Edad antigua. Neolítica

Edad antigua: Esta época se caracterizó por que las personas les tocaban desplazarse en búsqueda de alimentos y lugares con mejores condiciones para poder sobrevivir.

Neolítica: desde 7.000 – 4.000 a.c., su economía se basaba en la domesticación de animales y el cultivo de plantas pero debido a la falta de textiles y también alimentos género en ellos la necesidad de salir en búsqueda de sociedades cercanas para poder comerciar sus productos, así es como nace el comercio y los viajes de negocios.

Mesopotámica: 3.500 – 650 a.c., el mayor aporte de esta cultura fue la construcción de carreteras  pavimentadas con piedra y arcilla, y que conectaban las principales ciudades del pequeño imperio. Además éstas eran el eje central de su economía, ya que ésta intercambiaba productos “trueque” para poder comercializar con otras ciudades. Los principales viajes que se realizaron fueron con fines comerciales, tampoco faltaron aquellos por placer. Por ejemplo el rey de Babilonia, Hammurabi, realizaba viajes para visitar las ciudades de su imperio, y para asistir a importantes ceremonias religiosas y fiestas. He aquí el nacimiento del turismo religioso. En esos tiempos la hospitalidad era una expresión de humanidad.

Egipto: 3000 A.C. – 332 A.C. Los primeros viajes que pueden ser comparables al turismo fueron en Egipto, era meta de los viajeros y comerciantes de aquella época que se desplazaban con la finalidad de presentarse al faraón o a observar las monumentales pirámides de ese reino u otras maravillas de la construcción egipcia. El primer viaje que quedó registrado en la historia fue el organizado por la reina, esposa del faraón Tutmosis II. La reina realizó una magnífica construcción de un templo.

Grecia: En la Grecia Antigua se daba mucha importancia al ocio, tanto que su tiempo libre lo dedicaban a la cultura, a la religión y a los deportes. Prueba de ello era el gran desplazamiento de personas que se producía debido a la realización de los JUEGOS OLÍMPICOS y a las peregrinaciones religiosas. Los extranjeros llegados para las fiestas religiosas eran albergados con una alegría espontánea. Un huésped invitado tenía siempre el privilegio de extender la invitación a otro. Cuando los viajes se hicieron más seguidos, en los caminos comenzaron a establecerse algunos albergues que daban alimento y abrigo a los viajeros. Los festivales más difundidos y exitosos del mundo griego eran unas fiestas llamadas Dionisias, por estar dedicadas a Dionisio, dios de la vid y del vino. A éstas celebraciones acudían visitantes de todo el Ática (península dividida en Atenas, Ática Occidental, Ática Oriental, y el Pireo), y aún de las colonias y ciudades aliadas. El día principal de la fiesta se liberaba a muchos esclavos y se permitía que el resto de la población se divirtiera.

Roma 27 a. C – 476 d. C El pueblo romano fue el primero en realizar lo que hoy en día entendemos por turismo, es decir, un viaje (en la mayoría de los casos por placer) que incluye un desplazamiento mínimo una noche y con menos de un año de duración a un lugar de destino, realizado, en tiempo libre o de ocio. Tenían muchísimo tiempo libre, llegando a tener 200 días festivos al año, aunque casi siempre este turismo lo practicaban los nobles., los cuales viajaban para ver los templos del Mediterráneo, las pirámides y monumentos de Egipto, asistir a las Olimpiadas de Grecia y los mercados de Asia Menor. También adquirían recuerdos como ellos llamaban souvenirs y grababan su nombre en las piedras de los monumentos que visitaban, como una especie de grafiti a la romana.

CELTAS: descendientes de los pueblos neolíticos, vivían por el Norte y Oeste de la Península Ibérica, Se dedicaban a la ganadería, también cultivaban, conocían y eran buenos trabajadores del bronce y del hierro. Vivían en poblados (Castros) de los que nos han quedado algunas ruinas. Después de un tiempo se fueron mezclando con los iberos formando la cultura celtibera.

ÍBEROS: Vivían por el  Este y Sur de la Península Ibérica. Se dedicaban a la agricultura y ganadería. También eran buenos comerciantes. Conocían la escritura y tenían moneda propia. Vivían en poblados amurallados.

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