Reseña El Corazón Insignificante de Alguien Insignificante

El Corazón Insignificante de Alguien Insignificante

La Vida de Roth es una obra teatral dramática dirigida por Gerardo del Razo, egresado del Centro Universitario de Teatro de la UNAM, de tipo contemporánea, en la cual, por medio de una puesta en escena de aproximadamente 70 minutos se nos narra el sentimiento y el pesar de Roth, una mujer de 42 años, caracterizada por no tener ninguna característica en particular. Roth no es alguien feliz ni triste, aburrida o divertida, bonita o fea, simplemente es alguien normal; pero, sobre todo, alguien insignificante. Lo que no es insignificante es la manera de contar la obra, logrando empatizar con el espectador por medio de un número reducido de personajes y un ritmo extraordinariamente bueno desde los primeros actos; que, además, sabe manejar muy bien con las emociones, usando al espectador como su juguete, poniéndolo feliz, triste y hasta melancólico con el simple uso de unos cuantos diálogos bien estructurados, un formato de narración casi perfecto y unas actuaciones admirables.

     Durante la presentación, se nos exponen ciertos momentos clave y características de Roth, pero para lograr esta narración, la obra es manejada por cuatro personajes externos al protagonista, sirviendo como pilares para contar la historia por medio de diez actos. Estos personajes, cada uno representado por un color característico: rosa, morado, azul y amarrillo, sirven como el narrador omnipresente en un texto narrativo. Ellos se encargan de contarnos todo lo referente al protagonista; pero, sobre todo, nos muestran todo lo referente al protagonista, logrando que, por medio de efectos sonoros y visuales, música y un gran toque de irreverencia nos mantengamos entretenidos durante toda la presentación, hasta el punto en el que, sin darnos cuenta, nos preocupamos por la protagonista como si se tratara de una amiga o familiar.  

     La presencia de los personajes narradores de esta historia son muy bien implementados, cada uno con interpretaciones muy bien definidas por parte de los actores y una dirección excelentemente ejecutada; en especial del personaje presentado por Esteban Caicedo, siendo, en mi opinión personal, el que mejor manejo de las emociones tuvo; llorando, riendo, tartamudeando y gritando cada vez que su papel lo requería, sin perder la verosimilitud de lo que nos presentaba. Sin embargo, el resto del elenco no se queda atrás, dándonos momentos memorables por la emoción que logran transmitir con sus bailes, gesticulaciones, rupturas de la cuarta pared, diálogos y, principalmente, sus silencios. Los cuales, al ser bien manejados, logran hacer que el espectador pase de estar riendo a carcajadas a querer llorar o quedarse sin aliento.

     Con respecto a Roth, el personaje es muy bien manejado, el hecho de que sea presentada como alguien sin grandes rasgos de personalidad hace que cualquiera se sienta identificado con ella, hasta cierto punto; pero mientras más se va desenvolviéndose como personaje, también nos muestran cada uno de sus pequeños rasgos característicos. Desde mi punto de vista, es el punto fuerte de la puesta en escena, ya que, durante toda la presentación, los actores que se encargan de representarla lo hacen con mascara y sin emitir ninguna clase de sonido; es decir, la interpretación y construcción del personaje es hecha por medio de efectos sonoros, el movimiento sobre el escenario y la articulación de los actores.

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