Funky patriarcado.

Posmodernos

Actualmente la televisión está completamente dividida, es decir, cada canal tiene su contenido característico, y las cintas educativas o con contenido histórico y cultural no son la excepción.

La manera de innovar y llevar contenido diferente a los reallity shows o las películas de comedia es haciendo historia, incluso aunque no sea de carácter educativo, el plasmar una época o un periodo significativo en el desarrollo de una nación se convierte en la herramienta que se puede explotar para transmitir algo.

¿Qué tan viable es esta herramienta? De entrada he de decir que al 80% de las personas que conozco no les gusta la historia, ¿por qué ver una cinta con este tipo de contenido?

El cine mexicano por ejemplo, es todo historia y cultura. Crea estereotipos del mexicano que a veces ni nosotros conocemos, hiperboliza sentimientos y características, resalta personajes y les da un nuevo aire.

Sin embargo esta herramienta se convierte en una interminable lista de ideas que se pueden trasladar a la gran pantalla incluso en diferentes formatos. Pocahontas y Hércules fueron dos propuestas de Disney dirigidas especialmente a un público infantil, en donde se contaban historias de amor extraídas de una Gran Historia.

Los rostros que dieron vida a los grandes personajes de la historia de México fueron incluso en ocasiones más conocidos por quienes interpretaron que por quienes eran en realidad. Y ese el es súper poder del cine; hacer que una persona se convierta en otra automáticamente.

De igual manera, la pantalla comenzó a proyectar la realidad tal y como era. Nada de adornos ni cosas bonitas; iniciaron entonces los documentales que iban más dirigidos a la concientización de la población, desde cuidado ambiental hasta catástrofes naturales, demostrando que la tragedia también se puede difundir, para crear conciencia o bien para ser explotado como medio de factor humano. El crear el lazo afectivo y solidario con el auditorio, etc.

En la cinta “Lo imposible” que está basada en hechos reales, se muestra la historia de una familia golpeada por un tsunami, en donde la esperanza y el amor son los rasgos que fundamentan la historia. El factor humano en este tipo de películas es lo que se puede explotar con mayor facilidad. Pues como hemos visto anteriormente, mientras más conmovedor o terrorífico o impresionante o polémico sea es mejor.

Posteriormente con el avance tecnológico y la necesidad de la industria por innovar, nace la ciencia ficción. La humanización de seres no humanos, la presentación de personajes irreales y con ellos nuevos universos.

La capacidad creadora del cine y la tv es la herramienta más eficaz para reinventarse todo el tiempo. Escenarios como los vistos en Avatar o en The Hunger Games, son sin duda diferentes a todo lo que podremos ver físicamente, pero podemos llegar a ellos mediante una pantalla.

De igual manera la realidad que se plasma en la gran pantalla va evolucionado a un ritmo más avanzado, por lo que se empieza a reflejar la cultura de las clases más bajas como la de la élite. Personalmente pienso que las películas sobre los marginados son las que aspiran más al factor humano, pues el contenido explícito perteneciente a la imagen exceso es lo que mueve a los nuevos consumidores que ya no se sorprenden con nada.

El cine comienza a tomar aspectos representativos de cada sociedad, sean positivos o negativos. Los negativos son los que se explotan más a diferencia de los positivos. Violencia contra la mujer, problemas de etnias y razas, acoso, etc. Pero, ¿en qué radica que este tipo de cine violento venda más?

La sociedad actual se ha vuelto consumista de violencia, y es bien aceptada por la sociedad porque “nada es real” sin embargo el cine y la televisión son reflejo de la sociedad; son una representación de la realidad.

Lo que sucede ahora con series como La reina del sur, o Pablo Escobar o la más reciente: El señor de los cielos -hablando de producciones latinoamericanas- es precisamente eso, exaltar rasgos de la sociedad que sean característicos en su cultura, sin embargo se humaniza la imagen del narcotraficante dando otra perspectiva de la historia.

Las escenas violentas que se presentan en este tipo de producciones son lo que las caracteriza, el acento norteño de los sicarios mexicanos y el colombiano de los reyes de la coca. Eso me recuerda a un amigo que algún día me contó la anécdota de que su primos canadienses realmente creen que México es sólo desierto y narcotráfico. Imagen que se ve reforzada con películas como El infierno. Deficiencias en el sistema de justicia, la organización del estado y la seguridad del país es lo que estas producciones resaltan.

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