BASILEA II

En 2004 surge Basilea II, que consiste en un nuevo conjunto de recomendaciones sobre la legislación y regulación bancaria, emitidos por el Comité de supervisión bancaria de Basilea. El propósito de Basilea II es la creación de un estándar internacional que sirva de referencia a los reguladores bancarios, con objeto de establecer los requerimientos de capital necesarios, para asegurar la protección de las entidades frente a los riesgos financieros y operativos, incorporando el riesgo operacional a los considerados riesgos de crédito y de mercado, apoyándose en tres pilares.

Dicho acuerdo plantea el uso de diferentes metodologías para calcular los requerimientos de capital, adecuándose al tamaño de las instituciones, su complejidad y su nivel de sofisticación, de este modo cada jurisdicción puede ofrecer varias metodologías para calcular los requerimientos de capital para su cobertura, adecuándose a la aplicación de la gestión de riesgos, principalmente enfocado a los cambios en el entorno económico.

Su importancia se basa principalmente en la aplicación consolidada, con el objetivo de preservar la integridad del capital de los bancos con sus filiales, eliminando el doble de apalancamiento de capital para así tener una cobertura amplia ante los riesgos que puedan sufrir sus operaciones.

Es necesario que los supervisores consideren el perfil de riesgo del banco y su capacidad de gestionar dicho riesgo; para esto es necesaria la utilización de evaluaciones externas

para que comprueben la solidez y fiabilidad de las instituciones se debe dialogar con los bancos sobre la manera en la que pretenden realizar un seguimiento de los cambios que se vayan produciendo en las calificaciones externas o en las puntuaciones de riesgo de un país, y sobre cómo se plasmará todo ello en los sistemas para computar el capital.

La exigencia de capital para el riesgo operativo es una parte fundamental, ya que los supervisores deben ser conscientes del impacto que tendrán las exigencias de capital por riesgo operativo, sabiendo que están diseñadas para incentivar a los bancos a desarrollar métodos adecuados para calcular el riesgo operativo y asegurar que mantienen capital suficiente para este importante riesgo.

PILAR I: REQUERIMIENTO MÍNIMO DE CAPITAL

• Estandarizado: introduce más categorías de riesgo y posibilidad de evaluaciones de riesgo otorgadas por agencias externas.

• Basado en calificaciones internas: los bancos estiman solo la probabilidad de incumplimiento para cada activo, los otros indicadores y ecuaciones son provistos por el comité de Basilea.

• Riesgo de mercado.

• Riesgo operativo.

Se calcula a través de tres componentes fundamentales:

1. PD, o probabilidad de incumplimiento.

2. LGD, o pérdida en el momento de incumplimiento.

3. EAD, o exposición en el momento del incumplimiento.

Básicamente este pilar tiene en cuenta la calidad crediticia de los prestatarios y añade requisitos de capital por el riesgo operacional, considerando la calidad crediticia de los prestatarios y toma, además, en cuenta los riesgos de mercado y operacional. Se centra en la definición del capital regulador y en el cálculo de los requerimientos de capital por riesgo de crédito, riesgo de mercado y riesgo operacional u operativo.

PILAR II: PROCESO DE SUPERVISIÓN BANCARIA

Este pilar tiende a fortalecer la labor del supervisor bancario, con el fin de que éste conozca efectivamente el grado de riesgo de las instituciones que supervisa y a su vez, que las mismas cuenten con el capital suficiente de acuerdo a su perfil de riesgo, además, deben validar tanto los métodos estadísticos empleados para calcular los parámetros exigidos en el primer pilar como la suficiencia de los niveles de fondos propios

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