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Consecuencias de la globalización y la modernidad

MRALS1990Reseña7 de Noviembre de 2014

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Consecuencias de la globalización y la modernidad

Américo Saldovar V.*

Resumen

Si examinamos la naturaleza y los "infortunios" del crecimiento del capitalismo y el proceso de internacionalización y globalización de la tecnología, el comercio y los capitales que lo acompañan, observaremos los altos costos y las grandes pérdidas que esto implica en términos sociales y ambientales.

El objetivo central de este estudio es examinar los siguientes aspectos:

* El acelerado proceso de globalización y la reconstrucción productiva no ha permitido enfrentar o superar los grandes retos que plantea la pobreza, el agotamiento de los recursos naturales y la degradación de la calidad del medio ambiente en la mayoría de los países del Tercer Mundo.

* Los problemas de equidad intra e intergeneracional, así como el cuidado y la protección del habitat propuesta en los principios de la Agenda 21 durante los noventas para alcanzar el desarrollo sustentable, no han sido resueltos.

* La solución responsable de los problemas globales del cambio climático no es compartida en forma proporcional y diferenciada por los distintos países, conforme al volumen de sus emisiones de gases de invernadero.

* El indicador del producto interno bruto (PIB) ya no refleja adecuadamente los niveles de progreso, bienestar y calidad de vida de la población.

* Es una falacia igualar modernización y globalización, progreso y desarrollo. Todos estos asuntos son combinados con una elevada situación de desarrollo no sustentable para el Sur.

Las estrategias globales

Los procesos de globalización nos invitan a pensar en la economía mundial de otra manera, en la cual las economías nacionales forman parte de una totalidad articulada/desarticulada que relaciona los principales circuitos de capital, tecnología, comercio y cultura. Los aspectos más importantes de este fenómeno son el ajuste estructural, la caída de las barreras económicas nacionales, el crecimiento internacional del comercio y las actividades productivas y financieras, así como el crecimiento del poder de las corporaciones transnacionales y las instituciones financieras.1

Entendemos que la globalización no es la suma de varias partes, pero que sí representa un proceso que incorpora las economías de todos los países en forma "desigual y combinada". Éste es un asimétrico, abrupto y desigual proceso de adhesión de los países periféricos a los países centrales, encabezados por Estados Unidos, Alemania y Japón.

Desde la perspectiva del Tercer Mundo

La globalización se ha convertido en el principal punto de referencia del tiempo presente y la última fase del capitalismo. En este documento queremos discutir las implicaciones de tal proceso para las economías de los países en desarrollo, el medio ambiente y los recursos naturales, ofreciendo algunos ejemplos y casos de estudio de diferentes países.

En una economía crecientemente globalizada, la interdependencia de los países continúa mostrando grandes desigualdades y un incremento de la marginación dentro de las naciones y entre ellas (G-77, Teherán, agosto de 2001). Hay empeoramiento de la crisis de la deuda externa, del vacío tecnológico y del intercambio desigual de recursos y productos. Durante la última década aumentaron los procesos de privatización, desregulación del Estado y flexibilidad laboral en los países latinoamericanos. Como parte de esta situación, en la reciente reunión del Grupo de Río, celebrada en Santiago de Chile (agosto de 2001) en la que participaron 19 países, no se mostró confianza en que la integración económica regional producirá efectos positivos en la integración socioeconómica interna. Tampoco existe certeza de que las nuevas estrategias de modernización, la apertura hacia el exterior, un agudo ajuste estructural y un acelerado proceso de privatizaciones produzcan permanentes y positivos efectos en las economías de la región. Además, debemos tomar en cuenta la reciente crisis-recesión en los Estados Unidos de América, considerada como la primera de la nueva era de la globalización (Morgan Stanley). Ésta fue exacerbada por la crisis de confianza resultante de los ataques al World Trade Center y al Pentágono en el año 2001.

Indudablemente ha habido avances en los procesos democráticos, en la construcción del estado de derecho, así como en la interdependencia económica y las relaciones con otros países. No obstante, cada uno de ellos puede ser frustrado, debido al incremento de la polarización social y la gran brecha que persiste en la distribución del ingreso.

En otros foros hemos señalado que, en esta etapa, la globalización capitalista crea más ilusiones y retos que los problemas que resuelve. Una de sus más grandes ventajas, quizá la más importante de todas y la más discutida por los políticos en el ámbito internacional, es la agenda ambiental, que llama a la corresponsabilidad o responsabilidad compartida y diferenciada entre países de acuerdo a sus niveles de contaminación, a fin de enfrentar los grandes retos mundiales que plantea el cambio climático, la reducción de emisiones de gases de invernadero, el daño a la capa de ozono, los compromisos para la protección de la biodiversidad, el comercio justo, la transferencia de tecnologías limpias, etc.

La tendencia general en el pensamiento político mundial actualmente incorpora altos conceptos de la nueva agenda internacional, es decir, cuestiones como violaciones a los derechos humanos, tráfico de drogas, combate al terrorismo y reducción de armas convencionales. El presidente de México y su secretario de Relaciones Exteriores se adhirieron a este punto de vista durante su visita a los Estados Unidos en septiembre de 2001.

Desafortunadamente, el éxito de los negocios y el comercio global no es orientado hacia la búsqueda de soluciones para los problemas sociales y ambientales. Países como Estados Unidos �el país que más contamina en el mundo�, Japón, Australia y Noruega han rechazado obstinadamente firmar el Protocolo de Kioto, evitando de ese modo compromisos firmes para reducir su nivel de contaminación y la emisión de gases de invernadero.

La globalización, el libre comercio y el transporte a bajo costo provocan una reducción de los costos de las materias primas. Los recursos son baratos y aparentemente abundantes; por lo tanto el uso intensivo de nuevas y poderosas tecnologías de extracción provocan graves daños a los ecosistemas.

La globalización ha tenido sustento en la tesis del neoliberalismo económico. En este contexto ocurrió la caída del socialismo a principios de la última década del siglo XX, así como la marcada reducción del Estado capitalista de bienestar. Ambos cambios han sido propiciados por el avance de la democracia liberal, la penetración del capitalismo a nivel mundial y el libre mercado. Al mismo tiempo, esta última ha introducido salvajes y perversas formas de organización social y productiva del trabajo. Paradójicamente, el neoliberalismo actual ha puesto en práctica la famosa tesis que Karl Marx expusiera hace 150 años: la desigualdad y el crecimiento de la polarización social con el proceso de acumulación capitalista.

Los índices macroeconómicos

Hasta este momento habitamos un mundo en el que 50% de la población sobrevive con un ingreso que está por debajo de dos dólares al día, una quinta parte padece desnutrición y mil quinientos millones de personas viven en extrema pobreza, con un ingreso inferior a un dólar al día.

De acuerdo con un reporte del Banco Mundial (BM), una sexta parte de la población del mundo (16.6%) percibe cerca del 80% del ingreso mundial, lo cual implica un promedio per cápita de 70 dólares al día. Al mismo tiempo, el 57% de los 6 mil millones de habitantes del planeta que viven en los 63 países más pobres del mundo reciben solamente 6% del total de ingresos mundiales; esto equivale a decir que viven en condiciones de pobreza. En Latinoamérica el número de pobres oscila alrededor de los 200 millones; la crisis que vive desde 1975 ha detenido el mejoramiento relativo del estándar de vida y los niveles de producción; y en la presente década alcanzarán 41% los hogares que viven en pobreza, por encima de aquellos estimados en 1980.2 El mismo reporte del BM destaca que la gente en situación de extrema pobreza vive con menos de un dólar americano diariamente, mientras el conjunto que recibe un promedio de menos de dos dólares al día vive en el margen de los niveles de pobreza. Además, 42.5% de los mexicanos sobrevive con menos de dos dólares al día, mientras en 1999 el ingreso anual de los trabajadores descendió casi a la mitad del nivel alcanzado durante la mitad de la década de los ochenta.3

Entre 1995 y 1999 el ingreso mínimo obtenido por un trabajador mexicano fue de 768 dólares al año, 42% más bajo que los 1,343 dólares que anualmente se registraban entre 1980 y 1984. Mientras tanto, el valor añadido que cada empleado generó con su trabajo incrementó de 17,500 a 26,000 dólares durante el mismo periodo (casi 49%).4 Respecto a "las voces de los hombres pobres", el reporte sugiere que "frecuentemente el mensaje de la gente fue que los ricos son quienes se benefician de los cambios de las políticas de ajuste."

Los datos revelan una forma incoherente de lo que se ha llamado progreso; el nivel de vida de la mayoría de la población mexicana empezó a bajar en la década de los ochenta, y en la mitad de los noventa este progreso se desplomó a los niveles de ingreso y bienestar existentes dos décadas antes (1975).5 De hecho, el BM indica que la crisis de 1994 destruyó completamente los beneficios relativos ganados durante las dos

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