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La Historia Del Dinero Y La Inflación En Venezuela

gdelgadoc9 de Febrero de 2014

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Parte I - Una pequeña introducción histórica..

Es un hecho ampliamente conocido por todos los economistas del mundo entero que de aumentar la cantidad de dinero en un país sin que aumenten la cantidad de bienes y servicios, tienden a aumentar los precios de todos ellos. Obviamente, no todos los precios aumentan al mismo ritmo; unos aumentarán primero y otros después, dependiendo de la demanda relativa de cada uno de ellos.

Cuando a España llegaron enormes cantidades de oro y plata procedentes de las Américas, al hacerse más abundantes estos metales, perdieron valor y, por ende, los demás bienes y servicios se hicieron más valiosos relativamente. De esta manera, pues, se produjo una inflación de precios, por cuanto se había alterado la relación entre la cantidad de bienes y servicios frente a la cantidad de dinero disponible.

En esa época, cuando el dinero lo constituían los metales nobles, no había forma ni manera de que el gobierno pudiese demandar bienes y servicios del resto de la población, como no fuera por medio de disponer de oro o plata, o simplemente quitarle las cosas a la fuerza, con lo cual el pueblo se daba cuenta inmediatamente de la violencia que el gobierno pudiese llegar a ejercer en su contra. Pero, con el paso del tiempo y la llegada del papel moneda y el monopolio gubernamental sobre su emisión, esta claridad de la forma con que el gobierno despojaba al pueblo se llegó a perder y el pueblo dejó de entender lo que ocurría y como era dañado por su gobierno, cosa de la que antes, con el dinero metálico, se daba cuenta de inmediato.

Lo habitual era entonces, en esa época, que los reyes (los gobiernos de ese momento), junto a su nobleza, le quitaran a la gente parte de lo que ésta producía, ya fuese directamente quitándole bienes u obligándolos a servirles, o quitándoles sus monedas, por medio de los impuestos, que se sabía servían sólo para mantener muy bien al rey y sus nobles, quienes no trabajaban ni producían nada de utilidad sino que se dedicaban tan sólo a luchar. Bueno, no toda la nobleza era luchadora, ya había algunos nobles que se habían empezado a dedicar a la producción y el comercio, y que en una visita al ministro de hacienda del rey, y éste le preguntara que podía hacer por ellos, la respuesta fue: Laissez nous faire monseigneur, Laissez nous faire - Déjenos hacer. De allí que el eslogan del capitalismo, o lo que ellos veían como la libertad llegase a ser este término: Laisser Faire - Dejar hacer, que en esa época implicaba: no nos despoje, déjenos en paz.

La revolución francesa fue justamente la rebelión del pueblo en contra de los abusos del gobierno. A pesar de que el rey Luis XVI era un hombre relativamente pacífico y tranquilo, tenía junto a sí una burocracia como la actual (en tamaño) que le chupaba al pueblo su esencia vital - el fruto de su trabajo.

Pero, desafortunadamente, si bien el rey y su burocracia le chupaban al pueblo su esencia vital, tenían una característica muy deseable: mantenían el orden, y aplicaban las leyes, por injustas que éstas fueran. La llegada al poder de la plebe, inició lo que se conoció como la época del terror, en la cual le cortaron la cabeza a media humanidad. Todos aquellos que se oponían a los caprichos de quienes poseían el poder en el momento, eran llevados a la guillotina. Y hasta Dantón y Robespierre, que en un momento estuvieron formando parte del poder, fueron guillotinados. Así pues, vemos que una revolución para impedir los abusos gubernamentales, puede acarrear consecuencias peores que las de la situación que la produjo.

La revolución francesa y la independencia americana fueron el fruto del avance del pensamiento de libertad, como también lo fue el adelanto que significó la revolución industrial, o el nacimiento del capitalismo. Hasta esa época, a todos les había resultado sumamente difícil acumular riqueza; pero de allí en adelante, esta acumulación, comenzó a tener lugar de manera cada día más difundida. Debido a las revoluciones, los pueblos, al darse cuenta de la naturaleza depredadora de los gobiernos, se oponían denodadamente a este despojo; pero quienes siempre tuvieron ambiciones de mando y naturalezas depredadoras, se dieron cuenta de que no podían seguir empleando la violencia abierta en contra del pueblo para despojarlo, por lo que se inventó una justificación: Como hay pobres y ricos, y la riqueza, por ello, no está bien distribuida, nosotros, el rey (el jefe del momento) y la nobleza (la burocracia) tenemos que despojar a unos para darle a los otros. Y... como quiera que quienes tenían menos eran más, muchísimos más que quienes tenían más, esta idea le gustó mucho al pueblo, quien luego de haberse quitado de encima el enorme peso que representaba el despojo del rey y su burocracia, creyó que ahora se le iba a quitar a quienes antes le quitaban al pueblo para sí mismos, y cayeron mansitos en esta trampa re-distribucionista, que se iba a demostrar le seguía quitando al pueblo para beneficio de la nobleza (o burocracia) del momento.

Otra de las consecuencias de las revoluciones fue el concepto de la democracia aplicada. El rey ya no iba a ser una posición vitalicia y hereditaria, sino que el rey iba a ser electo, y por un período determinado de tiempo, así como parte de la burocracia: el poder legislativo; pero el resto de ella, la de los funcionarios que emplean su poder coactivo, el que les confiere el empleo monopólico de la violencia legal, para despojar a la población, sigue dedicándose a su actividad depredadora hasta el día de hoy. Pero con una gran diferencia: antes se veían los esfuerzos de la gente para quitarse de encima el poder hegemónico del rey y su nobleza, como una actividad valiosa, y hoy en día se acusa a quien trate de llevar a cabo tal actividad, de tramposo sin corazón, falto de sensibilidad social, quien no quiere compartir con los demás su fortuna de tener.

Antes quienes tenían riquezas era generalmente por haber despojado a otros, por medio de su mayor fuerza; pero desde cierto momento hacia acá también comenzaron a tener quienes servían a los demás produciendo bienes y/o servicios, los que vendieran a precios que le resultaran convenientes a los demás. Y ésta es una diferencia bien importante que debemos tener muy en cuenta, si queremos llegar a entender las razones del empobrecimiento masivo de la mayor parte de la gente de nuestro país.

La riqueza obtenida por medio del despojo de otros la consideramos mala e inaceptable. Y es socialmente objetable, por cuanto tiende a empobrecer, a desincentivar la producción, y a generar más violencia y pobreza. La obtenida, por el contrario, por medio del trabajo productivo y el servir para satisfacer los deseos y necesidades de los demás, por un precio, es socialmente deseable por cuanto sirve para aumentar la producción de bienes y servicios, acrecentar la riqueza de un pueblo, y promover con ello la paz y la prosperidad.

Parecería bien conveniente el darnos cuenta de estas realidades, que son la base del enorme poder coactivo del gobierno, que ha producido el empobrecimiento llevado a cabo por los gobiernos democráticos de nuestro país, por medio de la inflación, cuya historia la escribiremos en la parte II de este artículo.

La Historia del Dinero y la Inflación en Venezuela

Parte II - La historia del dinero en Venezuela..

Antes de que Venezuela fuese una república independiente, la moneda del país era la española y la de otros países americanos, monedas fabricadas de oro, plata, cobre y en algunos casos de otros metales. Luego de la declaración de independencia y llegar al poder las fuerzas patriotas, se inicia la creación de dinero inorgánico; dinero de papel, el cual debería ser canjeado por oro después de un tiempo. Esta medida se toma por causa de estar el gobierno patriota muy falto de dinero, debido a los enormes gastos que cualquier lucha armada conlleva.

Así pues, en Agosto de 1811 se ordena la emisión de un millón de pesos fuertes en papel, la cual era de obligatoria aceptación, algo así como lo que hace el banco central hoy en día, pero, por lo menos había la intención de cambiarlos por dinero de verdad - el oro - al cabo de cierto tiempo, dando como garantía los ingresos por derechos de importación y las pingües y seguras del tabaco,

Del millón de pesos fuertes que constituía la emisión, 300.000 pesos podían ser cambiados de inmediato en oro, aquellos billetes de ocho y dieciséis reales. Los 700.000 pesos restantes serían canjeados luego de cierto tiempo, recibiendo los presentantes de los billetes, un tres por ciento como compensación por haber sido obligados a aceptar este dinero, que de hecho no lo era, sino que no era más que la representación de su valor futuro, pero que sin embargo podía fungir como dinero.

Comienza pues nuestra república bajos los negros auspicios de una enorme pobreza y una continua creencia de que en el futuro se arreglarán las cosas, una creencia que parece no abandonarnos, independientemente de cuan incierto se presente el futuro, y con un dinero creado parcialmente de la nada, como ocurre hoy con excesiva intensidad.

Habiendo pasado el gobierno nuevamente a manos españolas, y de regreso a los patriotas, se trata de buscar los billetes que durante el gobierno español habían desaparecido, pero su búsqueda resulta infructuosa.

Durante el tiempo que pasa Venezuela a formar parte de la Gran Colombia, se sigue empleando toda la moneda que se podía conseguir, proveniente de diversos lugares, y en muchos sitios, como en Barinas y Nirgua, se acuñan monedas, ya sea por parte del gobierno regional

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