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El Fracking

eduardvj7 de Febrero de 2015

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Fracturación hidráulica

Ilustración del proceso de fractura hidráulica y las actividades relacionadas necesarias para la extracción.

Pozo de extracción mediante fracturación hidráulica de ExxonMobil en Alemania.

La fracturación hidráulica, fractura hidráulica1 o estimulación hidráulica (también conocida por el término en inglés fracking) es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo. El procedimiento consiste en la perforación de un pozo vertical en el cual, una vez alcanzada la profundidad deseada, a más de 2500 metros de profundidad, se gira el taladro 90° en sentido horizontal y se continúa perforando entre 1000 y 3000 m de longitud; a continuación se inyecta en el terreno agua a presión mezclada con algún material apuntalante y químicos, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, y que son típicamente menores a 1 mm, y favorecer así su salida hacia la superficie. Habitualmente el material inyectado es agua con arena y productos químicos, lo cual favorece la creación de canales para que fluyan los hidrocarburos.

Se estima que en 2010 esta técnica estaba presente en aproximadamente el 60 % de los pozos de extracción en uso.2 Debido a que el aumento del precio de los combustibles fósiles ha hecho económicamente rentable estos métodos, se está propagando su empleo en los últimos años, especialmente en los Estados Unidos.3 4

Los partidarios de la fracturación hidráulica argumentan los beneficios económicos de las vastas cantidades de hidrocarburos previamente inaccesibles, que esta nueva técnica permite extraer.5 6 Sus oponentes, en cambio, señalan el impacto medioambiental de esta técnica, que en su opinión incluye la contaminación de acuíferos, elevado consumo de agua, contaminación de la atmósfera, contaminación sonora, migración de los gases y productos químicos utilizados hacia la superficie, contaminación en la superficie debida a vertidos, y los posibles efectos en la salud derivados de ello.7 También argumentan que se han producido casos de incremento en la actividad sísmica, la mayoría asociados con la inyección profunda de fluidos relacionados con el fracking.8

Por estas razones, la fracturación hidráulica ha sido objeto de atención internacional, siendo fomentada en algunos países,9 mientras que otros han impuesto moratorias a su uso o la han prohibido.10 11 Algunos de estos países, como Reino Unido, recientemente han levantado su veto, optando por su regulación en lugar de una prohibición total. La Unión Europea se encuentra actualmente comenzando a regular la fracturación hidráulica.

El ‘fracking’: beneficios económicos o intereses medioambientales

Publicado el 17 octubre, 2013

La fracturación o fractura hidráulica (comúnmente conocida en inglés como hydraulic fracturing o fracking) es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo. El procedimiento consiste en la inyección a presión de algún material en el terreno, generalmente agua, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, favoreciendo así su salida hacia el exterior. Habitualmente el material inyectado es agua con arena y productos químicos, aunque ocasionalmente se pueden emplear espumas o gases.

Ilustración extraída de la web aturemfracking.wordpress.com

Esta técnica se ha popularizado en la última década, sobre todo en Estados Unidos, pero en Europa existen muchos países reticentes a la utilización del fracking por sus posibles consecuencias medioambientales. Además de un enorme consumo de agua, es habitual que junto con la arena se incluyan multitud de compuestos químicos, cuya finalidad es favorecer la fisuración o incluso la disolución de la roca, y que podrían contaminar tanto el terreno como los acuíferos subterráneos. Otra de las consecuencias probables es la provocación de pequeños seísmos.

Ésta es la consecuencia que han sufrido las poblaciones costeras de Tarragona y Castellón que se encuentran frente a las instalaciones marinas del Proyecto Castor. Numerosos terremotos de baja magnitud, aunque un de ellos llegó a los 4,2 grados, se han percibido en la zona. En nuestro país, todavía no existe ninguna explotación en funcionamiento que utilice el fracking, aunque sí se han dado permisos de prospección en varias comunidades.

El funcionamiento del Proyecto Castor mantiene algunas semblanzas con la técnica del fracking, ya que también se inyecta gas a presión en el subsuelo, pero en este caso proviene de una canalización submarina derivada de la conducción general de gas natural. La instalación funciona como almacén de gas para períodos de gran demanda, ya que la regulación europea obliga a tener unas reservas equivalentes a 20 días de consumo. El gas se comprime y se almacena aprovechando el pozo de una antigua explotación petrolífera.

Por otro lado, los puntos a favor de la utilización de esta técnica son fundamentalmente económicos. La fractura hidráulica reduce el coste de la energía, ya que permite reducir la importación de gas o electricidad, e incluso puede conseguir autobastecer al país. Y con un coste energético más barato las empresas seran más competitivas. Se calcula que en España, mediante esta técnica, se cubririan las necesidades de gas durante al menos 40 años.

Desde que la revolución del fracking comenzó, el precio del gas en EEUU ha caído más de un 44%, mientras en Europa subía un 23% de media. Pero, además en Europa la electricidad, según el presidente de la CE, Durao Barroso, es un 50% más cara que en EEUU y el gas industrial, casi un 75% superior. Estados Unidos es autosuficiente en gas e importa menos petróleo que en 2007, y va camino de autoabastecerse. Además, ha creado 600.000 puestos de trabajo derivados de esta actividad.

Pero existe otro aspecto beneficioso asociado al auge de las explotaciones del gas natural de esquistos mediante la fractura hidráulica. Según un artículo publicado por el Spain Green Building Council esta práctica provacará que EE.UU. cumpla con el compromiso de Kioto de reducir la emisión de gases contaminantes, y esto sin haberlo firmado.

Desde 2006 a 2011 EE.UU. ha conseguido una reducción neta de las emisiones del 7,52% en 5 años. El desplazamiento de la producción eléctrica a centrales alimentadas con gas natural de fracking ha sido la causa principal del cambio. Se han cerrado centrales térmicas de carbón y sus minas asociadas, y también muchas centrales térmicas alimentadas con petróleo. Por contra, España sigue incrementando año tras año las emisiones de CO2. Según el informe anual de Red Eléctrica de España las emisiones de gases efecto invernadero, aumentaron en 2012 un 10% respecto a 2011.

Los beneficios económicos resultan muy atractivos y más en estos tiempos de crisis. Pero las repercusiones sobre el medio ambiente y la salud de la población pueden acabar siendo letales. Aunque después de lo vivido en el Delta del Ebro, lo que es seguro es que la posibilidad de un terremoto no es sólo una mera especulación.

3) Este proceso conlleva una serie de impactos ambientales, algunos de los cuales aún no están

plenamente caracterizados o comprendidos, entre ellos contaminación de las aguas subterráneas,

contaminación atmosférica, emisión de gases de efecto invernadero (metano), terremotos

(sismicidad inducida), contaminación acústica e impactos paisajísticos. Además de estos

impactos, también se debe tener en cuenta los relacionados con el tráfico de camiones para

transportar el gas extraído, el consumo de agua y la ocupación del territorio.

Agua:

• El proceso de fractura hidráulica consume enormes cantidades de agua. Se ha calculado

que se requieren entre 9.000 y 29.000 metros cúbicos de agua para las operaciones de un solo

pozo. Esto podría causar problemas con la sostenibilidad de los recursos hídricos incluso en

países de clima templado, y aumentar la presión del consumo de suministros en las zonas más

áridas.

• Se sabe muy poco de los peligros ambientales asociados con los productos químicos que

se añaden a los fluidos usados para fracturar la roca, productos que equivalen a un 2% del

volumen de esos fluidos. De hecho, en EE.UU. (el país con más experiencia hasta ahora,

aunque muy reciente, con estas técnicas), esos productos están exentos de la regulación

federal y/o la información sobre ellos está protegida debido a intereses comerciales. Se sabe

que hay al menos 260 sustancias químicas presentes en alrededor de 197 productos, y algunos

de ellos se sabe que son tóxicos, cancerígenos o mutagénicos. Estos productos pueden

contaminar el agua debido a fallos en la integridad del pozo y a la migración de contaminantes

a través del subsuelo.

• Entre un 15% y un 80% del fluido que se inyecta para la fractura vuelve a la superficie

como agua de retorno, y el resto se queda bajo tierra, conteniendo aditivos de la fractura y sus

productos de transformación. Entre las sustancias disueltas a partir de la formación rocosa,

donde está el gas durante el proceso de fractura, se encuentran metales pesados,

hidrocarburos y elementos naturales radiactivos.

• No se puede descartar una posible contaminación de los acuíferos subterráneos y de las

aguas superficiales debido a

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