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La “Economía Recreativa”

ERUTH199822 de Julio de 2014

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Microeconomía del Amor

O como los modelos económicos hablan de lo que mis

amigos se preguntan los lunes

por David de Ugarte Microeconomía del Amor por David de Ugarte

www.ciberpunk.com

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Índice

Introducción

La “Economía Recreativa” y el análisis económico como modo de representación.

Capítulo I: Atracción vectorial.

Lancaster y cómo repartir tu tiempo en una fiesta.

Capítulo II: Todos son iguales...

Akerlof explica a mis amigas por qué tienen tan mala suerte con los hombres y a mis amigos por qué no

tienen éxito con las mujeres.

Capítulo III: Nunca la primera noche.

Selección adversa y monitorización de pretendientes

Capítulo IV: Creo que me mira...

Von Neumann y la utilidad esperada

Capítulo V: Beautiful lifes

Nash aporta soluciones a la convivencia en pareja

Capítulo VI: Pareja y poder

Nash y cómo afrontar las discusiones Microeconomía del Amor por David de Ugarte

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Introducción Microeconomía del Amor por David de Ugarte

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Este folleto es un divertimento que surgió de la necesidad de dar a mis alumnos de la

Universidad Carlos III de Madrid ejemplos cercanos e interesantes que despertaran su

interés en los modelos microeconómicos que se estudian en un curso introductorio.

Poco después descubrí que estos ejemplos también servían para interesar a mis amigos y

compañeros de trabajo fuera de la Universidad, amigos que de entrada no estaban muy

interesados en el Análisis Económico pero sí en el inextricable funcionamiento de la

maraña de relaciones personales con las que cada uno cargamos.

A base de conversaciones de sobremesa y clases en la Facultad al final me acostumbré a

aplicar los modelos de mis economistas favoritos a las situaciones cotidianas. Jorge

Otero me animó a poner todo por escrito con insistencia, y fue esa insistencia la que me

convenció de que la cosa tenía un público. Un público que no es desde luego el de los

libros de Teoría o las revistas profesionales.

Por eso ha de saber a poco a cualquier profesional o incluso alumno de cursos

avanzados de Economía. Pero que espero que despierte curiosidades y enseñe a ver la

belleza y flexibilidad de “la Micro” a no pocos estudiantes de cursos introductorios y

personas que nunca se habían planteado antes que nuestra disciplina pudiera atraerles. Microeconomía del Amor por David de Ugarte

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A los que lo lean con ánimo inquisidor querría decirles que el carácter recreativo de este

trabajo no debe ensombrecer a sus ojos su principal virtud: poner claramente sobre la

mesa la naturaleza del Análisis Económico a los no iniciados.

Tal como yo lo entiendo el Análisis Económico no busca necesariamente explicar cómo

son las cosas, aunque se aproxime en ocasiones bastante en los resultados.

La Economía moderna es ante todo un conjunto de modos de representación del

comportamiento maximizador. También desde hace siglos el Arte se expresa a través

de modos de representación. Ese modo de representación puede por cierto implicar la

perspectiva, como en la pintura renacentista. Pero no por ello los pintores renacentistas

pretendían que nuestro ojo al mirar el espacio tridimensional realizara mil operaciones

matemáticas similares a las que ellos utilizaban para trazarla en el plano. Simplemente

pretendían llegar a la ilusión de un resultado similar. Del mismo modo la Teoría de

Juegos y la Microeconomía Neoclásica no pretenden que el individuo calcule en la vida

real senos y cosenos, derivadas y pendientes, matrices y árboles de decisión.

Neoclacisismo y Teoría de Juegos no son sino los principales modos con los que los

economistas de hoy buscan representar el comportamiento maximizador, no un retrato

de los procesos mediante los cuales el individuo llega a realizarlo. Microeconomía del Amor por David de Ugarte

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Por otro lado, representar un tipo de comportamiento dista mucho de representar la

realidad y aún más de predecirla científicamente, aunque algunos modelos nos den

pistas bastante interesantes y fundadas de por dónde van o deberían ir los resultados de

las distintas motivaciones humanas.

En cualquier caso, todos los modos de representación del comportamiento maximizador

(llamado la mayoría de las veces “racional”) tienen en común una metodología de base:

suponemos que los individuos tienen unos objetivos (los que sea) que explicitamos y

que en un determinado cuadro de decisiones posibles (el modelo) tratan de alcanzar en

la mayor medida posible.

Una vez trazados estos planos (modelizada la situación) jugamos con las la reglas

previamente definidas para obtener los posibles resultados finales (equilibrios) que

obtendrían tanto el individuo como el conjunto de individuos implicado (lo que

llamamos resultado social).

Si el trabajo está bien hecho estos resultados serán coherentes con el modelo y el modo

de representación, aunque no necesariamente con la realidad, puesto que las

motivaciones de los individuos no tienen por qué limitarse o coincidir con las que

hayamos definido. Microeconomía del Amor por David de Ugarte

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¿Es entonces el Análisis Económico un ejercicio separado de la realidad, una nueva

escolástica empeñada en la casuística e incapaz de predecir el comportamiento real de

las personas y los grupos?

Realmente no lo creo. Durante siglos los investigadores médicos chinos tuvieron

prohibido realizar estudios anatómicos sobre cadáveres. La Anatomía es lógicamente

importante para el desarrollo de la ciencia médica, así que no se conformaron con ello y

buscaron conclusiones a través de la analogía con lo que sí podían estudiar: los cuerpos

de cerdos, perros y otros animales.

A los economistas tampoco nos ha sido dado poder experimentar en condiciones

similares a otros científicos. Así que tenemos que dotarnos de nuestros propios perros y

cerdos: los distintos modos de representación del comportamiento humano que hemos

sido capaces de sistematizar en una serie de reglas a partir de las cuales realizar

simulaciones sobre papel o en el ordenador.

Que estos sirvan también para estudiar “temas menores” y divertidos debería ser una

muestra de su potencia y de su cercanía al común de los mortales. Microeconomía del Amor por David de Ugarte

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Capítulo I :

ATRACCIÓN VECTORIAL Microeconomía del Amor por David de Ugarte

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Son muchas las cosas que pueden gustarnos de otras personas y muy distintas las

valoraciones que cada uno hacemos de lo que encontramos en los demás. Nuestro

cerebro está acostumbrado a ponderarlas a gran velocidad. Basta con una rápida

panorámica en una fiesta o una sala de conciertos para trazar una jerarquía provisional

de preferencias (el mejor momento de cualquier encuentro social es para muchos

precisamente aquel en el que se mira y evalúa a las personas presentes).

Si luego tenemos ocasión de obtener más datos al presentarnos, entablar conversación o

escuchar las opiniones de los amigos, podremos modificar la jerarquía, pero no porque

nuestras preferencias hayan cambiado (seguiremos prefiriendo simpatía a antipatía por

ejemplo) sino porque nuestra información sobre las posibles víctimas de nuestra

atención es más completa.

Parece pues que cada cual partiría de un “mapa” de valores diverso que contendría todo

aquello que puede gustarle o disgustarle en los demás (características físicas, morales,

sociales y de todo tipo) que en principio contrastaría con la información en cada

momento disponible sobre los individuos que conoce.

Otro elemento es la estimación de la dificultad de conseguir la atención ajena: puede

que nos sintamos tremendamente atraídos por la última gran estrella de la televisión, Microeconomía del Amor por David de Ugarte

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incluso que coincidamos con ella en un bar o una tienda y sin embargo optemos por

dedicar nuestro tiempo a cortejar a otra persona cuyas virtudes sin duda nos atraen

menos pero que de entrada consideramos más accesible. Es decir todos los datos

anteriores los contrastaríamos también con nuestros propios recursos o al menos con la

valoración que hacemos de ellos.

En 1966 el economista australiano y profesor en Columbia

Kelvin John Lancaster1

(en la fotografía) propuso un

modelo de consumo que bien podría representar esta forma de

hacer elecciones. Por supuesto no trataba de estos temas, sino

que intentaba abrir un nuevo planteamiento desde el que

reentender toda la teoría neoclásica del consumo.

Su idea de fondo era que los bienes no eran deseados en si

mismos,

...

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