Las Microfinanzas En méxico

En México, al igual que en otros países del mundo, las microfinanzas han adquirido un lugar importante en el financiamiento hacia las clases más desprotegidas. Ello se nota en la gran cantidad de actores involucrados en diversos proyectos y programas dirigidos hacia el microfinanciamiento.

Este capítulo tiene el propósito de identificarlos, conocer las metodologías utilizadas, así como las leyes que las regulan. En tal sentido, para conocer el entorno en que se desarrollan las microfinanzas en México, se analizan los antecedentes históricos de las cajas de ahorro y crédito, que representan la primera referencia de microfinanciamiento en nuestro país.

Actualmente, las cajas de ahorro son consideradas como entidades financieras, cuyo objeto es la captación de ahorro de sus socios. Sus inicios se encuentran en el movimiento cooperativista, que estableció una forma de organización favorable a las personas de bajos recursos, conservando siempre sus principios originales a saber:

“1. La voluntariedad, 2. La libre adhesión o principio de la puerta abierta, 3. Carácter privado, público o social, 4. No mercantil, 5. Control democrático o aplicación del voto plural, 6. Aplicación de la idea de servicio y el desinterés en la satisfacción de las necesidades humanas, 7. Realización de uno o varios fines sociales, 8. Reparto del excedente en atención al valor del trabajo, al mayor o menor uso que se haya hecho de la sociedad cooperativa, empleándolo en acrecentar el patrimonio social o en obras sociales, 9. Propósito de cooperatizar la mayor parte de la economía”.

En México, el Ahorro y Crédito Popular han sido atendidos por un grupo de entidades que toman diversas formas jurídicas. Estas, de acuerdo con lo que consideraron se ajustaba más a las necesidades, en el momento de su constitución. Entonces, las organizaciones populares se conocen como cooperativas, cajas de ahorro, cajas solidarias, cajas populares, sociedades de ahorro y préstamo, uniones de crédito etc. Algunas con alrededor de cincuenta años de existencia, todas ellas dentro del concepto de Banca Social.

2.1 Las cajas de ahorro.

Los antecedentes de la existencia de cajas de ahorro en México pueden ubicarse, incluso, desde antes de la llegada de los españoles con las cajas mutuales indígenas o de censo. Aunque la mayoría de los autores coinciden en que las cajas de ahorro son de origen europeo, derivadas principalmente de la forma de organización cooperativa; desarrollada en Alemania, Francia e Inglaterra, estos países generaron múltiples formas de organización económica en la producción artesanal, para el consumo obrero y de ahorro para financiar a pequeños agricultores.

De este modo, en México en el año de 1775 se fundan las primeras instituciones replicando el esquema europeo como son la Alhóndiga, los Pósitos, Cofradía y los Monte Píos, en las comunidades rurales. Es importante recordar que el origen del microfinanciamiento surge en el sector rural.

En este contexto, desde finales de la dictadura porfirista, se registraron intentos por promover - por parte de los grupos liberales- estas formas de organización de corte cooperativista, especialmente tomando como base el éxito de las cajas alemanas. Sin embargo, a pesar de que estos intentos no prosperaron, la importancia de la problemática rural de ese tiempo y el reparto social de la tierra, dieron lugar al establecimiento de las cajas de préstamos (antecedente del Banco Nacional de Crédito Agrícola). Dichas instituciones financieras tuvieron como principal propósito apoyar el desarrollo del sector agrícola

Otro intento por crear un sistema de ahorro y crédito cooperativo, fue el realizado por Alberto García Granados, en el año de 1921, quien patrocinó una caja de crédito rural en su hacienda ubicada en el Estado de México. Aplicó para ello el trabajo de investigación sobre el modelo cooperativista de Raiffeissen.

En el año de 1951, además de la instancia superior que representó el Secretariado Social Mexicano bajo la dirección del sacerdote Pedro Velázquez (Al iniciar el movimiento popular mexicano de ahorro y crédito, los sacerdotes Pedro y Manuel Velásquez, así como Carlos Talavera, decidieron utilizar el término de cajas populares que, a su vez, empleo Alfonso Desjardins, desde 1900 en Canadá: “Caise Populare”), los llamados Centros Sociales para Trabajadores fueron fundamentales. Estos últimos operaban en algunos barios capitalinos, donde se llevaron a cabo las primeras reuniones entre vecinos. La primera caja de ahorro de la historia de México fue creada por el sacerdote mencionado, quien luego de semanas de reuniones en la colonia América, localizada a unas cuadras del Panteón de Dolores en la ciudad de México, presidió la asamblea constitutiva que se realizó el 12 de octubre de 1951, y se llamó Caja Popular León XIII.

Para 1954 existían alrededor de 20 instituciones similares. Pero, sus dirigentes y participantes pronto se dieron cuenta de que se necesitaban asesoramiento y otros servicios. Por ello, este mismo año decidieron organizar el Primer Congreso Nacional de Cajas Populares, en el que se analizó el funcionamiento de los órganos directivos y se determinó constituir un Consejo Central de Cajas Populares. Con el establecimiento de dicho Consejo se mejoró su organización y se amplió la cobertura.

De esta manera, otras cajas empezaron a formarse en todo el país. Dentro de las más importantes destacan las de Yucatán, Jalisco, Distrito Federal, Estado de México, Zacatecas, Coahuila y Querétaro.

Así, diez años después del Primer Congreso de Cajas Populares, en 1964 se creó la Confederación Mexicana de Cajas Populares. Con lo que se formó la estructura básica de organización del movimiento, integrada por Cajas, Federaciones y Confederaciones, con la finalidad de proporcionar asesoría técnica para propiciar nuevas formas de financiamiento entre los socios. De esta forma, para el inicio de 1965 existían 500 cajas de ahorro con 30,000 asociados y con ahorros captados por 12 millones de pesos aproximadamente .

En este marco, a pesar de que las Cajas de Ahorro Popular empezaron a desarrollarse por iniciativa de las comunidades, durante mucho tiempo la mayoría de ellas se mantuvo en torno a la iglesia.

Por décadas el gobierno no participó en esta actividad, ni con políticas de fomento, ni con acciones para regularla. No es sino hasta 1970 que las cajas de ahorro se caracterizaron por su independencia de la iglesia católica y, sobre todo, por el enfoque empresarial que se les dio. Es decir, profesionalizaron la administración con personal de tiempo completo ya que al principio el personal laboraba en su tiempo libre y sin remuneración, lo que ocasionó que los gastos de administración

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