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Conciencia e Imagen. Características de la imagen


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2017  •  Tareas  •  2.185 Palabras (9 Páginas)  •  268 Visitas

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Conciencia e Imagen

Alexis Axel Rodríguez Sánchez

La imagen es un acto de la conciencia y no una cosa. Sartre busca las propiedades de la imagen por medio del método fenomenológico, dando paso a su teoría sobre la estética y la ética.

Sartre hace hincapié en que una imagen no es una cosa, sino un acto de la conciencia, un contenido de la misma que priva a la imagen de cualquier característica física. Pero esta conciencia es una conciencia imaginante de naturaleza actual y concreta, sin entregarse a la reflexión. En todo caso, la palabra imagen no podría referirse más que a la relación que existe entre la conciencia y el objeto, es una forma establecida que el objeto posee de aparecer a la conciencia, y a su vez, una determinada manera que tiene la conciencia de atribuirse un objeto.

Características de la imagen

Son cuatro las características determinantes de una imagen: La primera es que una imagen es siempre un acto de la conciencia y no un contenido de esta, la conciencia se refiere al objeto de dos maneras diferentes. En ambos casos se trata del objeto en su individualidad concreta, pero en uno de ellos, el objeto termina siendo encontrado por la conciencia.

Seguida a esta, la segunda característica dice que imaginar un objeto significa un desprendimiento de su presencia física. Entre un objeto y la imagen hay trascendencia, un paso desde lo real hacía el ámbito de la conciencia. El objeto como imagen está privado de su realidad. Cuando imaginamos un objeto, lo volvemos no físico, algo no tangible.

Según Sartre, la  imaginación proviene del saber. La imaginación es hija del saber y de la experiencia sensible, aquella que le brinda los elementos para recrear cosas que ya sabíamos y que ya vimos, sólo que representadas de una forma distinta. A pesar de esta creatividad, Sartre afirma que la imaginación no nos aporta novedad alguna, llegando así a la tercer característica: una imagen es un acto y, como tal, no puede ser observada como un objeto físico.

Para definir la manera en la que podemos percibir nuestras imágenes, entonces, Sartre habla del fenómeno de la cuasi-observación Observo los objetos. Aunque el objeto entre por entero en mi percepción, nunca se podrá mostrar más que un lado a la vez. La percepción de un objeto es, pues, un fenómeno con una infinidad de fases. El significado que tiene para nosotros.

Vemos desde este instante que la imagen es un acto sintético que une a unos elementos más propiamente representativos un saber concreto, no de imágenes. Una imagen no se aprende: está organizada mediante los objetos que se aprenden.

La cuarta característica de la imagen es la espontaneidad de la conciencia que imagina: a diferencia de la percepción, la imaginación no establece límites al generar y conservar los objetos imaginados. La conciencia es absolutamente libre de imaginar lo que quiera.

Imaginar un objeto consiste en hacerlo trascender de su realidad física, crear la imagen de forma libre y espontánea resignándose a no obtener conocimiento, ya que la imagen es creación y no contemplación.

La imagen surge cuando nuestra conciencia elabora los datos de la percepción y constituye una conciencia del objeto como imagen. A partir  del objeto, la conciencia extrae la imagen.

Juicio de la estética sobre la imagen

Entre el objeto y la imagen hay una significativa diferencia, la transición de lo real y físico a lo irreal, entendiendo por este último como una característica particular de los objetos de presentarse, de una forma distinta a la realidad tangible.

El juicio estético se aplica siempre a la imagen y nunca a la realidad, la cual es un soporte para la imagen. Pero si la imagen es una irrealidad, el juicio que se tiene sobre lo bello será siempre a la irrealidad.

Para Sartre, el arte no imita a la realidad, sino que la reelabora. El artista toma la realidad como influencia para después negarla, una imagen que renuncia a la objetividad. Aunque cada verdadero artista deja la huella de su imaginario, de la manera propia que se tiene de negar la realidad para afirmar la imagen.

Hay dos formas de disfrutar del objeto: por medio de la percepción el objeto es tomado desde su dimensión real, mientras que con la imaginación lo hace por medio de su dimensión estética.

Dicho esto, la belleza pertenece únicamente a la forma irreal de una obra. La belleza es un valor que no podría aplicarse a nada más que a lo imaginario. No hay duda de que el juicio estético es dado por la conciencia. Pero siempre haciendo referencia al objeto físico.

Nos vemos sujetos a la necesidad de la percepción mientras que esta nos pone en contacto con la realidad. Este es un contacto necesario ya que, según Sartre hay una riqueza en el mundo insaciable para la conciencia. Si no fuera así, todo hubiera sido imaginado a estas alturas. El mundo y sus posibilidades exceden nuestra conciencia y la belleza está presente en el mundo, en las cosas, en las obras artísticas.

Ética e imagen

Lo imaginario es irreal porqué las imágenes son descompresión de lo real, irrealidades sin sensibilidad, realidades profundamente subjetivas. La imagen, al no ser más que un producto irreal, es incapaz de influir en la dimensión real. Las imágenes son realidades débiles. Si la realidad es algo concreto y eficaz, la vida imaginaria es frágil e incorpórea.

Lo real termina coincidiendo con el bien, ya que es algo concreto, sólido. Por ende, se deduce que el mal es todo lo irreal, aquello que escapa de la realidad. El mal coincide siempre con una disminución de la realidad misma. Lo malo es aquello irreal porque se opone a la realidad, es negación, destrucción, una forma de protesta ante la realidad. Lo que se opone a la realidad es llamado por Sartre “irrealidad”; la imaginación es una manera de perderse en algo que se encarga de negar la realidad.

Bien y bello son dos valores distintos: mientras que al primero se le atribuye cierto valor por ser real, lo bello ocurre cuando la obra trasciende de lo real a lo irreal. Si se elige lo bello, de cierta manera se elige el mal, la separación y negación de la propia realidad.

Pero la realidad pesa más que la irrealidad. La irrealidad nunca es irreal en su totalidad, a pesar de que las fantasías se dirigen hacia la nada, estas surgen a partir de una negación de la realidad. La irrealidad es una reestructuración del ser y de la realidad. Aun aceptando que la fantasía es sea irreal, siempre conlleva una base de realidad. La creación comienza dentro de lo imaginario, para desembocar en la realidad.

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