Eficiencia Empresarial
filutri4 de Noviembre de 2014
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1 . e l P u n t o d e P a r t i d a
Cualquier actividad empresarial, como todo en esta vida, tiene un principio y aunque puede
resultar ingenuo el pensar que una empresa es exclusivamente la materialización de la idea
de un empresario, pues su complejidad desborda las capacidades de cualquier persona, sí es
históricamente cierto que todas las empresas tuvieron su primer origen en la mente de unas
personas cuyo objetivo era convertir una idea en un producto o servicio que la gente adquiriera,
esperando obtener beneficios y arriesgando, si era preciso, su propio capital para conseguirlo.
Por lo tanto, en el origen de toda actividad empresarial existen dos elementos básicos que resultan
imprescindibles: una persona y una idea básica. El desarrollo posterior de este binomio
determinará la positiva o negativa evolución en el tiempo de la actividad empresarial que
su confluencia genere.
Efectuando un análisis inicial de los dos elementos básicos citados podríamos preguntarnos:
¿Cualquier persona tiene capacidad para desarrollar una actividad empresarial? ¿Cómo surge
una idea con base suficiente para ser el origen de una célula empresarial?
En primer lugar, basándonos en datos reales, y aunque existan numerosas teorías sobre las
cualidades que debe reunir un empresario, puede confirmarse la existencia histórica y actual
de innumerables casos de personas que sin ninguna formación (salvo la autodidáctica derivada
de las vivencias particulares), sin conocer incluso la lectura y la escritura en casos extremos,
han tenido éxito en sus actividades empresariales. Quizás supieron descubrir los factores
clave de éstas y actuar correctamente sobre ellos, quizás aplicaron una gran dosis de
sentido común, quizás disfrutaban de una inteligencia natural que les permitía evaluar el futuro
de manera más certera que la mayoría, de manera acertada en el momento oportuno o
simplemente sabían apoyarse en buenos colaboradores.
La complejidad económica actual y la rapidez en los cambios y hábitos del entorno económico
van dejando huecos cada vez más reducidos a las personas que confían su futuro empresarial
exclusivamente a la intuición o a la improvisación empresarial, pero lo cierto es que casos
como los citados han existido y existen.
Los únicos requisitos que deben ser asumidos por toda persona con voluntad de ser empresario
son: la disposición a asumir riesgos (incluso en las figuras de autoempleo aparece el
riesgo o la incertidumbre como elemento destacado) y la esperanza de obtención de beneficios.
En segundo lugar, es imposible conocer cómo surgen las ideas en las mentes de los futuros
empresarios, pero en función de los relatos de las personas que en su momento fueron candidatos
a empresario, puede afirmarse que la casuística es extensa y variada, tanto en los enfoque
generales como en sus matices.
Los casos más comunes, de evoluciones además muy dispares, son los supuestos de experiencias
ajenas exitosas que se han procurado repetir o mejorar, experiencias profesionales
propias de las que se ha pretendido obtener un prestigio o provecho personal, descubrimientos
técnicos, desarrollos de nuevos productos, informaciones puntuales o privilegios e incluso
supuestos de necesidad que obligan a agudizar el ingenio de manera especial.
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Por ello, no parece oportuno ni posible establecer los requisitos básicos que una idea debe
cumplir. Los factores externos e internos que de manera continuadamente cambiante actúan
sobre las numerosas células de la vida empresarial y los diferentes pesos específicos que
cada variable tiene en cada diferente tipo de actividad empresarial no lo permiten.
Adicionalmente, en ocasiones surgen ideas que no tienen un potencial teórico pero que son
asumidas por personas de gran capacidad y surgen ideas con gran potencial teórico pero que
resultan inútiles si no hay quien pueda transformarlas en productos comercializables.
En base a lo hasta ahora expuesto puede afirmarse que ninguna persona debe ser previamente
excluida como futuro empresario y que toda idea debe ser tomada en consideración
por peregrina que pueda parecer, en una fase inicial. Un análisis posterior de mayor profundidad
quizás permita al interesado determinar si su binomio particular (cualidades personales
- idea básica) ofrece posibilidades, pero en esta fase esencialmente creativa no es posible el
asesoramiento. Es cada persona, con su propia experiencia, aptitudes e información, quien
en diálogo consigo mismo genera el nacimiento de una idea básica, embrión de una futura actividad
empresarial.
Este libro toma, por lo tanto, como punto de partida dos premisas: La existencia de una persona
(tú mismo, lector) con voluntad empresarial o dispuesta a asumir un riesgo contra posibles
beneficios futuros y la existencia de una idea básica de negocio.
2 . C o n s i d e r a c i o n e s G e n e r a l e s
Una vez definido el punto de partida, lo que debe hacer cada candidato a empresario es analizar
personalmente su idea. Indudablemente, no es posible separar en la práctica el proceso
de definición de la idea básica de las consideraciones generales que a continuación vamos a
comentar, ni de los apartados principales en los que debe fijarse cualquier promotor para analizar
su proyecto, pero a efectos teóricos y de exposición vamos a tratarlos como unidades independientes.
El análisis personal de todo proyecto básico empresarial debe asumir determinados criterios
de evaluación, totalmente lógicos pero que, en numerosas ocasiones, no se tienen en cuenta
a efectos prácticos, llevándonos a situaciones límite.
Es normal que las personas se equivoquen en los mismos obstáculos, incluso después de haber
sufrido sus consecuencias, pero debemos poner los medios para evitarlo ya que en el
mundo empresarial no es sencilla la marcha atrás y las segundas oportunidades son difíciles
de conseguir.
Una vez que hemos invertido nuestro dinero, comprometido nuestro patrimonio, contratado
personal, efectuado inversiones específicas, etc. los errores de planteamiento general no son
rectificables, quedándonos el arrepentimiento y el propósito de enmienda para el futuro como
alternativa pero nunca el perdón. En el mundo económico impera la ley del más fuerte, el principio
de supervivencia y aquel enunciado filosófico que afirmaba “el hombre es un lobo para
el hombre”.
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ENPRESA BAT SORTZEKO HAMAR URRATS
DIEZ PASOS PARA CREAR UNA EMPRESA
En resumen, los errores no se perdonan y se pagan con la propia defunción empresarial, sin
olvidar las consecuencias personales que ésta pueda llevar consigo. De ahí la importancia de
un correcto análisis de la idea empresarial en base a las siguientes consideraciones generales.
2 . 1 R e a l i s m o
Es humano que las ideas personales que se nos ocurran las consideremos importantes, quizás
geniales o inimitables. Es difícil que veamos defectos importantes al enfoque empresarial
de nuestro proyecto de negocio. Es humano también que nos encariñemos profundamente con
aquello que personalmente hemos engendrado, aunque se trate de una idea o un proyecto y
que consideremos un efecto de la envidia o del desconocimiento los comentarios negativos
que un tercero pueda efectuar sobre nuestra idea. Incluso, cuantas más vueltas le demos en
nuestra mente, corremos aún más el riesgo de subestimar los aspectos negativos y sobrevalorar
los aspectos positivos. Si caemos en estos defectos comenzamos mal.
El análisis inicial de la idea lo debemos efectuar personalmente pero con objetividad y realismo,
sin engañarnos consciente o inconscientemente.
Es más positivo para el proyecto y nuestro futuro que apliquemos un coeficiente de sensibilidad
negativo en nuestro análisis, que adoptemos una postura mental con precauciones máximas,
que profundicemos en los extremos con un cierto grado de debilidad en nuestro proyecto
empresarial. Es preciso animarse y cargar las pilas de nuestra voluntad para iniciar una
actividad empresarial, pero nunca debemos cerrar los ojos a los problemas y descuidar nuestros
puntos débiles. El orgullo, el amor propio, etc. no deben ser nuestros consejeros sino la
objetividad, el realismo y el pragmatismo.
2 . 2 I n v e r t i r T i e m p o a n t e s d e
I n v e r t i r D i n e r o
Cuando el proyecto empresarial que estamos configurando precise de un cierto volumen de inversión,
debemos ser especialmente cautos ya que estaremos asumiendo el riesgo de perder
total o parcialmente las reservas (muchas o pocas) que hayamos podido acumular hasta el momento.
Cuando estamos configurando un proyecto empresarial, es muy difícil que efectuemos una
adecuada previsión del comportamiento de todos los factores que vayan a influir en él. Suele
decirse que las previsiones nunca se cumplen, y profesionalmente estoy de acuerdo, pero
los análisis previos a la determinación de un panorama económico previsional, posibilitan el
conocimiento de la interrelación entre los factores
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