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Crisis Economica En Venezuela

luigicaccamo20 de Octubre de 2012

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El tradicional informe, que el presidente del Banco Central de Venezuela presentó al final del 2010, reveló unos terribles indicadores. Venezuela es el país del continente americano con el peor desempeño económico. En algunos indicadores, de los peores del mundo.

Inflación, superior al 27%; desempleo, acercándose al 10%; decrecimiento económico (PIB de -1,9%); saldo negativo en la cuenta de capital; contracción de la liquidez monetaria; morosidad de la banca creciente, entre otros.

Venezuela no pasa positivamente la revisión de lo tangible. Prueba de ello son los términos que emplea el gobierno en la información oficial: proyecciones a futuro, no sustentadas en los datos existentes; expresiones rimbombantes como que “el venezolano se alimenta mejor”, sin apoyo estadísticos; comparaciones fuera de contexto, cuando se menciona la inflación; indicadores rediseñados para maquillar la realidad, caso del “inpc”, “núcleo inflacionario”; referencias al cumplimiento adelantado de las “metas del milenio”; etc. Todos términos intangibles ante la imposibilidad de mostrar números claros y confiables.

Todas estas informaciones “positivas” contradicen lo que siente el consumidor venezolano cuando se mete la mano en el bolsillo para cancelar la compra de la comida y de las medicinas. “No nos alcanza el dinero”, es la expresión más común de los venezolanos.

La reciente devaluación del bolívar, llamado engañosamente por el gobierno “unificación de la tasa de cambio”, alcanzó el 100% en 365 días. Fue una devaluación en dos partes. La primera en el 2010, al ir de 2,15 a un sistema múltiple de 2,60 y 4,30. La segunda, en el 2011, para llevar el dólar de alimentos, medicinas y equipos, de 2,3 a 4,30.

Esta devaluación, afectará en forma importante a las clases sociales D y E, la base de la pirámide poblacional. Venezolanos que gastan más de la mitad de su ingreso en alimentos y medicinas.

En el último año, para no ir más lejos, el gobierno ha recurrido a diversas medidas para disminuir el déficit fiscal. Esto es, cuando ingresa menos dinero al tesoro que lo se está previsto gastar. La devaluación es la herramienta más directa para generar más bolívares por cada dólar que entra.

La otra medida, que acostumbran los gobiernos, es elevar los impuestos. Pero para una economía en caída libre, lo que dibuja la caída del PIB por segundo año consecutivo, elevar los impuestos no produce suficiente dinero para alimentar los gastos burocráticos. Prueba de ello es que, en el 2010, el Seniat, luego de hacer los ajustes por inflación, recaudó menos impuestos que en el 2009.

En otros tiempos, devaluar y/o limitar importaciones, eran medidas económicas que podían funcionar a futuro, porque existía una infraestructura industrial que sustituía las importaciones, agregaba valor, pagaban impuestos y generaba puestos de trabajo. Ahora, luego de 11 años de gobierno, el parque industrial se ha visto reducido en 6 mil fábricas.

Por otra parte, las políticas del gobierno impulsan las importaciones de China, exentas de pago de impuestos, y no se agrega ningún valor y no generan puestos de trabajo.

En cuanto al petróleo, el gran generador de dólares de la economía venezolana, la producción va en descenso, las exportaciones hacia clientes tradicionales confiables y que pagan de contado, también han caído. En el mes de noviembre, las exportaciones hacia los EEUU mordieron la baja histórica de los 830 mil barriles diarios.

Esta baja en la exportación es lo que hace que se haya debido devaluar, a pesar que el precio del barril de petróleo se encuentre por encima de los 90 dólares. No importa cuánto suba el precio si la producción petrolera se viene abajo.

Esta situación debe obligar al gobierno a emprender políticas de saneamiento fiscal. Lo que no se perfila por ninguna parte. El gobierno prosigue con políticas dispendiosas, regalando el dinero que no tiene, y comprometiéndose con inversiones multimillonarias en Asia, África y Latinoamérica.

Sin una política fiscal disciplinada, el gobierno nunca logrará acercarse a eliminar el déficit fiscal que le obliga a devaluar.

Otro aspecto que incide negativamente en la economía venezolana son las políticas gubernamentales en contra de la empresa privada y la propiedad privada.

La agroindustria es probablemente el sector al cual más daño se ha producido. Se invaden las fincas productivas, se ocupan, se expropian. Lo mismo ocurre con la industria alimenticia. Todo esto ha tenido como consecuencia la disminución de la frontera agrícola y la caída de la producción nacional. Son varios los productos, de la cesta alimentaria básica, que deben ser importados en más de un 50% de lo que los venezolanos consumen.

Esta realidad de la agroindustria venezolana ocurre en momentos que los precios internacionales de los alimentos alcanzan records históricos. Lo que ha llevado a la FAO a hacer un llamado de atención en la última semana del 2010.

Venezuela no produce los alimentos que debe consumir. Pero tampoco está generando los dólares para comprarlos. Si lo compra, se quedaría sin dólares para importar otros insumos y equipos.

Las restricciones para importar pueden favorecer a la industria nacional, si es que esta existe. La devaluación puede también potenciar a la industria nacional para exportar sus productos, al ofrecer precios competitivos. Como la industria venezolana está minimizada en estos momentos, la devaluación del bolívar no pasará de ser una manera de meter más bolívares en la hoguera de la burocracia. Será una medida de “un solo tiro”. Alcanzará para parte del 2011.

Todo este cuadro de variables económicas nos presenta un 2011 sombrío. No es una exageración decir que nos encontramos en medio de una profunda crisis económica. Esto requerirá de acuerdos políticos para comenzar el desarrollo de un programa de disciplina fiscal y de nuevas políticas públicas para impulsar el aparato productivo nacional.

Se conoce a la crisis económica mundial que comenzó ese año, originada en los Estados Unidos. Entre los principales factores causantes de la crisis estarían los altos precios de las materias primas, la sobrevalorización del producto, una crisis alimentaria mundial y energética, una elevada inflación planetaria y la amenaza de una recesión en todo el mundo, así como una crisis crediticia, hipotecaria y de confianza en los mercados. La causa raíz de toda crisis según la Teoría austríaca del ciclo económico es una expansión artificial del crédito. En palabras de Jesús Huerta de Soto «esta crisis surge de la expansión crediticia ficticia orquestada por los bancos centrales, y que ha motivado que los empresarios invirtieran donde no debían».

La economía venezolana cayó 3,5 por ciento en el primer semestre de 2010, una contracción más profunda que la de todo el 2009, y seguirá sin levantar cabeza, con una inflación muy superior a la de la región y un restringido mercado de divisas para la empresa privada. Según el Banco Central (BCV), el PIB de Venezuela cayó 1,9 por ciento en el segundo trimestre con respecto al mismo período de 2009. Ya había caído 5,8 por ciento en el primer trimestre de este año. Aunque las cifras comenzaron a mejorar, analistas estiman que este año la economía, que ya retrocedió 3,3 por ciento en el 2009, no logrará repuntar. 'En vista de ese resultado uno esperaría que el PIB este año caiga entre 2,5 y tres por ciento', comentó a la AFP el economista Asdrúbal Oliveros. Para el experto, este desempeño ya no está vinculado a la crisis financiera mundial, que golpeó el precio de las materias primas entre finales del 2008 y el año siguiente, sino a características propias de la economía venezolana, como el férreo control cambiario y una fuerte presión inflacionaria. En este país sudamericano, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), 90 por ciento de las divisas proviene del petróleo, cuyo precio se recuperó y fluctúa en torno a los 70 dólares por barril. 'La economía de Venezuela sigue teniendo un desempeño negativo mientras otros países latinoamericanos están en franca recuperación, salvo Haití', añade Oliveros. Tres causas Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los únicos países de América Latina que no crecerán en 2010 son Haití (-8,5 por ciento) y Venezuela (-3 por ciento). A este escenario se suma una inflación de 18 por ciento en lo que va del año, que amenaza superar el 25,1 por ciento registrado en el 2009. El gobierno, sin embargo, confía en que la economía crezca 0,5 por ciento en 2010. 'El Banco Central reconoce que empezamos a recuperarnos', se felicitó el Presidente Hugo Chávez recientemente, criticando además a algunos economistas que han cuestionado la veracidad de las últimas cifras del BCV. 'Las noticias dentro de tres meses van a ser peores para ellos porque estamos echando adelante el nuevo modelo económico', aseguró Chávez Para Oliveros, las causas del desplome económico son tres: una crisis eléctrica que obligó a severos racionamientos a la industria, el restringido flujo de divisas que afecta a los empresarios y 'un divorcio' entre el gobierno y las necesidades de la industria privada. 'Este sector prácticamente está sobreviviendo con planes de inversiones que han tenido que recortarse, en medio de un ambiente de negocios hostil, donde incluso el concepto de propiedad está en entredicho', comentó. Desde el 2007, Chávez ha impulsado la nacionalización de sectores clave de la economía como el petrolero o el eléctrico y recientemente ha entrado

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