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El Riesgo

alesj19 de Noviembre de 2013

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1.- FUNDAMENTO DE LA REGULACIÓN Y SUPERVISIÓN DE LOS MERCADOS E INTERMEDIARIOS FINANCIEROS.

Las empresas financieras tienen la necesidad de control para equilibrar grandes masas de activo y pasivo. Al igual que los mercados financieros por su fuerte conexión con la economía. El adecuado funcionamiento de los mercados financieros necesita que los intervinientes en los mismos actúen bajo el principio de confianza mutua, confianza que necesariamente ha de estar sustentada en una adecuada regulación y supervisión.

El sistema de control condiciona la gestión y la organización de la empresa financiera, informando a la dirección de posibles fallos y rectificándolos si es preciso. La gestión es la función consistente en marcar las pautas y adaptar los objetivos

El sistema de control está para informar a la dirección de la empresa de los fallos d la organización y de la gestión.

- El control condiciona la gestión y la organización, rectificándolas si es preciso.

o Aparece con extraordinaria primacía.

- Cualquier función de control es una función dedicada a poner de manifiesto los fallos y evitarlos.

o Fallos que se producen e la empresa.

o Mejorar la organización y la gestión.

El control de los supervisores tiene por exclusivo objeto garantizar la solvencia continuada en estas empresas, de manera que no se quiebre la confianza del sistema en ellas, promoviendo así entidades solidas y seguras. El posible contagio de consecuencias derivadas de actuaciones indebidas exige que la actividad de los intermediarios financieros esté avalada por una adecuada supervisión, que limite el efecto contagio que inhabilitaría el funcionamiento del sistema.

Los controles son diversos, y cuentan con finalidades distintas, pero todos están relacionados (Red de control).

La materia prima de las empresas financieras es el ahorro de sus clientes, por lo que el sistema financiero se sustenta en la confianza de los usuarios en el mismo. Por ello, el control de los supervisores tiene por objeto garantizar la solvencia continuada en estas empresas, de manera que no se quiebre dicha confianza del sistema en ellas.

Uno de los objetivos es minimizar los riesgos sistemáticos, La cobertura de los riesgos se hará con fondos propios de acuerdo con la calidad de los mismos.

Velar por los siguientes objetivos de interés público

– Minimizar la posibilidad de que la posible crisis de una entidad se extienda a otras a través de la interrelación del mercado y reducir, en lo posible, la incertidumbre de la entidad afectada.

– Conseguir la continuidad de las funciones financieras básicas del sistema (sistema de pagos, custodia…

– Evitar discriminaciones y ventajas indebidas.

– Incentivar la asunción de responsabilidades y primar comportamientos profesionales

– Impulsar la transparencia y el control social de las actuaciones

2.- MODALIDADES.

Podemos distinguir 8 grandes modalidades en la regulación y supervisión:

1. Autorización para el desarrollo de la actividad

2. Requisitos previos para dicha autorización

3. Sometimiento a la supervisión: Múltiples modalidades: Presentación de cuentas, información periódica, inspección…

4. Exigencias de fondos propios y porcentajes de solvencia mínimos.

5. Establecimiento de coeficientes de riesgos.

6. Establecimiento de seguro de depósitos.

7. Exigencia de publicidad y transparencia de las cuentas anuales.

8. Emisión de códigos de buen gobierno corporativo.

3.- IMPORTANCIA DEL ANÁLISIS DEL RIESGO PARA GARANTIZAR LA SOLVENCIA DE LAS ENTIDADES FINANCIERAS.

El negocio financiero ha de entenderse como una transferencia de fondos y de riesgos entre los agentes e intermediarios intervinientes, partiendo de un régimen de confianza.

El riesgo es un elemento claramente diferenciador en el funcionamiento de los mercados financieros.

La gestión de las entidades financieras está indisolublemente vinculada a la existencia y tratamiento de los riesgos en sus diferentes manifestaciones.

El precio de la traslación de fondos entre agentes ha de tener en cuenta la cobertura de las posibles contingencias que pudieran derivarse.

Asimismo, la posibilidad de que se materialicen estas contingencias requiere disponer de unos excedentes de fondos que permitan la absorción de sus efectos. De aquí, la necesidad de una regulación en su determinación y en su funcionamiento.

Naturaleza multidimensional de los riesgos financieros:

En cualquier operación financiera tenemos en cuenta capitales a lo largo del tiempo, 
sometidos al principio de rentabilidad y a la probabilidad de los diferentes supuestos 
(riesgo). La gran dificultad surge con las operaciones multiriesgo, en las que encontramos 
múltiples tipos de riesgo.


Riesgo de crédito: se trata de un problema típicamente bancario que considera la probabilidad de impago del deudor respecto a un crédito determinado. Es la probabilidad de que el deudor no atienda al vencimiento en el plazo previsto.

Riesgo de tipo de interés: considera la probabilidad de pérdidas por el hecho de haber referenciado la operación a un tipo de interés que evoluciona en perjuicio de la entidad.

Riesgo de cambio por posición en divisas: se da cuando las operaciones de referencian en una o varias divisas, pero estas divisas cotizan y pueden variar con el transcurso del tiempo.

Riesgo operativo: considera la probabilidad de pérdida que surge por cualquier fallo de la organización respecto de una operación concreta, en cuanto a incumplimientos contables o normativos, ya sea por deficiencias informáticas, de recursos humanos, etc. Nace con Basilea II y puede llegar a ser carísimo para la entidad incumplidora.

Riesgo de mercado: es el que surge por causa de la cartera de negociación, cuyo valor puede disminuir debido a los cambios en el valor de los factores de riesgo del mercado.

Riesgo de liquidez: probabilidad de que una sociedad no pueda hacer frente a sus compromisos de pago a corto plazo.

Riesgo país: se trata del riesgo de una inversión económica debido sólo a factores específicos y comunes a un país determinado.

4.- LECTURA: APETITO DE RIESGO

La gestión de un negocio consiste en tomar decisiones y asumir riesgos. Las empresas tienen como fin último la creación de valor, para lograrlo establecen sus objetivos y su enfoque estratégico a corto, medio y largo plazo, basando la toma de decisiones en un análisis de riesgos. Por ello los órganos responsables de la entidad deben plantearse cuánto riesgo desean asumir en esa búsqueda de creación de valor, de forma que se optimice el binomio riesgo-rentabilidad. La gestión de riesgos debe formar parte de la cultura de una empresa, estar embebida en el día a día de su operativa y ser asumida, difundida y compartida por toda la organización.

Además, para garantizar una eficiente implantación de un sistema de gestión de riesgos en una organización, es importante que se diseñe como un proceso integrado, como un elemento esencial dentro de su estrategia. Resulta, por tanto, fundamental que la compañía conozca cuánto riesgo está dispuesta a asumir en la persecución de sus objetivos y cómo quiere equilibrar riesgos y oportunidades. Por todo esto, la definición del apetito al riesgo es un elemento clave de un sistema integral de gestión de riesgos (ERM, Enterprise Risk Management).

La determinación de ese apetito al riesgo comprende tres etapas:

1. Su definición

2. Su implantación y comunicación

3. Su monitorización y actualización periódica.

Tendencia clara de las Compañías a reforzar la función de gestión y control de riesgos, siendo habitual la existencia de una unidad de riesgos a nivel corporativo que:

− Asume el reporte integrado y el mapa de riesgos global, así como el control de determinados riesgos específicos

− Fija el marco de la gestión de riesgos para que ésta sea global, exhaustiva e integrada, e influya sobre la toma de decisiones

Las definiciones del apetito al riesgo varían dependiendo del contexto en el cual se desarrolle, considerando aspectos como el sector de actividad, las diferentes perspectivas de los grupos de interés o los tipos de riesgo que existan.

Además existen términos como la tolerancia al riesgo o la capacidad de riesgo, muy relacionados con el apetito y que en ocasiones pueden llevar a confusión.

Riesgo es el potencial efecto sobre los objetivos derivado de la ocurrencia de eventos inciertos. El riesgo es una variable consustancial a cualquier actividad económica y se ha de convivir con él, pues muchas veces no se puede eliminar por completo. Lo que se debe hacer es gestionarlo correctamente. En el pasado las organizaciones han definido estrategias de gestión de riesgos que servían para responder de forma más o menos eficaz al entorno. Sin embargo, el entorno es cada vez más complejo y cambiante, los eventos se multiplican en número y efectos y además interactúan entre sí de manera creciente, de modo que es necesario establecer un marco nuevo para su gestión: un modelo de gestión integrada de riesgos que maneje, con visión de conjunto, el portafolio de riesgos más que los riesgos tomados de uno en uno (gestión en silos).

El modelo más extendido en cuanto a asignación de responsabilidades

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