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Proceso De Internacionalizacion


Enviado por   •  24 de Octubre de 2013  •  2.250 Palabras (9 Páginas)  •  299 Visitas

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Telmex y Telefónica pisan el acelerador en Latinoamérica

Telmex, la empresa de teléfonos de México, ha traspasado sus fronteras nacionales. Pilotada por su ahora presidente honorario vitalicio Carlos Slim, en el último año ha protagonizado sonoras adquisiciones en todo el continente latinoamericano. Sus movimientos expansionistas no han dejado indiferente a Telefónica, la mayor operadora española de telecomunicaciones y líder en Latinoamérica. El duelo entre estos dos gigantes ha desatado una cadena de movimientos acción-reacción que amenazan con revolucionar el sector. La fiesta no ha hecho más que empezar.

A finales de 2003, Telmex lanzó una oferta por la división latinoamericana de la estadounidense AT&T, que quería retirarse del mercado hispano. La adquisición de esta compañía por 207 millones de dólares abrió a Telmex la puerta del mercado colombiano, chileno, peruano, brasileño y argentino. A principios de marzo, Telefónica contraatacó con la compra del cien por cien de la estadounidense BellSouth en Latinoamérica. De esta manera, el grupo español entraba en Venezuela, Colombia, Ecuador, Uruguay y consolidaba su posición en América del Sur y Centroamérica.

La operación de BellSouth supuso un golpe tremendo para América Móviles, la filial de telefonía móvil de Telmex, que hasta ese momento controlaba este segmento en Latinoamérica. La respuesta de la empresa de telecomunicaciones mexicana no se hizo esperar y lanzó una oferta a la norteamericana MCI por su participación en la brasileña Embratel, que presta servicios fijos de larga distancia y comunicaciones a empresas. Unos cuatrocientos millones de dólares fueron suficientes para cerrar la operación. Desde entonces, Telmex ha protagonizado otros movimientos en la región, como la compra de una participación mayoritaria en Net, la operadora brasileña de televisión por cable más importante del país; la adquisición de Chilesat, la tercera operadora de llamadas a larga distancia de Chile; y de Techtel, una compañía argentina de servicios de datos.

América Móviles también ha alcanzado acuerdos para comprar operadoras móviles en Brasil, Argentina, Ecuador, Honduras, Nicaragua y los últimos rumores apuntan a que estaría gestionando la adquisición de parte de los activos de Telecom Italia en el continente. Rumores a los que Jaime García Cantero, analista de IDC, no da demasiada importancia. “Aunque Telecom Italia ha ido deshaciendo posiciones internacionales, siempre ha considerado América Latina estratégica”. Sin embargo, dice, los últimos tres años y medio han sido muy difíciles para TI y todas las compañías con presencia en la región. “Si ha aguantado lo peor, ¿por qué vender ahora? Aunque quizá esté en mejor posición de vender en estos momentos que hace un año y medio. Estos rumores surgen periódicamente, y Telmex suele aparecer como compradora”. Ya que, “aunque Telmex no tiene presencia en todos los países de Latinoamérica, si tiene intención de convertirse en una compañía panamericana en el futuro”.

Una controvertida privatización

Más allá de si este último acuerdo llega a concretarse o no, todos estos movimientos ponen de manifiesto la marcada vocación expansionista de Telmex en los últimos tiempos. Detrás de este renovado espíritu se encuentra Carlos Slim Helú, el hombre más rico de América Latina, que en 1991 se hizo con el hasta entonces monopolio estatal de telecomunicaciones, Telmex, por 1.700 millones de dólares. En México, Slim es considerado una especie de Rey Midas. No en vano, ha conseguido amasar una fortuna valorada en 13.000 millones de dólares mediante la adquisición de empresas en problemas que luego entran a formar parte de su grupo industrial Carso. Actualmente, el imperio de Slim supone un 40% de la capitalización total de la Bolsa de México.

Los valiosos contactos políticos de Slim explican parte de su éxito. De hecho, la privatización de Telmex estuvo llena de controversia. Aunque el concurso lo ganó Slim, siempre ha planeado sobre él la duda de haber actuado como testaferro del entonces presidente del Gobierno mexicano, Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Este hecho nunca ha sido probado, pero lo cierto es que el proceso fue muy criticado en el sector.

A pesar de ello, el tiempo ha dado la razón al magnate mexicano. “La estrategia de Carlos Slim como dueño principal al frente de Telmex ha sido muy exitosa”, señala Enrique de la Garza Toledo, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UAM). A diferencia de otras empresas privatizadas, dice, Telmex logró superar sin problemas la crisis mexicana de 1995, consolidándose en el mercado nacional y extendiéndose a parte de EEUU y América Latina.

Telmex pasó de ser un monopolio estatal que apenas ganaba dinero a convertirse en una de las compañías de telecomunicaciones más rentables de América latina, gracias a dos cambios importantes. El primero fue que los ingresos pasaron a depender de los servicios telefónicos locales, en lugar de los de larga distancia nacional e internacional que habían predominado en la etapa estatal. “Este fue un vuelco muy importante que está relacionado con un impuesto que el gobierno mexicano le concedió a Telmex, llamado servicio medido”, señala De la Garza. Con este servicio, los usuarios pagan la tarifa normal del servicio telefónico y, además, la factura se va incrementando a medida que el número de llamadas sobrepasan cierto límite. “Los consumidores de servicios locales hemos financiado gran parte del éxito de Telmex”, afirma De la Garza. De hecho, la inmensa liquidez que genera Telmex en México -unos 1.500 millones de dólares anuales- ha sido utilizada por Slim para extenderse más allá del mercado local sin generar deuda. En segundo lugar, “la aceleración del cambio tecnológico supuso un incremento importante de la productividad”.

Además, a pesar de haber sido privatizada, durante seis años Telmex mantuvo su condición de monopolio gracias a la reglamentación del Gobierno. Por eso, cuando el sector se liberalizó, la compañía logró contener a la competencia, manteniendo el 80% de cuota de mercado. Los competidores no consiguieron prácticamente arañar negocio a la privatizada y se quejaron de que las tarifas de interconexión eran demasiado altas, hasta el punto de llegar a interponer una queja ante la OMC (Organización Mundial del Comercio) por supuestas prácticas monopolísticas.

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