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LOS MEDIOS DE TELEVISIÓN COMO CREADORES DE CONFLICTOS MORALES


Enviado por   •  16 de Abril de 2015  •  2.435 Palabras (10 Páginas)  •  334 Visitas

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LOS MEDIOS DE TELEVISIÓN COMO CREADORES DE CONFLICTOS MORALES

La televisión constituye una fuente efectiva en la creación y formación de actitudes en los niños, ya que desde temprana edad, pueden verse influenciados. Sabemos que los niños seleccionan los programas que divierten más que los que educan. A pesar de que se transmiten programas educativos, pocos niños los prefieren sobre un programa divertido. Y esa es una constante que se mantendrá en el adulto (Sartori, 2004). Según Manuel Cerezo Arriaza, 1996 (La televisión: del espectador ingenuo al espectador crítico)refiere que ver la televisión se ha convertido en una de las diversiones más cotidianas por todos los públicos. Su mensaje audiovisual y colorista capta con facilidad la atención y el interés de amplias masas de la población que no encuentran un sustituto más inmediato, económico y gratificante en otros medios o procedimientos para emplear el tiempo libre. El elevado número de horas que la televisión absorbe ha llegado a ser una preocupación para padres y educadores.

En el Perú preferimos separar las dos palabras y decir ´televisión basura´, aludiendo a talk-shows, noticieros sangrientos, programas de espectáculos y, más recientemente, ´realities´ de competencia como “Esto es guerra” y “Combate”. Si hay un lugar común en todos estos programas que merezca el calificativo de basura para quien lo utiliza, es este: exhibir en primer lugar la miseria y la frivolidad humana, el desgasto de valores tradicionales como la fidelidad y la afirmación de conductas ilícitas o provocadoras.

Nos referimos a una “televisión basura”, la cual está caracterizada por explotar el morbo, el sensacionalismo y el escándalo como palancas de atracción hacia la audiencia. La telebasura puede quedar definida por los asuntos que aborda, por los personajes que exhibe y coloca en primer plano y, sobre todo, por el enfoque distorsionado al que recurre para tratar dichos asuntos. La mayoría de veces, contenidos que fomentan, por ejemplo, la manipulación y falsedad en sus fuentes de noticas que pierden la prioridad de informar de temas culturales, periodísticos, etc. para centrarse en las últimas noticias de los participantes o conductores de cada programa. El reinado de la cotidianeidad, mediante la presentación de historias usuales, las cuáles son exhibidas como grandiosas historias de vida y que forman parte del día a día de muchos niños y adolescentes. Rigiéndonos bajo lo ético y moral, se da un agravio por derechos fundamentales como el honor, el respeto, la veracidad, la presunción de inocencia y un asolapado desprecio por el otro. La vulgaridad, el humor grosero y recurriendo de forma permanente al golpe, la palabrota, el griterío, incluso la difamación al igual que un pensamiento ilógico y supersticioso ya que suelen tocarse de la manera más infantil, mágica y animista, temas que ya son explicados científicamente. Donde las consecuencias muestran que son pocos los niños y adolescentes que leen libros, ensayos o artículos de gran extensión que ayudan a concentrarnos y ser introspectivos y contemplativos. La lectura, cuando la hay, se ha reducido a ser rápida, ligera, y de poca retención de su contenido. Como ha mencionado con acierto el estudioso peruano Marco Aurelio Denegri hoy se nos hace cada vez más difícil la introspección, la atención, el esfuerzo, el autoanálisis, la serenidad y la sana búsqueda de la necesaria soledad.

Según Ponce (2001) en su trabajo sobre la televisión peruana nos dice: “La televisión no educa, no presenta opciones suficientes de programas positivos, no vertebra el espacio público de comunicación actual que se basa en la imagen. Su carácter comercial la lleva a contenidos de baja calidad y a resaltar lo negativo, afectando los valores”. Como también, Bueno (2002) plantea lo siguiente: El propósito de los contenidos televisivos, ha teorizado en tono provocador discriminando entre “telebasura fabricada” (aquella que tiene su origen en el mismo proceso de producción de los contenidos televisivos) y “telebasura desvelada” (la que no está fabricada por la televisión, sino que ésta se limita reflejarla, a “ponerla en escena”). La basura muchas veces está en el que ve la televisión y no en el propio medio, viene a defender este autor. Lo cierto es que el consumo de televisión en la actualidad se ve asociado a basura, manipulación y ausencia de valores formativos ética y socialmente convenientes.

López y Bermejo (2005), en su trabajo sobre Telebasura, Ética y Derecho señalan que algunos de los argumentos para denunciar un programa como telebasura son la existencia de manipulación informativa, opinión parcializada o tendenciosa, difusión de rumores e informaciones no contrastadas, nulo respeto a la imagen, la intimidad y el honor; conversión del dolor y la miseria humana en espectáculos recabando en los aspectos más morbosos y sensacionalistas (recordemos nosotros como en un talk show peruano la conductora ofreció dinero a quien lamiera axilas de un sujeto totalmente sudoroso); fomento del escándalo y la violencia; utilización y cosificación del cuerpo humano, en especial el femenino; trivialización de temas sociales controvertidos, el insulto y el griterío en vez del diálogo constructivo; fomento de la pseudociencia y el ocultismo; entre otros, la lista es larga y nos coloca ante la idea que casi todo lo que nos ofrece esa televisión es basura. Afirma también, Avalos (2009) en su investigación sobre la influencia del consumo televisivo sobre la formación de la identidad de género de niños en Colombia concluye que la televisión “es y seguirá siendo una fuente potencial de reproducción de diferentes modelos a seguir por los niños y niñas, los cuales tendrán un impacto posible en lo que ellos piensan, hacen y en como asumen su identidad de género o cualquier tipo de identidad”, también afirma que la televisión “por sí sola no hace todo el papel negativo, sino que esto obedece a la poca orientación de las familias frente a lo que los niños y niñas ven, dando cuenta del poco tiempo que les dedican”.

Denegri (2010) dice que los dueños de los canales (de TV) nunca se van a autorregular mientras tengan éxito comercial. Ellos se amparan en que uno puede hacer todo aquello que la ley no prohíbe. No hay ninguna ley en contra de esparcir basura. Además es tajante al decir: “Responsable, no única, pero sí principalísima de esta bestialidad, de este embrutecimiento, es la televisión comercial. La persona bruta, o la que ha sido embrutecida por la televisión, no puede desarrollarse ni progresar”. Según López: “Yo no veo ¨Esto es guerra´ ni ¨Combate¨, pero involuntariamente tengo conocimiento de lo que pasa en dichos programas por los medios comunicación, el problema no son

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