PAHV PARA LA MEJORA DE LA CONVIVENCIA FAMILIAR
WPATITO27 de Mayo de 2013
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PAHV PARA LA MEJORA DE LA CONVIVENCIA FAMILIAR
INTRODUCCIÓN
Se plantea un PHVA para la mejora de la convivencia en el hogar, tomando en cuenta los aspectos fundamentales para ello. La familia es la unión de personas que comparten un proyecto vital en común, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad, afectividad, reciprocidad y dependencia. Inicialmente se trata de dos adultos que concretan intensas relaciones en los planos afectivo, sexual y relacional. El núcleo familiar se hace más complejo cuando aparecen los hijos, entonces la familia se convierte en un ámbito en el que la crianza y socialización de los hijos es desempeñada por los padres, con independencia del número de personas implicadas y del tipo de lazo que las una. Lo más habitual es que en ese núcleo haya más de un adulto y lo más frecuente es que ambos adultos sean los progenitores de los niños a su cargo, pero también hablamos de familia cuando alguna de esas situaciones no se dan.
PLAN DE MEJORA PARA MI HOGAR PARA UNA MEJOR COMUNICACIÓN ENTRE LA FAMILIA
A) PLANEAR
OBJETIVOS A CUMPLIR EN EL PROCESO DE MEJORA
1. Obtener la comunicación justa y necesaria para el fortalecimiento de un núcleo familiar, excelentemente constituido.
2. Realizar actividades en familia con el fin de crear un ambiente no de rutina, si no de convivencia.
3. Como padres dar ejemplo a los hijos dignos de que imiten y con ello fomentarles valores cristianos.
4. Como hijos rendir obediencia a sus padres, acatar reglas.
PROCESOS PARA REALIZAR EL ENFOQUE EN SI
Comunicación entre padres e hijos (Muy importante).
Conocimientos compartidos (tanto los padres aprendan de los hijos como y viceversa).
Establecer normas no tan rígidas.
Confianza pero siempre el respeto de por medio.
Dinamismo a la hora de convivir diariamente.
Creatividad (salir de la rutina).
B) ACTUAR
TEMAS LOS CUALES UTILIZARE PARA TRANSFORMAR LAS MENTES, PARA LUEGO LLEVARLO A LA PRACTICA.
El respeto hacia los demás.
La importancia de conocer de DIOS.
La biblia
La sexualidad (con padres e hijos ya adolecentes)
Socialización y culturización
La disciplina
Pautas educativas
La responsabilidad
C) HACER
IMPLEMENTACION DE PROCESOS
Comunicación entre padres e hijos (Muy importante).
Hablar de una buena comunicación significa sobre todo, sostener un estilo asertivo, es decir, expresarse de manera clara, directa, comunicando los propios deseos, así como prestando atención a las necesidades del otro. Comunicarse de manera asertiva, es expresar lo que verdaderamente “yo quiero, no quiero, puedo, no puedo, etc.” Es decir, exponer de forma abierta mis sentimientos o pensamientos de la manera correcta y sin causarle daño a nadie.
Cuando se llega a alcanzar una comunicación asertiva dentro del hogar, cada integrante aprende a dar a conocer sus posiciones y opiniones. A la vez se reconocen, se validan y se respetan las percepciones y emociones de los demás sin hacer diferencias, se trate de un hermanito pequeño, o el padre o la hermana mayor. Para alcanzar una comunicación asertiva dentro del hogar, los padres deben dar el ejemplo a sus hijos/as de diversas habilidades, entre ellas:
• Analizar nuestro propio comportamiento, pensamientos y emociones y responsabilizarnos de sus consecuencias.
• Reconocer que tenemos derecho a cambiar de parecer.
• Aprender a decir “no sé, no comprendo, no estoy interesado”.
• Despreocupación por “el qué dirán”.
• No hacer afirmaciones rotundas o radicales: todo, nada, negro, blanco, siempre, nunca. Aprender a decir “no” sin sentirnos culpables.
• Referirse a los comportamientos y no a la persona. Por ejemplo: “Puedes hacer eso con más cuidado” y no “sos un torpe”; “quisiera que me hicieras más cariño” y no “sos un grosero”.
Conocimientos compartidos (tanto los padres aprendan de los hijos como y viceversa).
Crear este ambiente de relación dentro del hogar, no es nada fácil. Se requiere de un continuo trabajo, paciencia y dedicación por parte de los padres. Los padres deben de dar el ejemplo, creando el clima adecuado que facilita la comunicación. Entre lo que podemos mencionar para lograr establecer una relación familiar equilibrada tenemos: el saber escuchar, el hablar con el corazón y la razón, manteniendo una actitud empática y asertiva, etc.
Dependiendo del grado de confianza, comunicación e interés que los padres demuestren y transmitan a sus hijos, habrá mayor acercamiento entre ellos. Esto les permitirá vivir en un lugar lleno de armonía, comprensión y compañerismo, en un ambiente de unión y afecto. En este ambiente, debe existir el respeto mutuo, cuyos valores se enraízan con el origen de las buenas relaciones, haciéndolo óptimo para el buen desarrollo de los miembros de la familia.
Las relaciones entre padres e hijos vienen a ser un intercambio comunicativo, social y emocional, y es indispensable que se dé en todo ámbito. Desde que el hijo nace, inicia la relación. Para que exista calidad, es necesario que los padres no tomen actitudes en criticar o emitir juicio, ni realicen comparaciones con otros. En vez de ello, se debe tratar de comprender la individualidad y características de cada uno, solucionar los diferentes problemas que se presenten, ante todo, escuchando, dialogando y comprendiendo las actitudes, corrigiendo según sea el caso que éstos presenten.
Al momento de entablar un dialogo con los hijos, es importante no evadir las preguntas o temas a tratar. Así cualquier duda que haya, será orientada y aclarada en el momento preciso, no dejando pasar las cosas o el tiempo para lograr solucionarlas o aclararlas. De tal manera no existirán lagunas, ni confusiones. Es importante tomar en cuenta que, al momento de dialogar con los hijos, se debe saber emplear los tonos de voz. Estos no deben ser fuertes o agresivas, mucho menos en tonos burlescos. Es adecuado siempre utilizar una voz en tono modulado, claro, armonioso, que transmita confianza.
Establecer normas no tan rígidas.
La familia, como todos los grupos, necesita de la colaboración y apoyo mutuo, así como de unas normas de convivencia y respeto. Estas normas se forman a lo largo de los años, a través, del proceso de convivencia, en la muchos de los casos ni se ha acordado con los hijos tener tal o cual norma, sino que desde los primeros días de su vida el niño ha vivido en ella.
Las normas surgen de los valores y costumbres familiares e implican el reconocimiento de unos deberes y derechos, de unas responsabilidades y prerrogativas.
Permiten evitar comportamientos que perjudican a la familia como grupo o a uno de sus miembros, al mismo tiempo que facilitan la convivencia, regulan la cooperación y ayudan a resolver los conflictos familiares.
Establecer normas asumidas por todos los miembros del grupo familiar facilita el sentido de satisfacción y felicidad de todos sus miembros, ayuda al crecimiento y desarrollo personal de cada uno de ellos y favorece el enriquecimiento de la familia como grupo en convivencia y cooperación.
Si los adolescentes han crecido de niños en un ambiente con normas y valores familiares asumidos por todos serán personas más autónomas, tendrán un mayor grado de autoestima y, sobre todo, serán más responsables en su trabajo y justas en sus relaciones sociales.
¿Qué actitudes debemos evitar?
• Imponer normas o sanciones sin explicarnos, sin dar las razones de nuestra conducta, sin expresar nuestros sentimientos ante los cumplimientos e inobservancias de esa norma, no es aconsejable; lo mejor, es que conozcan el porqué de nuestras exigencias, las razones que la hacen deseable (y volvemos a insistir, aún a pesar de que nos dé la impresión de que ellos no nos entienden, poco a poco irán asumiendo nuestros razonamientos.
• Las normas definidas deben ser coherentes tanto con el momento como con nosotros mismos. No se puede pedir lo mismo en todas las ocasiones, no se puede exigir una norma y no ser capaz nosotros mismos de cumplirla.
• Las advertencias, acusaciones, amonestaciones, sanciones continuadas no son educativas (pierden su poder) es preciso que vayan acompañadas de modelos, de oportunidades para conseguir su realización deseable (aunque eso suponga un esfuerzo de trabajo compartido con el adolescente por nuestra parte, eso que algunos dicen: "ponte tú con él y verás cómo lo hace").
Confianza pero siempre el respeto de por medio.
El secreto que un hijo confía al padre o a la madre debe ser como una piedra lanzada al mar. Se esconde en el fondo, nadie la ve, descubre, conoce. Sé siempre discreto, guarda en lo profundo del corazón el secreto de tu hijo. La confianza, una vez. Perdida, difícilmente se recupera.
Un joven comienza a desorientarse desde el momento en que pierde la confianza en sus padres. Mientras los hijos confíen en los padres, tendrán siempre una luz que los ilumine, una guía que los conduzca y, una brújula que los oriente.
La mejor escuela de la vida es el ejemplo de los padres.
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