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Caso EEUU CUBA

evakamTarea9 de Agosto de 2016

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Caso ESTADOS UNIDOS – CUBA[pic 2]

El presidente estadounidense William Clinton firmó en 1996 la ley Helms-Burton, en la que se proponían medidas legales (para la incautación de activos estadounidenses) contra las compañías no estadounidenses que hicieran uso en Cuba de bienes expropiados a ciudadanos de Estados Unidos (incluidos los exiliados cubanos), la prohibición de visitar Estados Unidos a ejecutivos de esas compañías y sus familias y el impedimento de establecer relaciones normales con cualquier futuro gobierno cubano que incluya al actual dirigente Fidel Castro. Algunos de los defensores de esa ley adujeron que su aprobación permitiría reducir las relaciones de negocios con Cuba, debilitaría por lo tanto la economía cubana y contribuiría a la caída del gobierno de Castro. Otros defensores argumentaron que la promulgación de esa ley constituiría un enérgico mensaje de protesta por la situación de los derechos humanos en Cuba, aun si no prosperaba el encadenamiento de acciones anteriormente descrito.

Lo que motivó esta ley fue el derrumbamiento de dos aviones civiles de Miami por jets cubanos. Estos y otros aviones habían volado con frecuencia hasta entonces cerca de Cuba en busca de botes de refugiados; sin embargo, las evidencias de que tales aeronaves particulares hubieran penetrado en territorio cubano eran contradictorias. Antes de este incidente, las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se habían suavizado hasta cierto punto, a pesar de la práctica inexistencia de intercambios comerciales entre ambos países desde 1961. Los gobiernos estadounidenses tanto de James Cárter como de Ronald Reagan se entrevistaron con Castro o sus intermediarios para discutir la normalización de las relaciones entre las dos naciones. De hecho, éstas ya habían negociado exitosamente numerosos acuerdos, como los referentes a los derechos de sobrevuelo de líneas aéreas de cada país, los procedimientos antisecuestros aéreos, la inmigración, el intercambio de académicos y atletas, y las visitas humanitarias. A partir de 1977, ambos países contaron con oficinas de intereses diplomáticos en la capital del otro. Asimismo, Estados Unidos permitió en 1996que atletas cubanos viajaran a Atlanta en vuelos charter para participar en los Juegos Olímpicos.

Antecedentes el embargo

Tras el derrocamiento del gobierno de Fulgencio Batista en 1959, Fidel Castro se pronunció por la exportación de su revolución a toda América Latina. Estados Unidos respondió con la cancelación de sus acuerdos para la compra de azúcar cubana, en represalia de lo cual Cuba expropió las refinerías petroleras estadounidenses. Las compañías petroleras se negaron entonces a abastecer a Cuba de petróleo crudo, de modo que ésta recurrió a la Unión Soviética en busca de suministra. Dado que esto ocurrió en los momentos más álgidos de la Guerra Fría, época durante la cual las relaciones comerciales entre Estados Unidos y la Unión Soviética eran casi nulas, Estados Unidos interrumpió rápidamente sus relaciones diplomáticas con Cuba.

Los incidentes que tensaron aún más las relaciones entre los dos países durante los treinta cinco años posteriores son demasiado numerosos como para detallarlos. Algunos de ellos fuera tan serios que pusieron en peligro la paz; otros fueron casi ridículos. Entre ellos pueden citarse el patrocinio estadounidense de una invasión de exiliados a Bahía de Cochinos, la colocación y posterior retiro de misiles soviéticos en Cuba, el despliegue de fuerzas cubanas para el derrocamiento de regímenes apoyados por Estados Unidos (tal como ocurrió en Nicaragua y Angola) y las revendones en el sentido de que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos había intentado transportar por aire a alguien que asesinara a Castro e invertido miles de dólares en la invención de una pólvora capaz de despojarlo de su barba.

Inicialmente, Estados Unidos recibió amplio apoyo de otros países para la imposición de un embargo a Cuba. Por ejemplo, todos los miembros de la Organización de Estados Americanos, salvo México, aprobaron el embargo en 1964. Sin embargo, uno tras otro, todos los países reanudaron sus relaciones comerciales con la isla. En 1995, la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas rechazó, con I 17 votos contra 3, el embargo estadounidense. Sólo Israel y Uzbekistán votaron con Estados Unidos, países ambos con relaciones comerciales con Cuba.

Puntos de vista opuestos

No toda la opinión pública estadounidense se mostró favorable a la ley Helms-Burton. La oposición contra ella se basó en la percepción de que la toma de represalias contra compañías extranjeras no serviría para debilitar el poder político de Castro. Se argumentó, además, que esa ley daría lugar a costosas vindicaciones y profundizaría el problema de inmigración estadounidense. Muchas distinguidas personalidades estadounidenses (como directores de empresas importantes, senadores tanto demócratas como republicanos y líderes obreros) favorecían, en efecto, la normalización del comercio entre Estados Unidos y Cuba más que el estrechamiento del nudo económico sobre la isla. Explicaron que el riesgo político y militar representado por Cuba había desaparecido con el fin de la Guerra Fría, que la liberalización económica y política de Cuba es inevitable en ausencia de la cuantiosa asistencia soviética, que el cambio en países como España y Hungría se había beneficiado de la intensificación de los contactos económicos internacionales y que las compañías estadounidenses perdían oportunidades de negocios en Cuba al tiempo que compañías extranjeras obtenían provecho de ellas.

¿Producirá la ley Helms-Burton los efectos previstos?

Los defensores de la ley Helms-Burton piensan que la actual economía cubana es tan débil que, desmoralizada, la población apoyará el derrocamiento militar del gobierno sí las condiciones económicas se deterioran un poco más. Hacen referencia en este sentido a la severa recesión cubana que redujo el PIB en casi 35 por ciento entre 1989 y 1993, a las continuas interrupciones de la energía eléctrica y a la desintegración de la infraestructura, con efectos en caminos, escuelas y hospitales. Citan asimismo ejemplos de compañías que han interrumpido conversaciones para la realización de negocios en Cuba desde la expedición de esa ley, como Cemex de México e ING de Holanda. Por su parte, quienes se oponen a la ley destacan signos de restablecimiento de la economía cubana a partir de 1994 gracias al incremento del turismo (sector en la actualidad más grande que el azucarero) y de la producción de azúcar y níquel. En 1995 el PIB creció 2.5 por ciento, y se preveía que crecería 5 por ciento en 1996. Los precios de los productos agrícolas han disminuido y éstos están ya más al alcance de la población, el precio del dólar estadounidense cayó de 125 pesos en 1994 a alrededor de 30 en 1996 y las interrupciones de la energía eléctrica ya han cesado casi por completo. Estas mejoras económicas, razonan, fortalecerán a Castro, quien sigue gozando de gran popularidad (sea o no mayoritaria ésta) en Cuba. Han referido asimismo muchos ejemplos de compañías que han ignorado la ley Helms-Burton. Por ejemplo, ejecutivos de la cadena hotelera española Sol Melia aseguraron que ésta seguiría ampliando sus operaciones en Cuba aun si ello le significaba renunciar a sus propiedades hoteleras en Florida.

Represalias. La mayoría de los grandes países, como Canadá, la UE y México, han condenado la ley Helms-Burton, al grado de que Clinton aplicó una de las cláusulas de ésta que permite el aplazamiento de la entrada en vigor en Estados Unidos de la disposición de acciones legales contra compañías extranjeras. Entre tanto, la UE y Canadá han formalizado medidas para permitir a sus compañías demandar legalmente a compañías estadounidenses que, a expensas de él, obtengan en Estados Unidos fallos favorables para la recepción de indemnizaciones por daños punitivos.

El problema de la expropiación.

La expropiación de bienes de ciudadanos estadounidenses ha sido desde el principio un escollo para la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba; sin embargo, este último país ha llegado a entendimientos con otras naciones en cuanto éstas han puesto fin a su embargo. Asimismo, ha manifestado su disposición a negociar a este respecto con Estados Unidos. La ley Helms-Burton complica esta situación, porque en ella se hace mención explícita de las propiedades incautadas a ciudadanos cubanos más tarde convertidos en ciudadanos estadounidenses.

Presión sobre la inmigración. 

Los defensores de la ley Helms-Burton sostienen que el derrocamiento de Castro librará a Estados Unidos de presiones para que acepte a refugiados políticos cubanos. Sin embargo, los detractores replican que tales presiones se deben en su mayoría a las condiciones económicas de Cuba, de manera que el debilitamiento de la economía cubana intensificará las presiones sobre la inmigración. Además, nada garantiza que un régimen posterior a Castro prescinda de la represión política.

Caída de ventas estadounidenses. 

Antes de que Castro tomara el poder, 80 por ciento de las importaciones de Cuba procedía de Estados Unidos. Aunque es improbable que este nivel de dependencia se repita en el futuro, se calcula que el monto actual de las ventas caídas de las compañías estadounidenses es muy sustancial. En un estudio se estimó que Estados Unidos alcanzaría rápidamente ventas anuales en Cuba por 7,000 millones de dólares si se levantara el embargo; en cambio, las importaciones totales de mercancías fueron en Cuba de sólo 1,700 millones de dólares en 1993, el 64 por ciento de las cuales procedieron de únicamente siete países (Venezuela, 20por ciento; China, 9; España, 9; México, 7; Italia, 4; Canadá, 7; y Francia 8 por ciento). Además, se calcula que la inversión extranjera directa (IED) en Cuba era en 1996 de más de 5,000 millones de dólares, sin participación alguna en ella de compañías estadounidenses.

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