ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Organigrama


Enviado por   •  4 de Abril de 2013  •  13.461 Palabras (54 Páginas)  •  342 Visitas

Página 1 de 54

Correspondencia Durante "Residencia en la Tierra"

PABLO NERUDA

De Pablo Neruda a Héctor Eandi

Rangoon, 11 de mayo de 1928.

Señor H. I. Eandi

Querido amigo: Quiero salir ahora de un estado de espíritu verdaderamente miserable escribiéndole en contestación a su valiosa y noble carta que he leído tantas veces con mucho placer. A medida que he ido viviendo he hecho más y más difícil mi trabajo literario, he ido rechazando y enterrando cosas que me eran bien queridas, de tal manera que me lo paso en preocupaciones pobres, en pensamientos escasos, influenciado por esas súbitas salidas, cuyo contenido voy reemplazando muy lentamente. Pensaba en su carta, en su significación tan amigable y tan digna, y me he sentido desvalido, cruelmente incapaz.

A veces por largo tiempo estoy así tan vacío, sin poder expresar nada ni verificar nada en mi interior, y una violenta disposición poética que no deja de existir en mí, me va dando cada vez una vía más inaccesible, de modo que gran parte de mi labor se cumple con sufrimiento, por la necesidad de ocupar un dominio un poco remoto con una fuerza seguramente demasiado débil. No le hablo de duda o de pensamientos desorientados, no, sino de una aspiración que no se satisface, de una conciencia exasperada. Mis libros son ese hacinamiento de ansiedades sin salida. Usted, Eandi, al preocuparse de mí con tanta inteligencia se acerca a mí más allá de la significación literaria, me toca usted en lo más profundo y personal. Tengo que abrazarlo, Eandi, debo agradecerle mucho.

[P. N.]

* * *

De Pablo Neruda a Héctor Eandi

Rangoon, 8 de septiembre, 1928.

Eandi, querido amigo: las fechas de estas cartas quieren decir para mi largo tiempo de horrorosa, solitaria e inerte vida. Qué hacer? Hallé su carta después de un largo viaje por Extremo Oriente, y lo juzgué a usted de nuevo inteligente y sensible en grado extremo, y su carta la única digna de contestar, y su amistad un privilegio. Así como con viejos amigos se hace, cada día he postergado mi obligación de escribirle pensando en esto como en un trabajo, en que por deber, hay que mostrar lo más profundo, el lado más legítimo, el más difícil de sacar afuera. Pero, verdaderamente, no se halla usted rodeado de destrucciones, de muertes, de cosas aniquiladas? En su trabajo, no se siente obstruido por dificultades e imposibilidades? Verdad que sí? Bueno, yo he decidido formar mi fuerza en este peligro, sacar provecho de esta lucha, utilizar estas debilidades. Sí, ese momento depresivo, funesto para muchos, es una noble materia para mí. Y esa adhesión literaria de su parte que conocí hace tiempo, y tan finalmente comprensiva, se refiere a lo interior de mi existencia, y me presta una incomparable ayuda.

Esto estaba diciéndole en mi carta inconclusa, y casi estoy satisfecho de esta larga interrupción. He completado casi un libro de versos: Residencia en la tierra, y ya verá usted cómo consigo aislar mi expresión, haciéndola vacilar constantemente entre peligros, y con qué sustancia sólida y uniforme hago aparecer insistentemente una misma fuerza. Quiere usted leer estas cosas que le acompaño? Resígnese, y sea una vez más mi auditorio ideal, y dígame sus reparos o el grado de su estimación. Eandi, si usted quiere publique alguna de estas historias por ahí donde mejor le parezca. Pero van en condición de ser estrictamente cambiadas por trabajos suyos, que le pedía en mi primera carta, que aún no me envía usted. No hallará usted sobre la tierra mayor atención para sus resultados, ni mejor voluntad de comprensión. Ahora con qué pagarle el Segundo Sombra que me mandó? Lo leí con sed y como si hubiese podido tenderme otra vez sobre los campos de trébol de mi país escuchando a mi abuelo y a mis tíos. Verdad que es algo grandioso y natural, algo conmovedor? Olor a extensión, a caballos, a vidas humanas, repetidos de una manera tan directa, comunicados tan completamente. Yo quiero pagarle este libro y le mando aquí esta fotografía del extraño Budha hambriento, después de aquellos inútiles seis años de privación. Yo vivo rodeado de miles o millones de retratos de Gautama en marfil, alabastro, maderas; se acumulan en cada pagoda, pero ninguno me conmueve como la de este delgado arrepentido. La otra la compré en Cambodge, y son tres de aquellas bailarinas maravillosas.

Ya nos veremos alguna vez, Eandi; no sé, pero quisiera ir a vivir a España .Mi existencia aquí es inhumana, imposible. Algún diario de Buenos Aires me pagaría correspondencias? Necesito de esto malamente, el diario de Chile que me contrató no fue capaz de cumplir, son una tropa de perros. [1]

Compañero, mi amigo: escríbame largamente, no tengo cartas de nadie. No deseo libros, sólo leo viejos libracos, pero quisiera revistas, periódicos. También Martín Fierro [2] , si vive.

No me olvido de abrazarlo al final de esta carta y a lo largo de la vida.

Pablo Neruda.

* * *

De Pablo Neruda a Héctor Eandi

S. S. “Merkara”

Bengala Bay

16 de enero, 1928 [3]

Amigo mío Eandi:

Tengo que decirle, huyo de Birmania y espero que sea para siempre. No voy muy lejos: Ceylán, distante para usted, para mí la misma latitud, el mismo clima, la misma suerte. Ahora, dentro de tres horas llegará un barco a Colombo. Vengo de Calcutta, dos meses de vida. Ahora, preparémonos al horror de estas colonias de abandono, tomemos el primer whisky and soda o chota pegg a su honor de buen amigo, Eandi. Beber con ferocidad, el calor, las fiebres. Enfermos y alcohólicos por todas partes. En la cabina de al lado, fiebre y Delirium T ... Tres alias de Assain. Hay que verle los ojos aI pobre joven gringc’, y quiere tirarse al mar cada cinco minutos. “Les ferumes soignent ces horribles malades de retour des pays chauds ». [4]

Esta es para agradecerle dos paquetes de periódicos que recibí en Calcutta. Dios se lo pague, y también la carta que me promete. Que venga esa carta, qué bien sitúa usted cada palabra! A mí me roe el sueño, la fatiga, el calor. No hago más cartas, no más versos, tengo humo en el corazón. Y veo tanto trabajo por ese lado, tantas batallas, para qué? En los periódicos

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (79.2 Kb)  
Leer 53 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com