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Pensadores Economicos


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2013  •  2.146 Palabras (9 Páginas)  •  439 Visitas

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CARL MARX.

La filosofía Marxista se divide en tres pilares, determinismo, libertad y moral.

EL DETERMINISMO Y LIBERTAD: Marx admite que la conciencia es la condición gracias a la cual el hombre puede conocer que existe una relación entre él y la naturaleza, entre él y los demás hombres: Admite que existe una relación dialéctica entre la conciencia y el ser, y que la conciencia es activa.

Y, sin embargo, no cesa de afirmar que el modo de producción (fuerzas productivas más relaciones sociales edificadas sobre la base de aquéllas), lo que Marx denomina infraestructura, determina y condiciona las formaciones sociales de la conciencia (institucionales, morales e ideológicas), lo que Marxs denomina superestructuras.

El materialismo dialéctico ha dejado centrado ya que el marxismo no es un puro determinismo y aún menos, y aún menos un economismo. Pero si el ser del hombre es actividad (libertad), también es pasividad. Los hombres hacen su vida, pero no la hacen en condiciones libremente escogidas por ellos: soportan (al menos parcialmente), condiciones que no han sido creadas. Hay, por consiguiente, una dependencia natural de las producciones de la conciencia respecto a la infraestructura, en cuyo seno se forma la conciencia. Estas formaciones de la conciencia, a su vez, pueden reaccionar sobre la infraestructura, pero solo dentro de los condicionamientos creados por la primera dependencia. En otro término, las superestructuras, aunque activas, no pueden romper solas, en cualquier forma y momento, las condiciones materiales que las han producido.

El hombre es libre, pero con una libertad condicionada. La conciencia es un elemento activo del desarrollo de la historia, pero no contiene en sí misma ese desarrollo. La conciencia es necesaria para que las revoluciones se realicen, pero solo cuando las condiciones materiales se han cumplido, es decir, cuando existe una contradicción entre un formidable desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales edificadas sobre la base del antiguo sistema de producción: cuando esas condiciones se han cumplido la conciencia revolucionaria se liga a la experiencia y a la realidad.

LA MORAL: En esta filosofía materialista de la historia y de la libertad la tarea ética del hombre se presenta como un imperativo: el hombre ha de liberarse de la alineación económica para generar su ser genérico. Pero los valores en cuyo nombre se emprende esa liberación nunca son trascendentes a la experiencia humana, sino inmanentes a la historia. Lejos de oponerse a la realidad (a la que servirían de modelos), se extraen de la realidad, sin separarse nunca totalmente de ella. Naturalmente, la conciencia del hombre siempre puede fabricar valores sin relación con la experiencia concreta: pero entonces la tarea ética que propone no esta ya caucionada por las condiciones materiales necesarias para su realización: es la moral-consideración o la moral-aspiración. Estas morales, además de ser puras especulaciones no orientadas hacia la acción, son ilusorias, pues la conciencia cree haber encontrado valores absolutos y eternos mientras que, en realidad, no ha podido m{as que absolutizar etapas históricas del proceso de producción del hombre (sobre el que la conciencia no puede adelantarse, ya que no es sino la conciencia del ser condicionado).

BASES DEL MARXISMO.

SOCIALISMO:

Ideología política que defiende un sistema económico y político basado en la socialización de los sistemas de producción, lo cual se oponía 100% a los ideales del capitalismo, cuyo principal objetivo era vivir en una sociedad sin clase para evitar injusticias del con más poder.

COMUNISMO:

Ideología política cuya concepción de ideales es que los recursos y medio de producción de la nación pertenezcan a la comunidad y no para los individuos, en teoría, estas sociedades permiten el reparto equitativo de todo el trabajo en función de la habilidad, y de todos los beneficios en función de las necesidades.

ADAM SMITH

Nace el liberalismo económico. Influido intelectualmente entre otros por Quesnay y David Hume, Smith escribe uno de sus principales libros “Acerca de la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones”, considerado “la Biblia” de la Economía Política. Smith venía observando el gran incremento de la producción de bienes que vivía Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII, en plena revolución industrial. Su pregunta no difería mucho de la de fisiócratas y mercantilistas: ¿de dónde sale la riqueza de una nación? Dos conceptos aparecen como respuesta, a partir de los cuales se construye todo un programa político que ha tenido repercusiones hasta nuestros días: la división del trabajo como fuente de productividad y el papel del mercado.

La productividad: Adam Smith sostiene que la productividad aumenta a medida que se incrementa la división del trabajo. La productividad, considerada como la capacidad de producir una cierta cantidad de bienes con un conjunto de recursos dados, será mayor si el trabajo se divide entre especialistas que cumplan funciones definidas. Si bien no lo vamos a reproducir aquí, es famoso el ejemplo de Smith sobre la fábrica de alfileres. A la división del trabajo, producida al interior de la fábrica, Smith la llama división técnica del trabajo. Si se demuestra que la división técnica del trabajo puede aumentar la productividad en un establecimiento, esto también puede ser cierto para una nación entera, razonaba Smith, denominándola división social del trabajo. Habría un ahorro de tiempo, y por ende más y mejores bienes. La riqueza de esa comunidad habrá sin duda aumentado con respecto a la de un hipotético mundo sin división del trabajo. También debemos recordar que Smith, en su faceta de filósofo y moralista, también observaba los efectos negativos de esta hiperespecialización en el trabajo que postulaba el Smith economista: él ya notaba y se lamentaba porque el operario se transformaba en el personaje de Charles Chaplin en “Tiempos Modernos”, un ser que realizaba durante muchas horas del día la misma monótona tarea, con la consiguiente pérdida de otras capacidades de la mente por desuso.

El mercado: en la visión de Smith, aquellos bienes provenientes de la división del trabajo se deben distribuir a través del intercambio del mercado. Existe una propensión natural a hacerlo, que proviene de las propiedades naturales del ser humano hacia “la razón y el habla”. Los seres humanos, que han producido y tienen en su poder los bienes en los

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