Metodos De Valuacion De Empresas
Marciaaa22 de Octubre de 2013
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Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa
Vol. 7, N" 3,2001, pp 49-66
MÉTODOS CLÁSICOS DE VALORACIÓN DE EMPRESAS
Valls Martínez, M.C.
Universidad de Almería
RESUMEN
El objetivo de este trabajo es realizar una exposición sobre los métodos clásicos más importantes
para la valoración de empresas y ofrecer una combinación adecuada de ellos que ayude al
experto en la realización de su trabajo. Para ello, tras plantear de forma genérica el problema que
suscita la valoración de empresas, hemos recogido los distintos métodos disponibles agrupándolos
en función de su enfoque operativo en: métodos basados en el patrimonio de la empresa y en la información
contable, métodos basados en la capacidad de generación de rentas de la empresa, métodos
compuestos y métodos comparativos.
PALABRAS CLAVE: Empresas, Métodos de valoración, Valor, Tasa de actualización, Beneficios,
Cash-flow.
1. INTRODUCCIÓN
El valor de un bien viene dado por el grado de utilidad que proporciona, en función del
cual estamos dispuestos a entregar cierta cantidad de dinero u otro bien equivalente. A continuación
nos vamos a ocupar de la determinación del valor de las empresas que se encuentran
inmersas en una economía de mercado.
Ahora bien, la utilidad no es algo inherente al bien ni, en consecuencia, común para todo
el mundo. Por consiguiente, el valor va a depender del binomio concreto sujeto-objeto que
se considere. En este sentido, es preciso especificar que el valor de la empresa que nos proponemos
calcular es el correspondiente al propietario de la misma (capitalista) y, por extensión, al
conjunto de inversores (capital propio más capital ajeno), dejando al margen el valor que ésta
tiene para otros grupos de interés, como empleados, clientes, etc ..
En el mundo real se presenta una gran variedad de circunstancias en las cuales es preciso
estimar el valor de una empresa: transferencia total o parcial de su propiedad, obtención de
nueva financiación ajena, solución de conflictos judiciales, estudios económicos, determinación
de impuestos, medición de la gestión, etc .. Un problema que debe resolver el experto es la
elección del método valorativo a emplear, que dependerá del caso concreto ante el que se
encuentre. Así, si se trata de calcular un determinado impuesto, habrá de seguir las normas
especificadas en la legislación fiscal; tampoco puede valorar de igual modo una empresa de
reciente creación que otra con una amplia vida de funcionamiento; o una empresa que genere
importantes beneficios que otra deficitaria.
Valorar un bien consiste, en definitiva, en estimar su precio. Observemos que valor y
precio no son lo mismo, siendo la característica distintiva entre ambos la certeza: el valor es
una posibilidad, mientras que el precio es una realidad.
Para aquellos bienes para los que existe un mercado de competencia perfecta la valoración
es sencilla, puesto que su valor se puede estimar como su precio de mercado, que se forma
por la conjunción de la oferta y la demanda. En este tipo de mercados los bienes son homogéneos
y existe un gran número de oferentes y demandantes, de forma que ninguno de ellos individualmente
puede modificar el precio de equilibrio.
Valls Martinez; M.e.
La compra-venta de empresas no tiene estas características, pues una empresa es un
elemento único en su género y en su transferencia sólo hay un único vendedor y uno o muy
pocos compradores. Su valor, por lo tanto, no puede venir dado por el precio al que se realice
la transacción, pues este precio es el resultado de las motivaciones concretas y de la habilidad
negociadora del comprador y del vendedor, que pueden llegar a alejar el precio acordado del
verdadero valor de la empresa. Este hecho, unido a que a veces es necesario contar con un
valor en una situación distinta a una compra-venta (por ejemplo, una herencia, establecimiento
de una prima de seguro, etc.), nos lleva a la necesidad de tener que calcularlo por medio de
algún método. En definitiva, no nos sirve como referencia el precio de una transacción concreta,
bien por las características distintivas de la misma, o bien por su inexistencia.
Una vez planteado de forma genérica el problema de la valoración, analizaremos en las
secciones siguientes los métodos clásicos de valoración de empresas, que podemos agrupar en
las siguientes categorías:
Métodos de valoración basados en el patrimonio de la empresa y en la información contable;
Métodos basados en la capacidad de generación de rentas de la empresa;
Métodos compuestos; y
Métodos comparativos.
Para finalizar, concluiremos el trabajo exponiendo las consideraciones más relevantes
obtenidas en la realización del mismo.
2. MÉTODOS BASADOS EN EL PATRIMONIO DE LA EMPRESA Y EN LA
INFORMACIÓN CONTABLE
1. Valor nominal. Consiste en valorar la empresa por el valor nominal de sus acciones. Evidentemente
sólo sirve para aquellas empresas que tengan su capital dividido en este tipo de títulos.
Además, no nos informa sobre el valor global de la empresa, sino sobre el valor de ésta para sus
accionistas. Por otro lado, como no contempla las reservas sólo sirve para empresas de reciente
creación en las que éstas aún no se hayan dotado. En definitiva, su utilidad práctica es rrúnima.
2. Analítico o matemático. Valora la empresa a través de los datos ofrecidos por la
contabilidad, es decir, por su patrimonio neto. Si aplicamos este método en España, siguiendo
la normativa legal vigente (principalmente el Real Decreto 1643/1990, de 20 de diciembre, por
el que se aprueba el Plan General de Contabilidad), obtenemos un valor contable basado en el
precio de adquisición para los bienes comprados, el coste de producción para los producidos
por la propia empresa y el valor de reembolso para los recursos ajenos. Dichos valores sólo
podemos alterarlos cuando el precio de mercado de los bienes es inferior al de coste, en base al
principio de prudencia. Ahora bien, el valor contable tiene una serie de limitaciones, entre las
que podemos citar:
requiere la realización de estimaciones (amortizaciones, provisiones, etc.);
usa distintos criterios para el tratamiento de las pérdidas y ganancias potenciales;
recoge partidas valoradas en unidades monetarias diferentes;
se obtiene igual valor para una empresa en funcionamiento que en liquidación;
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Métodos clásicos de valoración de empresas
emplea criterios de valoración no uniformes para determinadas partidas (por ejemplo,
las existencias pueden valorarse a precio de adquisición o de mercado, cuando éste último
es inferior); etc.
De todos estos problemas el más ampliamente tratado ha sido el coste histórico de los
activos y pasivos. Para resolverlo se ha defendido la actualización de los valores recogidos en
el balance mediante un índice de precios que recoja la variación de los mismos debida a la
inflación. Ahora bien ¿qué índice utilizar, uno general o sectorial? Una solución razonable
(AECA: 1987, pp. 20-22) puede ser la de corregir los activos y pasivos monetarios con el índice
general de precios y aplicar un índice sectorial para los activos no monetarios (recuérdese
que los activos monetarios son las cuentas a cobrar, efectos a cobrar, etc., y los pasivos monetarios
son todos, salvo que estén indiciados o haya de efectuarse su devolución en bienes distintos
del dinero). No obstante, el uso de un índice no proporciona una solución absoluta, porque
ignora tanto la evolución técnica como el movimiento de precio de los bienes.
Ahora bien, el principal problema del balance es que no recoge el fondo de comercio o
good-will, que en ocasiones es la partida más importante del patrimonio de la empresa.
3. Activo neto real. Según este método el valor de la empresa es la diferencia entre el
activo y el pasivo exigible, ajustados a sus respectivos valores de mercado, considerando el
estado y utilidad de las diferentes partidas del balance para la empresa. El activo neto real no
coincidirá con el activo neto contable porque el balance:
recoge partidas valoradas en unidades monetarias diferentes;
no refleja la variación de precio que sufren ciertos bienes;
las amortizaciones no suelen corresponder con la depreciación efectiva de los activos;
las provisiones pueden no ajustarse a los verdaderos riesgos (hay provisiones dotadas en
exceso y otras en defecto);
recoge activos que carecen de valor real;
es posible la existencia de pasivos ocultos; y
puede haber activos no contabilizados.
Este podría ser un buen método si al valor obtenido le sumamos el importe del goodwill,
que tendremos que calcular de forma independiente. Ahora bien, presenta un inconveniente,
y es que no tiene en cuenta las expectativas de crecimiento ni de beneficios futuros de la
empresa. Por ello puede resultar un buen método (Rivero: 1990, p. 6) para calcular
...