Caso empresa Comestibolsa Innovations S.A. de C.V

UNIVESIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO[pic 1][pic 2]

PLANTEL CUAUHTÉMOC DE LA ESCUELA PREPARATORIA

ECONOMÍA

TRABAJO COLABORATIVO NÚMERO 2

PRESENTAN:

BIBIANO MARQUÉZ MARÍA FERNANDA

LÓPEZ ESQUIVEL JAHDIEL ISRAEL  

LÓPEZ ROGEL GIBRAN SAID

SALAS MERCADO HANNA SOFIA

VALENTÍN FABIÁN JOSÉ PEDRO

TOLUCA ESTADO DE MÉXICO A 17 DE SEPTIEMBRE 2025

EMPRESA COMESTIBOLSA INNOVATIONS

Comestibolsa Innovations S.A. de C.V. es una empresa mexicana creada por estudiantes de preparatoria, emergente comprometida con el desarrollo de soluciones ecológicas e innovadoras que contribuyan al bienestar del planeta y de las personas. Nuestra misión es transformar los hábitos de consumo tradicionales mediante la creación de productos sostenibles, saludables y funcionales. Inspirados en la necesidad urgente de reducir el uso de plásticos convencionales y promover alternativas responsables, Esta empresa apuesta por la combinación de ciencia, ecología y nutrición como pilares fundamentales para generar un cambio positivo en la sociedad.

En este contexto, presentamos uno de nuestros proyectos más prometedores: el desarrollo de bolsas biodegradables y comestibles que sirvan como envoltorio para dulces saludables elaborados a base de frutos secos. Este producto no solo responde a una problemática ambiental real, sino que también busca promover una alimentación más sana entre los jóvenes estudiantes.

Las bolsas están elaboradas con materiales amigables con el medio ambiente, los cuales consisten en agua, vinagre, glicerina vegetal y maicena. Estos se mezclan hasta conseguir una pasta babosa de color blanco para posteriormente dejarla reposar por tres días. El resultado obtenido es una especie de papel que no tiene mucha diferencia con el plástico.

Cabe resaltar que no es la primera vez que se tiene una idea similar a la propuesta. De hecho, en el año 2018, un grupo de estudiantes mexicanos de la Universidad Autónoma de Querétaro creó una bolsa 100% biodegradable, elaborada a partir de olote (parte central de la mazorca de maíz) y de otros residuos agroindustriales como ramas, leña y aserrín. Las llamaron "Boltsiri", partiendo de la problemática de que la mayoría de las bolsas tardan años en degradarse. Estas bolsas tenían la innovación de poder degradarse en tan solo uno o dos años, y lo mejor es que eran comestibles; por lo tanto, en caso de que llegaran al mar y fueran ingeridas por alguna especie marina, no les causaban mayor problema.

Otro ejemplo similar fue el que se elaboró hace 8 años por el científico Kevin Kumala, quien fue el responsable de inventar una bolsa capaz de disolverse en tan solo 100 días después de haber entrado en contacto con el agua. Esto se debe a que los materiales de su elaboración se constituyen de almidón de yuca, un polvo blanco y fino extraído de la raíz de la yuca (también conocida como mandioca o cassava), la cual es una fuente de carbohidratos y se utiliza ampliamente en la industria alimentaria y no alimentaria debido a sus propiedades espesantes, gelificantes y formadoras de películas. El científico sometió el almidón de esta raíz al mismo proceso al que se someten los polímeros derivados del petróleo, empleando una máquina de moldeado por soplado, una de corte y una de sellado. El resultado fue una lámina de bioplástico resistente, pero a la vez totalmente biodegradable, inocua –hasta puede ser consumida como alimento por los peces si cae a un río o al mar– y que se puede disolver en unos segundos en agua caliente. Cada bolsa de este material tiene un coste de unos cuatro céntimos de euro, más del doble del precio al que salen las de plástico. Pero, a diferencia de éstas, su impacto ambiental es nulo.

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