Imagen Y Reproducción

Imagen y reproducción.

Comenzamos por la vista, ya que es la que establece nuestro lugar en el mundo, tratamos de explicar el mundo con palabras; sin embargo, no podemos establecer la relación entre lo que vemos y lo que sabemos. Lo que se sabe afecta el modo en que se ven las cosas.

Todo se remonta a como se ve o se percibe una imagen, pero el hecho de que la vista llegue antes que las palabras o que estas no llenen por completo la función de la vista, no implica que ésta sea una reacción mecánica a ciertos estímulos solamente.

Nuestra visión nos pone en contacto con nuestro entorno, razón por la cual miramos un conjunto de cosas relacionadas y a nosotros mismos. Así nos damos cuenta de que nosotros también podemos ser vistos y con esto damos credibilidad al hecho de que formamos parte del mundo visible.

Una imagen es una visión que ha sido recreada o reproducida, es una apariencia, que ha sido separada del lugar y el instante en que apareció por primera vez y preservada por un tiempo determinado. Así toda imagen representa un modo de ver; un registro mecánico como la fotografía, nos hace consientes que la imagen que estamos viendo es la muy particular forma de percibir la realidad del fotógrafo.

El modo de ver del fotógrafo se refleja en su elección del tema. El modo de ver del pintor se reconstituye a partir de las marcas que hace sobre su lienzo. Sin embargo, nuestra percepción de una imagen depende también de nuestro propio modo de ver.

Cuando se presenta una imagen como una obra de arte, la gente la mira de una manera que está condicionada por toda una serie de hipótesis aprendidas acerca del arte. Estas ya no se ajustan al mundo tal cual, por lo tanto se mistifica cambiando por completo la percepción de la imagen, transfiriendo la emoción provocada por la imagen del plano de la experiencia vivida al de la "apreciación desinteresada del arte". La mistificación consiste en justificar lo que de otro modo sería evidente.

El mundo visible está ordenado en función del espectador. Con la invención de la cámara cinematográfica se demuestra que no es así.

La invención de la Cámara cambió el modo de ver, lo visible llegó a significar algo muy distinto y esto se reflejó inmediatamente en la pintura. Para los impresionistas, lo visible ya no se presentaba al hombre para que este lo viera; al contrario, lo visible, en un fluir continuo, se hacía fugitivo. Para los cubistas, lo visible ya no era lo que había frente a un solo ojo, sino la totalidad de las vistas posibles a tornar desde puntos situados alrededor del objeto (o la persona) representado.

Lo que ocurre cuando una pintura es mostrada por las pantallas de los televisores ilustra la destrucción de su unicidad, la pintura entra en la casa de cada telespectador, presta su significación a la significación de ellos, y al mismo tiempo, entra en otro millón de casas y, en cada una, es contemplada en un contexto diferente. Gracias a la

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