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Eficiencia Empresarial


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2014  •  3.080 Palabras (13 Páginas)  •  149 Visitas

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1 . e l P u n t o d e P a r t i d a

Cualquier actividad empresarial, como todo en esta vida, tiene un principio y aunque puede

resultar ingenuo el pensar que una empresa es exclusivamente la materialización de la idea

de un empresario, pues su complejidad desborda las capacidades de cualquier persona, sí es

históricamente cierto que todas las empresas tuvieron su primer origen en la mente de unas

personas cuyo objetivo era convertir una idea en un producto o servicio que la gente adquiriera,

esperando obtener beneficios y arriesgando, si era preciso, su propio capital para conseguirlo.

Por lo tanto, en el origen de toda actividad empresarial existen dos elementos básicos que resultan

imprescindibles: una persona y una idea básica. El desarrollo posterior de este binomio

determinará la positiva o negativa evolución en el tiempo de la actividad empresarial que

su confluencia genere.

Efectuando un análisis inicial de los dos elementos básicos citados podríamos preguntarnos:

¿Cualquier persona tiene capacidad para desarrollar una actividad empresarial? ¿Cómo surge

una idea con base suficiente para ser el origen de una célula empresarial?

En primer lugar, basándonos en datos reales, y aunque existan numerosas teorías sobre las

cualidades que debe reunir un empresario, puede confirmarse la existencia histórica y actual

de innumerables casos de personas que sin ninguna formación (salvo la autodidáctica derivada

de las vivencias particulares), sin conocer incluso la lectura y la escritura en casos extremos,

han tenido éxito en sus actividades empresariales. Quizás supieron descubrir los factores

clave de éstas y actuar correctamente sobre ellos, quizás aplicaron una gran dosis de

sentido común, quizás disfrutaban de una inteligencia natural que les permitía evaluar el futuro

de manera más certera que la mayoría, de manera acertada en el momento oportuno o

simplemente sabían apoyarse en buenos colaboradores.

La complejidad económica actual y la rapidez en los cambios y hábitos del entorno económico

van dejando huecos cada vez más reducidos a las personas que confían su futuro empresarial

exclusivamente a la intuición o a la improvisación empresarial, pero lo cierto es que casos

como los citados han existido y existen.

Los únicos requisitos que deben ser asumidos por toda persona con voluntad de ser empresario

son: la disposición a asumir riesgos (incluso en las figuras de autoempleo aparece el

riesgo o la incertidumbre como elemento destacado) y la esperanza de obtención de beneficios.

En segundo lugar, es imposible conocer cómo surgen las ideas en las mentes de los futuros

empresarios, pero en función de los relatos de las personas que en su momento fueron candidatos

a empresario, puede afirmarse que la casuística es extensa y variada, tanto en los enfoque

generales como en sus matices.

Los casos más comunes, de evoluciones además muy dispares, son los supuestos de experiencias

ajenas exitosas que se han procurado repetir o mejorar, experiencias profesionales

propias de las que se ha pretendido obtener un prestigio o provecho personal, descubrimientos

técnicos, desarrollos de nuevos productos, informaciones puntuales o privilegios e incluso

supuestos de necesidad que obligan a agudizar el ingenio de manera especial.

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Por ello, no parece oportuno ni posible establecer los requisitos básicos que una idea debe

cumplir. Los factores externos e internos que de manera continuadamente cambiante actúan

sobre las numerosas células de la vida empresarial y los diferentes pesos específicos que

cada variable tiene en cada diferente tipo de actividad empresarial no lo permiten.

Adicionalmente, en ocasiones surgen ideas que no tienen un potencial teórico pero que son

asumidas por personas de gran capacidad y surgen ideas con gran potencial teórico pero que

resultan inútiles si no hay quien pueda transformarlas en productos comercializables.

En base a lo hasta ahora expuesto puede afirmarse que ninguna persona debe ser previamente

excluida como futuro empresario y que toda idea debe ser tomada en consideración

por peregrina que pueda parecer, en una fase inicial. Un análisis posterior de mayor profundidad

quizás permita al interesado determinar si su binomio particular (cualidades personales

- idea básica) ofrece posibilidades, pero en esta fase esencialmente creativa no es posible el

asesoramiento. Es cada persona, con su propia experiencia, aptitudes e información, quien

en diálogo consigo mismo genera el nacimiento de una idea básica, embrión de una futura actividad

empresarial.

Este libro toma, por lo tanto, como punto de partida dos premisas: La existencia de una persona

(tú mismo, lector) con voluntad empresarial o dispuesta a asumir un riesgo contra posibles

beneficios futuros y la existencia de una idea básica de negocio.

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