Economia Derecho I
MercedesCabeza275 de Diciembre de 2014
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INTRODUCCIÓN.
En la aproximación al fenómeno bursátil nada lo es más que la historia de los crash, aunque el humor resulta por momentos bastante negro.
Pero no es solo cuestión de divertise un poco. En realidad, es algo sumamente instructivo. En las fases alcistas se van generando un estado de euforia que degenera en las burbujas especulativas. A modo de "ideología" justificativa de la burbuja se van tejiendo una serie de mitos sobre el funcionamiento de los mercados financieros, mitos que son aceptados por una masa de participantes en el mercado cegados por la codicia. El crash no solo tira por tierra los mitos, poniendo de manifiesto su falsedad. Además se lleva por delante a los
Incautos que creyeron en ellos.
Conocer la historia de los crash permite conocer estos mitos y estar precavidos ante ellos. El historiador por excelencia de los crash, J.K. Galbraith, escribió lo siguiente en el prefacio a la edición española de su "Breve historia de la euforia financiera": "En este último cuarto de siglo, y especialmente en la última década, la larga, variada y a menudo desastrosa historia económica de España ha culminado en una era de notables éxitos. España ha gozado de un alto y sostenido crecimiento económico, y su tenor de vida ha progresado admirablemente. En otro tiempo fuente de voluntariosa y Barata mano de obra para el resto de Europa occidental, hoy España demanda idéntico suministro de trabajadores de la vecina Africa. Esto, no cabe duda, brinda el escenario y el decorado apropiados para el optimismo, que podría convertirse en la euforia descrita en estas páginas. [...] Así pues, me sentiría feliz si creyera que logro hacer alguna contribución, por humilde que sea, para prevenir los excesos económicos que conducen al inevitable día del desencanto y del gran desastre. Esta es la modesta esperanza, o tal vez debería decir ligeramente inmodesta, que he depositado en este libro."
Como keynesianismo se describe una política económica estatal, la que conduce la demanda de bienes y de servicios y, en caso de necesidad de la economía, la reactiva a través de un incremento de los gastos públicos.
Un aspecto central de la revolución keynesiana de los años 1930 fue reconocer que en una economía de mercado una continua baja de actividad puede llevar a la desocupación, esto es que la economía no necesariamente debe tender al pleno empleo.
La Gran Depresión
La frágil prosperidad de los años veinte Europa logro salir de la crisis. Las monedas y los precios se estabilizaron. La producción aumentó. En 1929 Francia era el primer productor mundial de mineral de hierro y el segundo productor de automóviles, detrás de Estados Unidos.
El desarrollo de Alemania se veía obstaculizado por los 132.000 millones de marcos oro que debía a los vencedores como reparaciones de guerra. No obstante, este país consiguió un escalonamiento de los pagos (hasta 1988) gracias a los americanos, que deseaban colocar en él sus capitales En los años 20, los norteamericanos invirtieron en empresas alemanas más de mil millones de dólares. En casi toda Europa renació la vida, de los negocios, aumentó la prosperidad y se hicieron fortunas: fueron los años locos", en los que Europa vivió con despreocupación.
Una observación detenida hubiera descubierto algunos motivos de inquietud. Las tensiones políticas subsistían: en 1923, Francia ocupó el Ruhr para exigir que Alemania pagase las reparaciones de guerra. En este país y en Italia, nazismo y fascismo causaban cada día mayor preocupación por su nacionalismo beligerante. En 1923, Miguel Primo de Rivera instauró en España una dictadura militar, y en 1926 los militares dieron un golpe de Estado en Portugal. En el Próximo Oriente y en el resto de Asia, los pueblos colonizados trataban de liberarse de la tutela europea. Gran Bretaña tuvo dificultades para salir del marasmo económico; sus instalaciones productivas eran viejas, y el paro crecía sin cesar. Y, aunque la industria se desarrollaba, no ocurría lo mismo con la agricultura: en Estados Unidos, los precios agrícolas permanecieron bajos, los agricultores se endeudaron y, en diez años, más de dos millones de ellos tuvieron que abandonar sus tierras.
Alzas vertiginosas
Las monedas no se habían estabilizado por completo, y los problemas se complicaron: las divisas ya no se hallaban garantizadas sólo por las reservas de oro, sino también por algunas monedas fuertes, como la libra esterlina y, después, el dólar. Por último, el mercado bursátil, en el que se negociaban las acciones de las industrias, vivía bajo el signo de un optimismo desaforado. En la bolsa de Nueva York, el precio medio de los valores subió un 25 % en 1928 y un 35 % en los primeros meses de 1929. Algunas acciones habían experimentado alzas vertiginosas (en 1929, las de General Motors valían cincuenta veces más de su valor inicial). El mercado al alza, engendró una especulación que aumentó desmesuradamente el volumen de las transacciones bursátiles: en marzo de 1928 se negociaban al día medio millón de acciones y, en junio de 1929, se alcanzaban los ¡cinco millones! Los financieros se lanzaron a operaciones complejas y aventuradas, valiéndose del crédito depositado en ellos.
Estallaron numerosos escándalos financieros, que testimoniaban la corrupción de los negociantes y el compromiso de ciertos medios políticos.
El "Jueves Negro"
A principios de octubre de 1929, en Wall Street, ciertos indicios comenzaron a inquietar a los corredores de la gran bolsa de valores neoyorquina. Los precios al por mayor del hierro, del acero y del cobre, así como los beneficios de la industria del automóvil, bajaban.
El jueves 24 de octubre de 1929, conocido como el jueves negro", se inicia la crisis económica mundial con el crack financiero de Wall Street.
Presagiando la tormenta, algunos especuladores astutos trataron de vender sus títulos mientras las cotizaciones aún iban en alza. El movimiento ya estaba en marcha, y las ventas se multiplicaron. Entonces los grandes bancos decidieron comprar para detener la baja, pero no pudieron hacer frente a los 16 millones de acciones volcadas sobre el mercado el martes 29 de octubre. Las autoridades no comprendieron la situación; en noviembre, el presidente Hoover aún decía: " Compren ahora, la prosperidad está a la vuelta de la esquina"
El desconcierto fue general: ¡casi trece millones de títulos fueron puestos a la venta a cualquier precio!, la caída de las cotizaciones se aceleró; el 13 de noviembre, las acciones industriales habían bajado de 469 puntos a 220: quien tuviera
¿Por qué se produce el crack de 1929?
Con excepción de la Unión Soviética, todos los países se vieron afectados por la crisis bursátil y financiera. Esta crisis sólo era la expresión de una situación económica muy grave pues desde 1928 las compras habían disminuido y los mercados se hallaban saturados.
Este imprevisible descenso de las actividades industriales fue la causa de la caída de la bolsa. Y el crack bursátil aumentó las dificultades económicas a partir de entonces.
Para 1928, la minería del carbón, la industria textil y los astilleros no habían recuperado su nivel de actividad de 1920, y persistía el paro (dos millones de desocupados). Las tierras hipotecadas por miles de agricultores cayeron en manos de grandes sociedades. Ello no impedía que la euforia fuera extraordinaria. En septiembre de 1928, el presidente de la Bolsa de Nueva York todavía afirmaba: "Muchas personas aún no han comprendido que, al parecer, esto es el fin de los ciclos económicos tal como los hemos conocido. Estoy convencido de la esencial y fundamental solidez de la economía americana. Los acontecimientos de los próximos años se encargaron de desmentirle de manera flagrante.
En todo boom hay un elemento especulativo, comenzando por el siglo XVII. Durante la tulipomanía holandesa (1630), un tipo poco común de bulbo se podía vender a 5.500 florines -50.000 dólares en moneda actual-. En el crack posterior, muchas personas se arruinaron. La historia se repitió casi cien años después, con la llamada "burbuja del mar del Sur" (1720), cuando una empresa de aventureros ofreció hacerse cargo de la deuda nacional británica a cambio del monopolio del comercio con las colonias españolas en América. En esa loca fiebre especulativa, los precios de las acciones subieron de 130 a 1.000 libras en siete meses, para estallar posteriormente. Entre los muchos que perdieron su dinero se encontraba el famoso científico Isaac Newton, quien comentó amargamente: "Puedo calcular los movimientos de los cuerpos pesados, pero no la locura de las personas". Antes del crack de 1929 se produjo el famoso escándalo de la tierra en Florida. Se pagaban fabulosas sumas de dinero por una ciénaga. Como siempre, la orgía especulativa terminó en lágrimas.
El capital ficticio, como llamaba Marx a la riqueza de papel generada por la especulación, ha jugado un papel similar en cada boom en la historia del capitalismo. Durante el período de auge hay una demanda febril de capital y una búsqueda irracional de beneficios rápidos y dinero fácil. Como explica Marx, el ideal de la burguesía es siempre hacer dinero del dinero sin la penosa necesidad de involucrarse en la producción. Este es el origen del juego en la Bolsa y otras formas de especulación. Durante los períodos de boom se generan grandes cantidades de capital ficticio
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