bajos tienden a adquirir conductas riesgosas, como el consumo de dietas poco saludables, alcohol, tabaco y estupefacientes. Por otro lado, la educación se relaciona también con el acceso al servicio de salud, personas con un alto nivel educativo poseen una mejor comprensión del sistema salud, permitiéndoles buscar y acceder a este cuando sea necesario e inclusive influye en la capacidad de abogar por sus propios derechos en cuanto a salud respecta.

          En síntesis, retomando lo expuesto anteriormente, los determinantes de la salud son propiedades basadas en el estilo de vida, afectadas por amplias fuerzas sociales, económicas y políticas que influyen en la calidad de la salud personal o colectiva. Dentro de este grupo de propiedades, se encuentran en un plano distal los determinantes culturales, los cuales, son indispensables para el abordaje y entendimiento del proceso salud-enfermedad dentro de una sociedad. A pesar de no existir una definición concreta sobre determinantes culturales, en el ejercicio, para aproximarnos en la construcción de este, es conveniente primeramente definir el concepto de cultura, la cual, es un elemento fundamental en la configuración de cualquier proceso social, incluyendo el campo de la salud. Se trata de un conjunto de creencias, valores, costumbres, tradiciones y comportamientos que conforman la identidad de un grupo o sociedad en particular. En este sentido, la cultura influye directamente en cómo las personas perciben su estado de bienestar, el cuidado de su cuerpo, la prevención y tratamiento de enfermedades, así como en su relación con el sistema de salud.

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