Las Trillizas de Belleville, crítica

Crítica

Las Trillizas de Belleville (Les triplettes de Belleville)

2003, Francia-Canadá-Bélgica

Dir. Sylvain Chomet

Duración: 78 minutos

                                                        Por Ana F. Segoviano

El pensamiento francés siempre se ha caracterizado por ser diferente a cualquiera en el mundo occidental. Razonamientos, recursos literarios, arpegios, y estéticas, todos peculiares y característicos. Algunas veces, parece que el tiempo no ha pasado en la ciudad luz. Algunas canciones modernas nos hacen transportarnos a los Campos Elíseos en el siglo XVII, y con algunas películas contemporáneas nos dan ganas de caminar en la noche, por las calles de París a principios del siglo XX. Si pensamos en las artes occidentales, las francesas, a mi parecer, forzosamente deberían de ser estudiadas aparte de otras regiones. Y si pensamos más específicamente en cine francés, este apartado debería de ser mayor. Su rareza, su vanguardia y su crítica social lo hace, para los latinos mortales, de difícil acercamiento. A veces, esto pasa incluso en las películas animadas.  

Las Trillizas de Belleville es una película animada escrita y dirigida por Sylvain Chomet, autor conocido por películas como El Ilusionista (2010). Fue nominada a varios premios, entre ellos, los de la Academia para mejor película animada y mejor canción original. Su género, es una mezcla entre fantasía, animación, drama, comedia y musical.

La historia ocurre en París. Está dividida en tres actos; Champion, un niño que perdió a sus padres, vive con su abuela, Madame Souza, en lo que parece la década de los 30 o 40. La abuela encuentra una manera de hacer que el niño escape de su triste realidad: El Tour de Francia. Champion crece y se vuelve ciclista. No es muy bueno, pero logra, aun así, competir en el tour de Francia. Cuando está emprendiendo su camino a la meta, en el último lugar, es interceptado por una banda de mafiosos que lo secuestran para volverlo parte de un juego de apuestas en donde otros lo ven “correr” en un set armado. Madame Souza, quien lo sigue de cerca, se da cuenta de que Champion no está más en la carrera, y emprende un viaje para encontrarlo junto con su fiel perro, Bruno. Así es como conocen a las Trillizas, quienes habían sido unas famosas cantantes de Jazz en los años 20 y que ahora son muy viejas. Viven de dar presentaciones nostálgicas en bares de mala muerte. Ellas acogen a Madame Souza y a Bruno en su búsqueda.

Las Trillizas de Belleville es un homenaje claro a las películas animadas de la primera mitad del siglo XX. A pesar de haber sido creada en la década pasada, tiene un tratamiento de película antigua, no solamente en la animación sino también en el sonido. Existen muy pocos momentos en ella en donde los personajes establezcan un diálogo. Estos se comunican con pequeños ruidos, expresiones y gestos faciales; no es necesario que esté subtitulada para entenderla. La música también se vuelve una guía de la historia. Esto es un sello que se ha vuelto característico de Chomet, quien utiliza este tipo de animación en un couch gag de Los Simpsons que dirigió hace un par de años.

...