Las acciones gerenciales durante la crisis
Rafael LopezSíntesis11 de Septiembre de 2021
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Las acciones gerenciales durante la crisis
Gobernanza de las acciones
Esta crisis plantea un contexto de mucha volatilidad, incertidumbre y confusión para el liderazgo
y los colaboradores de la empresa. Enfrentarla requiere de un constante monitoreo del entorno,
actualización de información y toma de decisiones de manera expedita. Recomendamos establecer
un “centro de operaciones de emergencia” desde donde se lidere la gestión de la crisis. Idealmente,
éste debe ser liderado por el CEO de la empresa, acompañado de los líderes de las respectivas
“fuerzas de tarea”, para que las decisiones sean tomadas ágilmente y la burocracia interna no
retrase el proceso. Desde este centro, debemos interpretar la información que llega cada día,
facilitar el diseño de soluciones inmediatas, validar su alineamiento con la estrategia y entre las
soluciones, coordinar los equipos de trabajo y velar que las soluciones sean implementadas de
forma expedita y eficaz.
El centro de operaciones de emergencia debe estructurar “fuerzas de tarea”, que estarán encargadas
de diseñar, proponer y desplegar las soluciones en las áreas de trabajo prioritarias durante la crisis.
Cada fuerza de tarea debe ser encabezada por el líder del C-suite del área correspondiente. Y las
áreas de trabajo prioritarias deben ser (McKinsey, 2019):
Protección de los
colaboradores y del
empleo
Sostenibilidad
financiera
Estabilización de la
cadena de suministros
y la producción
Atención a nuestros
clientes
Es importante que desde el centro de operaciones de emergencia preparemos cuidadosamente
las comunicaciones y mensajes claves para los diferentes “stakeholders”. Y mantengamos una
comunicación fluida y de doble vía con las fuerzas de tarea y con los líderes al frente de las
“trincheras”. La información debe ser detallada y clara para que estos líderes sepan cómo responder
a la crisis y cuándo escalar los temas.
Protección de los colaboradores y del empleo
Las empresas deben desarrollar planes de salud y seguridad ocupacional siguiendo las
recomendaciones de las Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades de salud
locales. Nuestra prioridad debe ser que los colaboradores y sus familias estén protegidos de los
riesgos de salud generados por el COVID-19. Esta fuerza de tarea tiene que asegurarse que los
lineamientos sean comunicados de manera clara y oportuna a los colaboradores, así como también
actualizados de manera periódica de acuerdo con la evolución de la crisis. Los lineamientos deben
incluir tanto medidas de prevención para el contagio, como medidas de atención en caso de
sospecha o confirmación de contagio. Se debe mantener una comunicación de doble vía y verificar
in situ que estas medidas se están cumpliendo cabalmente.
También, es importante que entremos en comunicación con nuestros proveedores para que
conozcan los lineamientos bajo los cuales estaremos trabajando y realicemos las coordinaciones
necesarias para que todas las partes estén alineadas con el nuevo enfoque. La efectividad de
nuestras acciones preventivas se puede ver reducida en la medida que los stakeholders que
interactúan con la organización no trabajen en sintonía.
Estamos viendo que una importante fracción de las empresas está migrando a sus colaboradores a
modalidades de “teletrabajo”. Por lo tanto, se hace importante que le brindemos el apoyo necesario
a los colaboradores para que puedan realizar su trabajo a distancia de manera segura y productiva.
Esto incluye la habilitación y entrenamiento en las aplicaciones tecnológicas colaborativas para
realizar coproducción de contenido (ej., Google docs), video y audio conferencias (ej., Zoom),
plataformas para compartir archivos (ej., Dropbox) y accesos a los softwares empresariales del
negocio (ej., SAP).
La crisis del COVID-19 inevitablemente afectará el empleo de una u otra forma. Estimaciones
preliminares de la Organización Internacional del Trabajo (2020) estiman que el número de
desempleados incrementará en un rango del 3% al 13%. Este proceso ya ha empezado con la
pérdida de miles de empleos en nuestros países.
Debemos trabajar con transparencia y tratar de generar confianza con nuestras comunicaciones y
acciones. Estas siempre tienen que seguir principios de equidad, justicia y solidaridad, pero con la
responsabilidad y valentía necesaria para la sostenibilidad de la empresa. Consideremos que hacer
promesas que no podemos cumplir puede ser un grave error. Todos debemos estar conscientes que
son tiempos difíciles.
Dependiendo de la legislación laboral de cada país y la capacidad real de nuestras empresas
en la coyuntura, tendremos la posibilidad de implementar diferentes esquemas que busquen al
mismo tiempo proteger el empleo y procurar la sostenibilidad de la empresa durante la crisis. A
continuación, mencionamos algunas de las principales en orden de menor a mayor severidad:
Reasignar colaboradores a otras actividades productivas en las que se necesite apoyo adicional,
actividades de preparación para la reactivación e, incluso, actividades de apoyo para otras
organizaciones que enfrentan demanda inusual de sus productos o servicios.
Envío de colaboradores a vacaciones, reduciendo el saldo acumulado en esta prestación laboral.
Reducción de compensación variable y beneficios monetarios como incrementos salariales, comisiones,
bonificaciones, entre otros.
Reducción de la jornada laboral diaria y de la compensación en la misma proporción.
Suspensiones laborales y de la respectiva compensación temporalmente, pero manteniendo acceso a
beneficios de salud y otros esenciales de la seguridad social.
Transición de formas de contratación de tiempo completo a tiempo parcial.
Reducción del empleo.
Al mismo tiempo, será necesario que nuestros gobiernos tomen medidas de protección del empleo
para reducir el impacto negativo de la crisis. Algunas de estas medidas podrían incluir la reducción
temporal de la carga tributaria patronal, de aportes a la seguridad social, de aportes laborales,
exoneraciones a equipos de protección personal, subsidios directos al salario, entre otros.
Sostenibilidad financiera
La sostenibilidad financiera de la empresa frente a una contracción de demanda dramática como
como la experimentada durante esta crisis depende principalmente de su capacidad de gestionar
la liquidez. La rentabilidad de la empresa debe convertirse en una segunda prioridad durante esta
coyuntura. Por lo tanto, las acciones de la fuerza de tarea financiera deben ir orientadas a mejorar
la gestión del efectivo para navegar la “tormenta”. Recordemos la frase “cash is king” (“el efectivo
es rey”), popularizada en Estados Unidos durante la crisis financiera de 2008.
Debemos empezar a administrar la empresa más apoyados en el estado de flujos de efectivo que
en el estado de resultados. Y, también debemos alinear los incentivos de nuestros ejecutivos de
esta manera. Supongamos que un proveedor ofrece un descuento en el precio por una compra
de volumen a su encargado de compras y, éste es evaluado y compensado principalmente por
su contribución a las utilidades. Dado que el costo de cargar ese inventario por varios meses no
aparece de manera explícita en el estado de resultado, pero el ahorro en el costo de los materiales
utilizados en el mes si, para el encargado de compras será difícil rechazar esta oferta tentadora,
aunque la reducción neta en el efectivo sea muy perjudicial para la compañía en esta coyuntura
(Kaiser y Young, 2009).
Luego, tomemos acciones que nos ayuden a reducir nuestras necesidades de capital de trabajo
para liberar efectivo “atrapado” en las cuentas de balance. Recordemos que el capital de trabajo
depende del ciclo de efectivo. Por lo tanto, este disminuye cuando se reducen el inventario y las
cuentas por cobrar o cuando aumentan las cuentas por pagar.
Trabajemos para minimizar nuestros niveles de inventarios de manera integral, desde materia
prima, pasando por productos en proceso, y hasta productos terminados. Tenemos que ser muy
cuidadosos con la gestión de nuestro portafolio de productos e incluso reducir o eliminar aquellos
que demandan muchos días de inventario y son de baja rotación, aunque parezcan atractivos
por contar con un “premium” en el precio. Pero, recordemos que estamos en una coyuntura que
convertir inventarios en efectivo es un factor clave de supervivencia.
Dediquemos esfuerzos en reducir los niveles de cuentas por cobrar, aunque inclusive implique
ofrecer algún descuento en el precio o la pérdida de alguna porción de las ventas. Podemos hacer
análisis de escenarios para determinar los montos de utilidad operativa que estamos dispuestos
a “sacrificar” con cada cliente con tal que las reducciones en sus cuentas por cobrar más que
justifiquen este “sacrificio”. También, es importante que los incentivos de nuestras fuerzas de
ventas estén alineados con esta visión. Si los sistemas de compensación se
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