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Banca En Mexico

josepal123452 de Marzo de 2015

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La banca en México, 1994-2000

economía mexicana. NUEVA ÉPOCA, vol. X, núm. 2, segundo semestre de 2001

La banca en México, 1994-2000

Fausto Hernández Trillo y Omar López Escarpulli*

Fecha de recepción: 11 de septiembre de 2000; fecha de aceptación: 28 de marzo de 2001.

Resumen: Esta nota revisa la evolución de la banca en México a partir de 1994. No examina el resto del sistema financiero, debido a que su comportamiento ha sido influenciado fundamentalmente por la banca comercial. De esta manera, se estudia el proceso de privatización, su rescate y, finalmente, su reestructuración. Palabras clave: banca mexicana, privatizacion y rescate financiero. Abstract: This note reviews the evolution of the Mexican banking system since 1994. We examine the three processes that the banking system has gone through. First, we briefly describe the privatization process. Next, the bailout process is examined; and, finally, we analyze the banking restructuring. Keywords: mexican banking system, banking privatization, and bailout. * División de Economía del CIDE, Carretera México-Toluca 3655, 01210, México, D.F., dirección electrónica: trillo@dis1.cide.mx.

1 En particular, véase Hernández y Villagómez (2000a). En el marco de la evaluación del TLCAN, estos autores revisan la evolución del sistema financiero en su conjunto

El sistema financiero mexicano sufrió considerables transformaciones en la década de los noventa. Entre otras acciones, la banca fue reprivatizada y el sistema se desreguló de manera radical. Estos eventos fueron documentados de manera detallada por Ortiz (1994), quien describe toda esta reforma financiera. A partir del mismo año de la aparición de Ortiz (1994), el sistema financiero y en particular la banca, enfrentó serios problemas. Algunos bancos fueron intervenidos

y otros absorbidos por otra institución, mientras que unos cuantos permanecieron sólidos. El estudio de esta crisis bancaria ha sido analizado de distintas maneras. Sin embargo, no se ha documentado ni sistematizado la evolución de la banca a partir de 1994, año en que apareció la obra de Ortiz. Pareciera que hace falta la segunda edición del libro ya citado. El propósito de esta nota es completar la descripción de la evolución de la banca a partir de 1994, sin incluir el resto del sistema

financiero que se encuentra documentado en otros escritos.1 Debemos destacar que el intermediario más débil del sistema financiero a partir de 1994 ha sido la banca comercial, razón por la cual nos concentramos en este aspecto, sólo con fines descriptivos y de documentación.

La sección I de esta nota presenta un resumen del proceso de privatización y, posteriormente, se concentra en la evolución a partir de la crisis bancaria. La sección II describe el comportamiento del sistema durante la crisis. La sección III documenta el rescate financiero. Finalmente, la sección IV examina la estructura actual de la banca.

I. El proceso de privatización

Como punto de partida de este proceso se puede tomar el mes de mayo de 1990, fecha en que se llevó a cabo el anuncio de la reforma constitucional que permitiría la desincorporación bancaria. Para agosto del mismo año, en la Sexta Reunión de la Banca, el entonces secretario de Hacienda, Pedro Aspe, anunció ocho principios fundamentales que habrían de regir esta fase. En México la venta de los bancos se realizó durante la directiva de una Comisión de Desincorporación, en donde CS First Boston era un importante asesor externo en el proceso. Además, se contó con los servicios

de Mc Kinsey & Co. y de Booz Allen & Hamilton para la valuación de las instituciones crediticias. Esta enajenación se realizó por medio de subastas de paquetes de instituciones, con lo cual el gobierno buscaba recolectar la mayor cantidad posible de recursos, al tiempo que permitía

a los perdedores de una subasta participar en las subsecuentes. A las subastas no sólo acudieron los grupos que por tradición habían formado parte del gremio, sino también otros particulares, en

especial las casas de bolsa que deseaban incursionar en el negocio de la banca. Así, se otorgaron 144 constancias de registro, correspondientes a 35 grupos interesados en las 18 instituciones bancarias.5 Es importante destacar que en el proceso, ningún tipo de valuación, precio mínimo o referencia fue dado a conocer a los grupos interesados, razón que explica en gran parte los elevados precios que fueron pagados por las instituciones. nUn punto de preocupación para el comité al inicio de la enajenación de bienes era el manejo de los créditos en dólares, que con motivo de la reestructuración de la deuda de 1989 la banca había otorgado al gobierno. Asimismo, los recursos del Fondo de Apoyo Preventivo a las Instituciones de Banca Múltiple (FONAPRE)7 que habían recibido algunas instituciones, por su delicada situación financiera, tenían que recibir un tratamiento especial, ya que estos apoyos generalmente consistían en créditos garantizados con acciones, lo que implicaba que, al momento de la subasta, los compradores tendrían que lidiar con otro

socio, el FOBAPROA.8

Como se muestra en el cuadro 1, el precio pagado por las instituciones de crédito superaba ampliamente el valor en libro de las mismas. Como consecuencia, el gobierno obtuvo en 1991 y 1992 por la privatización de las 18 entidades bancarias (13 instituciones vendidas a grupos financieros, y las cinco restantes a particulares), más de 12 mil millones de dólares (37 856.36 millones de pesos), equivalentes a un promedio de 3.53 veces el valor en libros de dichas instituciones. Después de la desincorporación de la banca en 1991 y 1992, y en un ambiente económicamente propicio, se dio un elevado crecimiento del crédito en México. Como consecuencia de la apertura en la cuenta de capital, de las bajas tasas de interés y, al parecer, de la necesidad de recuperar los elevados montos invertidos en la compra de las instituciones, los bancos se dieron a la tarea de prestar desmesuradamente y con bajo control de calidad en sus carteras crediticias, lo cual se reflejó principalmente en la expansión de la cartera crediticia al consumo

y a los bienes raíces (gráfica 1). Dicha expansión fue posible gracias a la gran cantidad de fondos prestables que fueron liberados al sector privado como consecuencia de la liberalización financiera y la mejora de las finanzas del sector público. Esto último, aunado a la baja inflación, las bajas tasas de interés real y la fijación del tipo de cambio, expandió no sólo la cartera crediticia, sino la intermediación financiera en su totalidad, llegando a representar M49 una cifra récord del 51 por

ciento como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) (gráfica 2). En la demanda de fondos prestables, las buenas perspectivas que existían acerca de la economía mexicana crearon expectativas de aumento en el ingreso permanente y en los salarios reales de los diversos agentes económicos, dando como resultado una tasa de crecimiento del crédito al sector privado mucho mayor a la del PIB.10

II. La crisis económica

Pese al buen comportamiento de la economía mexicana durante los primeros años de la década de los noventa, diversos acontecimientos políticos a lo largo de 1994,11 acompañados de desequilibrios financieros, ocasionaron fuertes corridas de capital que presionaron el valor de la divisa mexicana.12

Los desequilibrios que la literatura atribuye a la crisis en México versan en cuatro líneas principales.13 Primera, evidencia de fragilidad externa en el sentido clásico; es decir, México había experimentado apreciación en su tipo de cambio real, acompañada de un deterioro continuo de la balanza de pagos (gráficas 3 y 4).14 Sin embargo, a diferencia de las crisis anteriores, México no se encontraba en una situación de excesivo gasto gubernamental y de elevada inflación. Segunda, durante 1994 se había experimentado una significativa expansión del endeudamiento nacional de corto plazo, relativo al nivel de reservas, lo cual lo volvía vulnerable a flujos negativos de capital.

16 En esta situación, el elevado nivel de obligaciones de corto plazo incentivaban comportamientos especulativos en los prestatarios foráneos, ya que éstos percibían un aumento en la probabilidad de moratoria (default) en sus préstamos.

El incremento en la proporción de deuda nacional de corto plazo denominada en dólares (Tesobonos) enviaba la señal de que el Banco de México no podía incrementar eficientemente las tasas de interés para proteger el valor de la divisa, ya que debía convertir su deuda a dólares para frenar la acelerada salida de capitales. Esta incapacidad se dio principalmente por el alto grado de apalancamiento de las corporaciones y por el exagerado crecimiento del crédito que se experimentó

durante los años de apreciación real de la divisa.

La debilidad del sistema bancario mexicano es otra de las causas que repetidamente aparece en la literatura, como explicación a los continuos ataques especulativos de los que fue víctima la divisa

mexicana hacia 1994.17 La fragilidad de este sector provino de los altos niveles de apalancamiento en el sector empresarial y de la baja calidad de la cartera crediticia,18 los cuales fueron consecuencia de la acelerada expansión en el crédito y de burbujas en el precio de los activos, así como de fenómenos característicos de los años de expansión económica que se dieron durante el sexenio de Carlos Salinas.19 La fragilidad del sistema bancario mexicano hacia finales de 1994 se explica en gran medida por la necesidad de estas corporaciones de tomar riesgos excesivos, ya que la competencia que

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