El documental “El poder del dinero”

RESUMEN

El documental “El poder del dinero” comienza con una interrogante la cual consiste en que si nuestras emociones dictan las decisiones económicas que tomemos o si simplemente somos “calculadoras” racionales que velan por sus propios intereses.

Según los Behavioristas, cuando se trata de tomar decisiones relacionadas con el dinero, la mente suele ser irracional; pues la gente no utiliza la información que ellos mismos piensan que deberían utilizar y, en su lugar, emplean otra información que les hubiera sido una locura usar.

A diferencia de esa idea, se presenta a la economía como una teoría de comportamiento racional desde un nivel individual. El modelo fue sugerido por Adam Smith, en su libro Riqueza de las Naciones, donde habla acerca de un comportamiento racional de las personas que vela sus propios intereses. El principal modelo de comportamiento de los consumidores da por hecho que nunca compramos nada sin calcular las consecuencias que pueda tener; por ejemplo, en nuestro fondo de pensiones. Se nos da tan bien las matemáticas que utilizamos los tipos de interés para computar cuál será nuestro grado de disfrute tras una compra.

Los economistas racionales reconocen, que en el fondo, la gente no realiza estos cálculos, sino que tienen una forma de protegerse muy conocido… la teoría del “como si”. Los libros sobre economía no dicen que la gente se comporta así, dicen que la gente se comporta “como si” lo estuvieran haciendo. No dan por hecho que en el mundo real la gente hace de verdad esos cálculos, simplemente dicen que la gente se comporta “como si” lo hicieran. Para defender esta teoría de la economía, lo expertos establecieron una comparación con los grandes jugadores de billar, puede que no sean nada sobre física o trigonometría, pero juegan “como si” fuera al contrario.

En el seno de todos los modelos racionales se encuentra una fe inquebrantable en los mercados libres. La idea es mantener al mínimo la interferencia de las normas y del Gobierno. Los economistas racionales creen que el aumento de la riqueza en todo el mundo durante los últimos 30 años es un triunfo de los mercados libres.

Entonces con estas dos teorías, ¿Somos racionales en lo referente al dinero? o ¿Acaso nuestros sentimientos y nuestra psicología desempeñan un papel más importante de lo que creíamos?.

Pues sí, nuestros sentimientos cumplen un rol muy importante en cuanto a tomar decisiones referentes al dinero. Como, por ejemplo, el sesgo del presente; que consiste en obtener algo de inmediato. Además hay otras fuerzas psicológicas que influyen en nuestras decisiones.

Para algunos economistas, no tiene ni la más mínima importancia que algunos individuos a veces actúen en contra de sus intereses financieros, siempre y cuando la mayoría actúe de forma racional con el dinero la mayor parte de las veces. Este concepto se ve reflejado en la Bolsa de Nueva York en donde las decisiones hacen que sus precios suban y bajen, generando riquezas o pérdidas financieras.

Es posible que el hecho de que una antigua zona de nuestro cerebro, que se activa a causa del dinero, explique algunos de los frenéticos comportamientos de los agentes financieros y de los consumidores durante el boom inmobiliario.

El aumento en el precio de la vivienda es un ejemplo de un fenómeno llamado “Burbuja especulativa”; según el cual, los precios de un bien financiero se disparan de forma repentina y aumentan sin cesar. Algunos creen que lo que lo fomenta es el entusiasmo emocional.

La euforia es lo que provoca que los precios suban y el realismo es lo que hace que baje en popa, y lo que en último término provoca un pánico no realista; ya que se alimenta de sí mismo y avanza en dirección equivocada.

Un experimento realizado a unos estudiantes, reafirmó eso, al probarles con una subasta de $20, que sobrepasa de su valor real, por el simple hecho del miedo a perder, que se produce luego de que aparece una apuesta mayor por parte de otro estudiante. Es así como el valor de ese billete de 20 dólares, llega a ser ofertado hasta en 28 y pagado en 27 por el último apostador, quien perdió por no apostar más. Lo irracional de esta conducta se explica debido a que sus emociones son influenciadas por el dinero, el cual no deja discernir entre lo irracional de la decisión que están tomando en ese momento, y cómo la adrenalina y la satisfacción de querer ganar, no les permite medir lo ilógico que puede ser ofertar más de lo que vale.

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