El desarrollo musical del bailarín: aproximación desde un análisis epistémico
nazarethrhDocumentos de Investigación23 de Octubre de 2017
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El desarrollo musical del bailarín: aproximación desde un análisis epistémico
Autores: Lic. Nazareth Ramírez Hernández y Dra. C. Alisvech Águila Carralero
Email. nazaguitar@hotmail.com
Introducción
La música y la danza son disciplinas artísticas convergentes, ambas poseen elementos en común, necesarios para su realización: el pulso, ritmo, la respiración, el fraseo, la acentuación, el tempo etc., así como recursos de interpretación como la agógica y la dinámica. La música está íntimamente ligada a la danza, ella exalta cada uno de los movimientos del cuerpo y motiva al bailarín a construir una serie de pasos, mismos que brotan desde lo más profundo de su ser.
El conocimiento musical (teórico-práctico) es fundamental para el desarrollo integral del bailarín, la comprensión y correcta aplicación de los elementos musicales, favorece la mixtura de estas dos bellas artes y así mismo, la creación e interpretación de obras dancísticas.
La educación musical dirigido al bailarín, antes del siglo XX, se manejaba como una educación tradicional, la cual no tenía característica particular; se enseñaba solfeo y la ejecución de un instrumento, principalmente el piano y el violín, misma educación que recibiría un aspirante a músico. Ya en los años de 1900, tras la corriente de la escuela nueva, se introdujeron nuevos métodos de enseñanza musical, donde el aprendizaje se concebía por medio del movimiento, dichos métodos fueron utilizados por distintas escuelas de Danza en todo el mundo, trayendo grandes beneficios no tan solo para los bailarines sino también para profesionales de la Música.
Una de las principales técnicas de enseñanza es el método Dalcroze, método que permite adquirir el sentido musical mediante el ritmo corporal, con su estudio de la famosa gimnasia rítmica, que consiste en establecer relaciones entre el dinamismo corporal y el dinamismo sonoro en todos sus matices de duración, el bailarín aprende a asociar y a disociar los movimientos, a ordenarlos en el espacio y a eliminar todo movimiento inútil.
El método Orff es también uno de los métodos del siglo XX que toma como punto de partida la célula generadora del ritmo (ideal para el desarrollo del bailarín). Se inicia con el recitado de nombres, llamadas, etc. A partir de la palabra se llega a la frase, la frase es transmitida al cuerpo transformándolo en instrumento de percusión, trabaja la denominada “percusión corporal” para pasar progresivamente a la pequeña percusión instrumental. Fue en 1924 que Carl Orff y junto a Dorothee Günther en Munich, crearon la “escuela para educación moderna corporal y de danza”. Es allí que se inicia la elaboración de su concepto, basándose en la unión de lenguaje verbal, Música y Danza.
Aun con el gran salto que tuvo la educación musical dentro de la formación del bailarín, en la actualidad, expertos en el área siguen cuestionando este tema, teóricos como Clara Monney (2010) enfatiza la necesidad de una mejora en la alfabetización musical, o Damián Esell que hace mención de una musicalidad básica que deben poseer los bailarines y que muchas veces no se da. Horacio Godoy sugiere que el ser musical es estar a disposición de la música, tanto que uno llegue a ser algo así como un intérprete más de la orquesta. Para Ramiro Gigliotti la musicalidad se da cuando la expresión del cuerpo se articula con la música de una manera tal que parecen inseparables.
Ahora bien, la clase de Música en la Licenciatura en Danza de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, no está diseñada para favorecer el desarrollo integral del bailarín, puesto que la didáctica (actividades y forma de transmitir el conocimiento) en la enseñanza musical tienen un enfoque tradicional utilizado en la formación de músicos profesionales. La disciplina Música en la carrera de Danza carece de un enfoque desarrollador si se tiene por objetivo una verdadera comprensión y aplicación de la Música en el arte dancístico, los métodos utilizando para su instrucción contienen pocos elementos con respecto a los modelos de educación musical del siglo XX. Los temas de aprendizaje en el programa de estudios musicales en la Licenciatura en Danza son esencialmente teórico-histórico (las formas musicales del barroco, clásico, romántico, las nuevas corrientes del siglo XX etc.) y requieren de conocimientos musicales previos y noción amplia del contexto para poder entender y en su momento aplicar los recursos musicales que ofrece las distintas épocas de la historia.
El profesorado que imparte la disciplina Musical en la Licenciatura en Danza, no cuenta con una adecuada preparación para esta área; es necesario conocer específicamente aquellas necesidades musicales que el alumno de danza requiere para su desarrollo, así como identificar aquellas que no lo son; conocimientos que en la práctica no son esencialmente necesarios y por tanto no tiene sentido invertir tiempo en aprehenderlas.
Otro aspecto muy importante que se deja de lado, es el lenguaje dancístico; los profesores de música no cuentan con una orientación o preparación teórica-practica en cuanto a pasos de danza se refiere (ejemplo: Arabesque, Balance, Battement, Jeté, Tendu, Cambré, Cou de pied, Développé, Demi Plié, Frappé), sin este conocimiento es imposible realizar una verdadera actividad interdisciplinaria que involucre la herramienta más importante del bailarín que es su cuerpo en la asimilación de los recursos fundamentales de la música. Por el contario, si el maestro de música conociera sobre el lenguaje dancístico tendría la posibilidad de idear estrategias de enseñanza que involucren movimientos corporales familiares a los estudiantes, beneficiando el desarrollo y la mixtura de ambas disciplinas.
Dicho esto, es de suma importancia crear una metodología con un enfoque desarrollador, donde verdaderamente se apliquen métodos contemporáneos de enseñanza, regulados por una serie de actividades transversales, donde exista afinidad entre las necesidades musicales del bailarín, los temas explicitados en el programa de estudios y la didáctica de la clase, la cual deberá adoptar como herramienta esencial el movimiento corporal para la comprensión e interiorización de la Música.
Desarrollo
La educación musical del bailarín, contiene múltiples aristas, quiero resaltar que el foco de investigación en este trabajo se centra en el área formativa del estudiante, profundizando en la segunda dimensión de este proceso: la parte desarrolladora, constituida por una serie de acciones que tienen como fin el nexo del estudio con el trabajo como nos lo sugiere el doctor Horrutinier en su escrito sobre “El proceso de formación” (Horrutinier Silva, 2007).
Para lograr un desenvolvimiento exitoso en la vida profesional-laboral, Horrutinier nos afirma, que este éxito dependerá de la manera en que fue formado el estudiante, por ello resulta preciso, desde el inicio de su formación, poner en contacto al estudiante con el objeto de su profesión, asegurando la vinculación de los conocimientos y habilidades adquiridos en su actuación profesional, solo de este modo se aseveran las habilidades necesarias para su trabajo. “tanto los conocimientos como las habilidades forman parte del contenido de la enseñanza, y por tanto ambos, deben estar presentes en los programas de estudio.” (Horrutinier Silva, 2007)
Ahora bien, la formación basada en competencias tiene gran relevancia en nuestro contexto y tiene como fin –en palabras de Sergio Tobón- integrar diversos saberes (saber conocer, saber hacer y saber ser) que viabilizaría la formación de un ser íntegro, competente de pensar por sí mismo, criticar y autocriticarse, desenvolverse en su contexto y ser capaz de transformarlo. (Tobón, 2004). La competencia que deseo desarrollar está enfocada en la vinculación entre en saber conocer y saber hacer: en donde los estudiantes de danza aprehendan y apliquen los conocimientos y habilidades musicales necesarias para su profesión, mediante métodos específicos para la danza.
La apropiada estructuración de los métodos de enseñanza con respecto a los contenidos que se requieren desarrollar en la carrera, podrán contribuir para alcanzar dichos objetivos que aspira el estudiante, de ello dependerá en gran medida, el éxito a la hora de enfrentar problemas o cuestiones que estén vinculados con su formación académica.
Los principios fundamentales de la pedagogía señala la adecuada formación en la actividad que se realiza, por ello resulta fundamental el conocimiento del área dancística por parte de los docentes de música, en donde la prédica y la práctica de los educadores no se disocien. Así mismo, es necesario tomar en cuenta que los bailarines tienen distintas necesidades que los estudiantes de música en cuanto a los recursos musicales se refiere, en este caso los docentes que estén impartiendo clases dentro de la carrera de danza tendrían que elaborar una metodología específica para esta área, acorde a las necesidades primordiales del desarrollo dancístico.
La danza al ser una de las más importantes bellas artes en todo el mundo, su enseñanza tiene que desenvolverse dentro de las exigencias y métodos que la época nos marca. Esta adopción de nuevos métodos, en el trascurso del tiempo será una acción inevitable ya que como lo expresa Simmel, “Toda actividad humana transcurre dentro de la sociedad, sin que pueda nadie sustraerse a su influjo”. (López, 2006)
Es de suma importancia definir aquellos conceptos que se abordaran en esta investigación. El primer concepto que surge en esta investigación es la Metodología, porque se pretende analizar principalmente aquellos métodos musicales contemporáneos que hablan sobre la implementación del movimiento corporal como recurso didáctico. A continuación se muestra un análisis del término metodología realizado por Pérez Pueyo y colaboradores (2008).
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