El arte, sus características y su importancia como producto del quehacer humano
I5R43LEnsayo24 de Octubre de 2017
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El arte, sus características y su importancia como producto del quehacer humano
El ser humano es un ser perceptible, sensitivo, pensante y razonante progresivo que a lo largo de las épocas de su existencia en la tierra ha desarrollado y evolucionado su forma de pensar para implementar su calidad de vida y asegurar su supervivencia contra las amenazas, al principio naturales y después humanas, a las que se ha enfrentado diariamente desde el principio de los tiempos. Siempre ha estado en constantes cambios y en constante movimiento, buscando la superación de su especie y aplicando una monarquía sobre el resto, dominando a la naturaleza e incrementando sus capacidades físicas y mentales mediante el descubrimiento a través de la experimentación y la observación, sacando deducciones, formulando hipótesis, creando y desechando ideas, ha sido capaz de extender sus dominios sobre toda la tierra y de fundamentar, construir y mantener un imperio glorioso, lleno de riquezas, poder y como elemento principal, un cambio de innovación y mejoramiento constantes; sin embargo, el imperio está también lleno de injusticia y desigualdad social, desigualdad económica, corrupción, violencia, entre otras cosas que, al igual que en cualquier otro imperio, también se encuentran aquí.
Desde sus orígenes, el hombre ha tenido la necesidad de proyectar sus ideas. Al ser un organismo con una forma de pensar racionalmente progresiva, el expresar sus ideas no era una opción, era una necesidad. El hombre quería proyectar sus emociones, su forma de ver el mundo, sus ideas, los fenómenos que pasaban a su alrededor, su experiencia, en fin, su vida. Quería hablar y comunicarse, quería expresar lo que sentía y quería compartirlo con los demás e incluso, tal vez, comparar su cosmovisión con el resto de los individuos que se relacionaban con él y llenar su necesidad de socialización. Necesitaba liberarse, abrir su panorama, conocer y darse a conocer, descubrir los misterios del mundo que lo rodeaba y que su cerebro ya tenía todas las variables y distintas opciones e ideas que sabía que podía llevar a cabo, sin embargo, no lo quería hacer solo, quería compartir sus ideas y desarrollarse dentro de una sociedad en la que compartieran formas de pensar y no sólo existencia. Se sentía impotente y atrapado en un panorama hermoso, vasto, lleno de descubrimientos y conocimientos para llenar su sed de conocimiento y aumentar su entendimiento e intelecto, un mundo que le daría lo necesario para sobrevivir y para vivir en él, un mundo creado a su medida en el que podía satisfacer sus necesidades de sobra, un mundo perfecto y, sin embargo, no podía verlo de esa forma. Su necesidad de expresarse, de comunicarse y de socializar lo quemaban por dentro, era un sentimiento profundo que le enjaulaba el alma y la desollaba en el mismo infierno, era un pensamiento en el que sentía que explotaba y que su existencia no tenía ninguna razón. El calvario de su alma lo llevó a desarrollar su intelecto a un nivel superior, en donde la comunicación fuera algo real y donde él pudiera ser libre, donde pudiera tener una razón existencial, fue así que nació el arte.
El arte nació a base de una necesidad, la inexplicable necesidad del único ser social de razonamiento progresivo perfecto en la historia del mundo de expresarse y de sentirse alguien o algo en la infinidad del universo. Simplemente desde que la luz fue creada, eso fue una obra de arte. Cada una de las ideas que el hombre desarrolló y las sensaciones que experimentó después de haber dado su primer aliento fueron maravillosos cuadros de arte, pintados por un ser supremo. Todos los impulsos nerviosos en su cerebro, los millones y millones de imágenes que llegaban a sus ojos por segundo, el funcionamiento meticulosamente perfecto de sus sistemas y el diseño ideal de su cuerpo, todo ello, fue una obra de arte. Antes que el hombre existiera, el arte ya rondaba la tierra.
Las primeras obras mostraban las técnicas más puras de arte, la pintura en la diversidad infinita de colores de todo alrededor; la escultura ligeramente empinada de las montañas, los valles, los montes, los ríos, el fondo marino e incluso la Tierra en su totalidad; la arquitectura natural de las cuevas, modestamente adornadas con minerales y piedras preciosas; la música natural de los fenómenos que sucedían alrededor, desde el correr de los ríos, los sonidos de los animales, el viento; las danzas entre las bestias cuando tenían la necesidad de apareamiento o socialización; la obra literaria más completa de todos los tiempos, la Creación. Y, sin embargo, tenía algo que el hombre jamás podrá alcanzar, un arte que estaba presente en cada uno de los espacios de ese cuadro de perfección absoluta que era aún más inexplicable que las manifestaciones anteriores, ese arte era la vida.
Fue así como comenzó el arte. Claro, el hombre no pudo quedarse de brazos cruzados y disfrutar de su perfección, quería conocer más y probar la infinidad de posibilidades que estuvieran a su alcance para desarrollar más y más arte, quería alcanzar esa perfección y modelarla a su antojo, llevarla a niveles inimaginables y mejorarla cada vez más con su propio intelecto; su inconformidad no pudo llenarse con la perfección de un mundo puesto a su merced, el hombre quería crear vida. Por lo tanto, con el paso de los años el hombre ha madurado su forma de pensar, se ha desenvuelto en el medio y sus capacidades son mucho más elevadas que en el principio de los tiempos (o al menos eso nos han hecho creer). El conocimiento que tenemos ahora del mundo ha cambiado la forma de pensar de la sociedad en general y la mayoría de los conceptos que antes nos eran abstractos ahora nos son comprensibles, de esta manera, el hombre ha desarrollado explicaciones de aquella perfección, de los fenómenos naturales y de aquel panorama que una vez le fue puesto enfrente, no obstante, esto le ha costado mucho más de lo que era necesario que le costase y su objetivo frustrado de crear vida sigue siendo el mismo, y lo será hasta el fin de los tiempos. Mientras tanto el hombre se ha desarrollado en otros aspectos. Buscando crear la vida ha deducido que la mejor forma de llegar a su objetivo es intentar reflejarse a sí mismo, a partir de este pensamiento, se ha desarrollado un concepto humanista del arte.
El arte es el comienzo de toda idea, todo tipo de expresión natural, humana o sintética que refleja la vida del que lo expresa. En los últimos años ha tomado un significado un tanto más comercial; después del amplio desarrollo que tuvo en el último milenio, la mayoría de los individuos solamente practican el arte imitando técnicas de épocas anteriores. Al individuo que crea arte y lo practica se le conoce como autor o artista y su trabajo es reflejar sentimientos, forma de pensar, ideas, cultura o cosmovisión suyas o de alguien más a través de distintos medios en los que pueda materializar su subconsciente.
El hombre ha intentado muchas veces de definir al arte, sin embargo, no ha habido definición que haya podido abarcar el concepto por completo. Por lo visto hasta el momento, el arte es el principio de todo y es la capacidad de reflejar la vida (no de crearla). Otros han pensado que el arte puede cambiar al mundo, que es la razón de nuestra existencia, que es la base de nuestra libertad, que es una forma de “crear vida” y llegar a lugares más allá de nuestra imaginación, que es una realidad dominada y un estilo de vida. Todos estos grandes pensadores tienen razón y sus definiciones de arte son correctas, pero debemos tomar en cuenta que las efectuaron a partir de su poco conocimiento, su experiencia de vida, su punto de vista y el o los medios artísticos con los que estaban relacionados. El significado del arte va mucho más allá de la comprensión del hombre, es un significado divino que, si es deducido por el intelecto humano, jamás estará completo.
El arte, se ha dividido en 2 grandes grupos o familias: las artes puras y las artes mixtas. Las artes puras son las artes plásticas, la música y la literatura, mientras que las artes mixtas son todas aquellas en las que se combinan 2 o más artes puras. Cada uno de estos grupos y los medios artísticos que los conforman poseen características únicas e independientes que los definen y les dan identidad. Esa es una de las razones de que el arte sea un concepto tan complejo.
Comenzaremos con las artes plásticas. Las artes plásticas tienen un concepto espacial particular. El espacio artístico no es razonado, sino vivido y al plasmarlo se debe de intuir la vivencia del artista, no tratar de darle una explicación para su comprensión, eso es lo que lo hace especial del espacio racional.
El sentido del espacio se refleja en forma de una composición, que es la distribución para efectuar la obra o, estéticamente, el acto de inscribir los trazos fundamentales para realizar el proyecto inicial de la obra. Una composición puede ser estática o dinámica, según el gusto del artista. La perspectiva es la otra parte del sentido espacial. Es el enfoque visual dirigido sobre los objetos, de parecida manera como el ojo humano contempla a la realidad. La perspectiva de la obra dependerá del artista y de su perspectiva; claro, esta puede ser modificada a su antojo o mezclada con distintas perspectivas.
El carácter de la obra puede ser imitativo, figurativo o abstracto. En el imitativo, los conceptos son plasmados tal y como son y tal como los ve el ojo humano; en el figurativo se presentan otro tipo de plasmaciones con conceptos más complejos, pero comprensibles y deducibles por medio de la reflexión, mientras que, en el abstracto, las plasmaciones son limitadas a figuras y colores.
Aquí ya tenemos otras 2 características del arte. Además de ser un reflejo materializado del subconsciente y de la vida, tiene un sentido espacial y un carácter determinados por las intenciones del artista.
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