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C, Organizacional


Enviado por   •  2 de Abril de 2013  •  2.803 Palabras (12 Páginas)  •  223 Visitas

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REPENSANDO LOS NEGOCIOS

ROWAN GIBSON

En los años sesentas y comienzos de los setentas, existía una sensación general de certidumbre respecto a hacia donde íbamos y a como haríamos para llegar ahí.

Corporaciones exitosas, poderosas economías de posguerra e instituciones establecidas por largos años, nos conducían al futuro como grandes sedanes de lujo, por una carretera grande y despejada. Entonces imaginaban ver una larga carretera recta desplegada entre ellos y el horizonte lejano, carretera que podía transitarse del mismo modo que el camino que iba quedando atrás. El futuro, según parecía, les pertenecía. Nada podría haber estado más lejos de la verdad. La lección de las últimas décadas es que nadie puede avanzar hacia el futuro valiéndose del piloto automático.

Los libros de negocios están repletos de ejemplos de corporaciones aparentemente invencibles que se durmieron al volante y pagaron un alto precio.

Para muchos, el castigo llegó inesperadamente desde la competencia extranjera, que hasta entonces parecía pequeños puntos insignificantes en el retrovisor, pero que se aceleraron a mediados de los 70’s y comienzos de los 80’s y se convirtieron en los nuevos líderes de la industria. Otros fueron aventajados por actores más pequeños y emprendedores que se valieron de las ventajas de las intersecciones – o puntos de entrada a la carretera – que la tecnología de veloz avance comenzaba a crear. En el lapso de unos pocos años, los caminos que a muchos alguna vez les parecieron ser de su propiedad, se transformaron en arenas de combate atestadas y competitivas. Y la travesía se transformó en carrera.

Durante ese período, cientos de compañías desaparecieron de Fortune 500, retrocediendo para convertirse en rezagados o espectadores en el camino al futuro, como Gary Hamel y CK Parlad los descubrieron. Y no fueron pocos los ex – líderes que dejaron la carrera por una patinada que los llevó al olvido. El mito de la “excelencia”, que nació y fue ampliamente creído a comienzos de los ochenta, morirá antes de terminar la década.

Hoy, cuando miramos el futuro, no encontramos certeza alguna sobre el adonde vamos o al como llegaremos allí. Ya no vemos aquella carretera larga y recta extendida hacia el horizonte. A cambio de ello, descubrimos que a la vista está el fin del camino. Ya que es propio decir que la finalización del siglo veinte representa el fin de todo un orden de cosas. El fin del estado benefactor. El fin del comunismo y del capitalismo de posguerra. Quizás hasta sea el fin de la historia (de acuerdo a Francis Fukuyama).

¿Qué nos espera al final del camino? En su libro Powershift, Alvin Toffler lo describe como terra incógnita – el paraje no cartografiado del futuro. Hacia delante vemos un mundo de caos e incertidumbre. Un mundo de cambios acelerados. Un mundo en el que la economía no tendrá base en las tierras, dinero o materias primas, sino en el capital intelectual. Donde la competencia será feroz y los mercados inmisericordes. Donde las pequeñas compañías se darán maña para adelantarse a las gigantescas corporaciones a escala global. Donde los consumidores tendrán acceso infinito a productos, servicios e información. Donde las corporaciones serán más importantes que las naciones. Y donde Ud. tendrá que hacer negocios en tiempo real, o darse por muerto. En lugar de la certeza, hay una sensación que nuestras sociedades industriales están en graves problemas, a medida que colectivamente avanzamos hacia lo que los científicos llaman el borde del caos – un período de transición violenta donde el viejo orden del caos finalmente dará paso al nuevo orden. Pero, al mismo tiempo, también existe una tremenda sensación de aventura y de oportunidad para todos.

Preparándose para el mañana

A medida que nos preparamos para manejar fuera del camino hacia el terreno desconocido de más adelante, de vehículo, con destrezas de conducción muy diferentes y con un sentido de dirección completamente nuevo. Pero, más fundamental aún, será necesario que confrontemos nuestros supuestos personales y organizacionales respecto del mundo hacia el cual avanzamos – el mundo sumamente distinto del siglo veintiuno. En breve, necesitamos repensar el futuro. Pero ya que el futuro es tan bastamente envolvente, ¿cómo podemos repensarlo en la práctica?

El primero de estos temas es “Aquí se acaba el camino” – la toma de conciencia que el futuro será diferente al pasado. Esto puede parecer obvio, y la mayoría de nosotros siempre supimos que así sería. Pero nos comportamos como si así no fuera. Muchos de los líderes de hoy aún se aferran a la idea que las cosas de algún modo han salido mal pero se pueden arreglar, de modo que podamos hacer que regresen a ser lo que eran. Aquello es engañarse. El pasado se ha ido. El camino que hemos transitado por décadas se está terminando. De aquí en adelante, el viaje hacia la mañana será una experiencia por fuera del camino, y tenemos que cambiar acorde a ello nuestro esquema mental. El segundo tema es “Los nuevos tiempos necesitan nuevas organizaciones”. No llegaremos lejos conduciendo un sedán de lujo en el rally Paris – Dakar. Lo que necesitamos es una clase completamente nueva de vehículo organizacional que pueda transitar los parajes ásperos y de negocios inciertos que estamos recorriendo. Un vehículo que refleje la era de informaciones del futuro, más que la era industrial del pasado.

El tercer tema es “¿Adónde iremos a continuación?” Enfrentadas a un viaje incierto por un mundo de confusión, las organizaciones verán que se hace crecientemente difícil tomar decisiones estratégicas confiables. El mensaje fundamental de este libro es que vamos a necesitar una visión, un destino, un punto de vista respecto al futuro, una dirección en la que canalizar los esfuerzos de la gente con que trabajamos. Tal visión no la desarrollaremos consultando un mapa. No existen mapas de la terra incógnita. En lugar de ello, los líderes tendrán que escrutar el horizonte por si mismos. Tendrán que crear sus propias ideas sobre a donde deberán dirigirse, y luego señalar el camino a sus organizaciones de manera perentoria.

AQUÍ SE ACABA EL CAMINO

Durante largo tiempo hemos sabido en el fondo que el futuro será diferente del pasado. Cada escritor de ciencia ficción, desde Julio Verne a William Gibson, nos ha recordado aquello. Pero tercamente nos hemos negado a creer que el futuro será diferente a nuestras expectativas. La mayoría nos comportamos como si el futuro fuera una extrapolación

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